Joaquín Castellanos, un hacedor…

Hoy 21 de abril se cumple un nuevo aniversario del nacimiento del Dr. Joaquín Castellanos, un ilustre comprovinciano, quién diera tanto por nuestra Patria y por Salta en particular, siendo gobernador en 1919.

Sin duda fue un hacedor de nuestra Patria, porque asumió con total civismo el sentido de defensa por nuestros ideales patrios, llegando hasta poner en riesgo su vida, durante  la revolución del 80 donde fue herido en una pierna, quedando por ello discapacitado de manera permanente; pero ni el dolor pudo amedrentar a este luchador, que firme en sus convicciones continuó con la misión de centinela, y como dice su hijo en la carta dirigida al Dr. Juan B. Terán (1933):

Triunfa desde entonces en él, como siempre el fervor por su patria.

Obras completas de Joaquín Castellanos (2000, p. 25)

 Este hecho tan penoso marcó su vida, porque se vio impedido de realizar algunas actividades, aún así su mente literaria dió rienda suelta a la palabra; y si bien ya de adolescente escribía, será la famosa obra «El borracho» la que le permitirá transmitir sus convicciones patrias, sustentado en el romanticismo literario, movimiento emancipador que llega al Río de la Plata, de la mano de Esteban Echeverría.

Esta obra causó gran discusión en el ambiente literario, no solo por su nombre sino por su contenido, ya que hablar de cosas mundanas, no estaban bien vistas para aquella época. Así que luego de su publicación, cambió su nombre por el Temulento, sinónimo de embriagado.

«Temulento es el hombre que habiendo bebido con algún exceso, se encuentra en un estado que ni es de la serenidad, ni de la embriaguez completa. En aquella situación en que se ven los objetos multiplicados, aunque no se ha perdido la razón y el buen sentido. Es propiamente temulento, lo que llamamos estar un hombre alegre.»

Aclaraciones del editor (1923)

Al respecto de este cambio el célebre escritor Leopoldo Lugones, responde por nota enviada al diario La Nación (1923), «… estoy disconforme con su nuevo título. Disconforme hasta hallarlo malo, no obstante su explicación, que, por lo demás, abona mi juicio. La prueba es que «El borracho» no requirió ninguna. El nuevo, «El Temulento», nada me dice. Es una voz erudita: latín puro, en suma; paralítica por desuso, debilitada por la sinonimia, cosa de academia que por ningún lado se adecua a un poema, tan grandemente popular, en el noble sentido de la palabra.

Independiente de esta discusión generada en aquella época y considerando sobre todo el contenido de la obra, «El borracho» habla de un cambio de mirada acerca de la realidad, aquella que la embriaguez nos puede hacer mover los pensamientos internos y generar un movimiento de alteración mental, en el buen sentido de la palabra, y como dice el refrán «los borrachos dicen la verdad«; considero que el autor, usó metafóricamente la palabra para dar rienda suelta a sus ideas acerca de la realidad social observada, una realidad que en determinados círculos era cerrada e hipócrita; y ciertamente esto hacía que la sangre le hierva, ante tanta desidia e inoperancia, para descargar a través de su poesía su mirada de un mundo convulsionado.


Las gentes viven en la santa gracia
de una mutua, perenne adulación;
sólo en los inconscientes hay audacia
para oponerse a la social ficción.

Los inconscientes muestran sin aliños
hipócritas, la humana realidad;
por eso son los locos, son los niños,
y son los ebrios que hablan de verdad.

Así El Borracho se convierte en un canto a la realidad, poemas que son memorizados por la urbe y que pasan de boca en boca, dando cuenta de su veracidad.


¡Corra el deleite para mí a raudales;
más que la tempestad temo la calma;
tormentas de placer sacudan mi alma
que harto conoce ya las del pesar!
¡Dadme el ardor de las pasiones locas,
dadme un edén de tropicales flores;
quiero aturdirme en frenesí de amores
y en un salvaje vértigo gozar!

¡Y ojalá gozáramos la vida y las ardientes pasiones fluyeran por nuestras venas, para que pudiéramos dejar la desidia que nos aqueja, para sacar a nuestra Patria adelante!

Es esa embriaguez a la que se refiere el poeta, al dejarnos movilizar con el elíxir de la vida cívica, porque si realmente queremos a nuestra Patria de pie, no nos queda otra que salir a pelear como argentinos.


¿Por qué soy débil y me arrastra el vicio?
¿Qué impulsiones atávicas sin nombre,
me empujan a una cima en la que el hombre
pervertido es más vil que el animal?
La bestia no se embriaga; recta y simple
encumbrarse al empíreo no pretende;
no se remonta, pero no desciende
a los más hondos límites del mal.

Pues es posible que seamos débiles, que nos acomodemos a las circunstancias, y dejemos que el otro haga por nosotros, ¿será ese el sentido de nuestra civilidad?

Y así el autor remata metafóricamente con esta estrofa:

¡Ah, yo también en las contadas horas
que en esta vida disfruté de calma.
gocé de esa embriaguez que siente el alma
cuando se tiene inspiración y amor;
hoy que yo mismo agoto mi existencia
en la agonía de un suicidio lento,
de vino estoy, por fuera, temulento;
por dentro estoy, borracho de dolor!

Pues sin duda estaba «borracho de dolor«, el dolor que le ocasionaba mirar la realidad circundante, y será eso que lo llevó a luchar profesionalmente, porque ya como abogado y congresista supo poner en palabra leyes, y defender con fervorosa pasión su sentir argentino.

Fue director del periódico El Argentino. Fue electo diputado de la legislatura bonaerense. Se doctoró en leyes en 1896 con la tesis “Cuestiones de derecho público”. Fue el primer docente de la cátedra de Historia Argentina y Literatura Americana Fue docente en Jujuy y en La Plata. En 1900 fue diputado en el Congreso de la Nación sin abandonar su carrera periodística ni literaria. Al ser electo gobernador de Salta, se dedicó fundar instituciones educativas y culturales; apoyó al actual corredor ferroviario Huaytiquina y diseñó proyectos que marcaron un hito en la legislación de la provincia: la creación del Departamento Provincial del Trabajo, el proyecto para el aprovechamiento del agua pública, y la llamada Ley Güemes que constituye a la fecha una de las más avanzadas muestras en materia de legislación social en la Argentina.

A través de este breve pero sentido artículo, queremos rendir un homenaje a un verdadero patriota, que a través de su pluma y palabra ha llevado en alto nuestro sentir argentino.

Agradezco a Diego Cornejo Castellanos, descendiente directo del mencionado autor, el material entregado, que sirvió de fuente fidedigna para elaborar esta nota.

Fuentes consultadas:

Publicado por Juana Manuela

Empresa destinada a la publicación de textos de difernetes géneros literarios, como así también a la difusión de nuestra cultura latinoamericana.

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