Por Daniela Leiva Seisdedos

La historia nunca es irrelevante, siempre deja enseñanzas, nunca muere como dijo el politólogo Francis Fukuyama en su libro “El fin de la Historia y el último hombre”, o ¿acaso está muerta la humanidad? La historia siempre impacta con nuestra realidad más temprano que tarde.
Quizás no sepamos mucho sobre la historia, no conozcamos los detalles, pero ahora, nosotros mismos estamos haciendo historia, la historia es maestra de vida. La historia nos permite encontrar nuestro lugar en la sociedad y hoy me convoca la Batalla de San Lorenzo que se incorporó a nuestra memoria colectiva desde siempre. El propósito de la historia consiste, precisamente, en sustituir los mitos por el conocimiento. Para ello, es preciso estudiar y, como le gustaba decir a Sartre:
“habituarse, si es necesario, a pensar en contra de uno mismo”
Sartre
Por 1810, la sitiada ciudad de Montevideo era el último baluarte español en el Río de la Plata. Las autoridades de Montevideo y su cabildo mantuvieron su fidelidad al Consejo de Regencia, que se acababa de crear en España, como reemplazo de las juntas centrales, ante el avance napoleónico en la península.
En esta ciudad estaba el principal apostadero naval de España en el Atlántico Sur, el cual no fue dato menor para la política militar de la Primera Junta, dado que la misma, carecía de flota. Por lo tanto la política adoptada fue sitiar a Montevideo por tierra.
El combate

Las fuerzas de San Martín se adelantaron, deteniéndose el 2 de febrero cerca de la posta del Espinillo, situada a 21 km al norte del Rosario, donde hoy se ubica la ciudad de Capitán Bermúdez. Los granaderos ingresaron por la puerta trasera al convento y tenían prohibido hacer fuego o hablar en voz alta. San Martín subió a la torre de la iglesia y ahí mismo diseñó el plan de batalla.
En el amanecer del 3, los granaderos ocupaban los patios ubicados del lado opuesto al río Paraná. A las 5 de la mañana 250 españoles desembarcaron al mando del capitán de artillería urbana Antonio de Zabala. No sospechaban nada, pero eran precavidos: marchaban en doble columna, a paso redoblado, con bandera desplegada en dirección al convento.

A las 6 de la mañana, la acción había finalizado. Había durado 15 minutos. Los españoles tuvieron 40 muertos, 13 heridos y 14 prisioneros, mientras que los patriotas 15 muertos, 27 heridos y un prisionero.
Curiosidades
En los actos escolares, una de las marchas a la Bandera dice “… a San Lorenzo se dirigió inmortal”. La estrofa es a duras penas una licencia poética, porque en San Lorenzo no se levantó ninguna bandera azul y blanca. Según se sabe, la primera vez que flameó nuestra enseña fue en la Batalla de Salta, ocurrida el 20 de febrero de 1813.
¿Sabías que el caballo bayo que montó San Martín durante el combate y que murió en el mismo, era un regalo del día anterior de un vecino de San Lorenzo llamado Alfonso Rodrigañez?.

¿Sabías que Juan Bautista Cabral era un soldado negro y que no era Sargento?
Más allá de leyendas, algo de verdad hay en la famosa anécdota protagonizada por Juan Bautista Cabral. El propio San Martín lo menciona en su parte de batalla, escrito debajo del célebre árbol de San Lorenzo, aunque en ningún momento reconoce su grado de sargento, como lo recuerdan las efemérides patrias.
¿Sabías que San Martín no pudo escribir el Parte del Combate por su luxación de hombro a causa de la caída de su caballo, y que el escribiente fue Mariano Necochea? Luego escribió una carta
¿Sabías que entre los prisioneros intercambiados luego del Combate había un lanchero paraguayo que se unió al Regimiento y fue su último Jefe?. El Coronel Félix Bogado.

¿Sabías que el lugar del Combate que se visita hoy en San Fe no es el actual “Campo de la Gloria”, sino que el mismo ocurrió unos doscientos metros más al norte, lugar que actualmente se encuentra edificado con casas?
Carta de San Martín luego de la batalla.
“Seguramente el valor e intrepidez de mis granaderos hubieran terminado en este día de un solo golpe las invasiones de los enemigos en las costas del Paraná, si la proximidad de las bajadas no hubiera protegido su fuga, pero me arrojo a pronosticar sin temor que este escarmiento será un principio para que los enemigos no vuelvan a inquietar a estos pacíficos moradores.
Dios guarde a V.E. muchos años. San Lorenzo, febrero 3 de 1813. José de San Martín
Fuentes
INSTITUTO NACIONAL SANMARTINIANO. Ministerio de Cultura de la Nación. Buenos Aires Argentina. Sitio web: https://sanmartiniano.cultura.gob.ar/