Por Emilia Baigorria

¿Hasta dónde figuran en sus romances los borrascosos días de la existencia de esta célebre escritora, como hasta qué punto su vida hállase entremezclada de la novela en que ella fue su principal protagonista? Pastor S. Obligado
El año 2016 conmemoraba el bicentenario del nacimiento de Juana Manuela, la heroína nacida el 15 de Julio de 1816.
Su nacimiento está registrado en Horcones, propiedad rural de su familia[1], próxima a Rosario de la Frontera, Provincia de Salta (Argentina) como Juana Manuela Feliciana Gorriti. Fueron sus padres Feliciana de Zuviría Castellanos y José Ignacio Gorriti, fue la séptima de ocho hermanos. Su padre tenía activa participación en las filas unitarias enfrentadas a Facundo Quiroga (caudillo riojano).

Eran épocas de provocaciones políticas entre los unitarios (a los que pertenecía su familia) y los federales liderados por caudillos.
Corría el año 1831 cuando toda su familia debió exiliarse en territorio boliviano llegando en primer término a Tarija, con el correr del tiempo y ya en La Paz Juana Manuela conoció al capitán Manuel Isidoro Belzú con quien se casó.
Hacia el año 1851 Belzú, hombre de la política intensa fue acusado de conspirar en contra del gobierno de ese momento, razón por la que tuvo que dejar su país y se asiló en Perú, Juana Manuela y las dos hijas lo acompañaron a pesar que la relación entre los esposos estaba lejos de la armonía. Era el segundo destierro para ella.

Belzú continuó trabajando en el exilio, rearmó el ejército, regresó a Bolivia y fue elegido presidente de la nación a la que gobernó hasta 1855. Juana Manuela no regresó con él, permaneciendo en Perú con sus hijas.
Fue en este país donde la inquieta Juana inició su actividad literaria la que tuvo continuidad en el tiempo y amplia producción. Comenzó colaborando con periódicos y revistas como El Correo del Perú, Revista del Paraná, La Revista de Buenos Aires, El Almanaque sudamericano, Revista Chilena y otros. Escribió relatos y novelas, la primera fue La quena publicada en el periódico El Comercio “considerada como la primera novelista sudamericana, Juana Manuela Gorriti visibilizó desde sus textos a sujetos subalternos de las sociedades latinoamericanas del siglo XIX como las mujeres, los indios y los negros.[2]

En Lima fundó el semanario literario El Álbum, más adelante La Alborada de Lima y en Buenos Aires. La Alborada del Plata.
También en Lima inauguró una de las actividades más importantes -tal vez por la vigencia- el salón literario con la convocatoria de escritores y artistas que dio lugar a las Veladas Literarias de Lima.

Sembraba Juana Manuela en esos encuentros, los pilares que debía sostener la mujer: los valores de la patria y el desarrollo de la nación. Fueron estas reuniones fuente de interés de la prensa limeña y países latinoamericanos. El inicio fue sin protocolo con la única intención de hacer conocer la nueva expresión literaria. Juana Manuela abrió las puertas de su casa para albergar a los concurrentes y también abrir un camino nuevo en la cultura, hecho que se replica actualmente en la ciudad de Salta en Las Tertulias de Juana Manuela.

Las veladas fueron un acontecimiento no solo literario y cultural sino también social promoviendo el debate de temas fundamentales entre ellos dos que en ese momento y al decir de Graciela Batticuore[3] eran “la reflexión sobre la función social, cultural y política de las mujeres y la conciencia americanista”.
Publicó también Sueños y realidades, Panoramas de la vida, El mundo de los recuerdos, La tierra natal, Cocina Ecléctica.



La escritora de Tacna Carolina Freyre de Jaimes, el escritor y poeta de Ecuador Numa Pompilio Llona y el poeta peruano Ricardo Palma fueron algunos de los muchos compañeros de rutas y actividades literarias.

Con Juana Manso, la inmensa maestra argentina, Juana Manuela protagonizó un hecho de profundo sentimiento y admiración dedicándole posteriormente unos sentidos versos.
La educación fue uno de sus objetivos principales traducidos en la fundación de una escuela primaria.
Su obra nos ofrece una sorprendente cantidad de creaciones literarias, entre ellas la que fue no solo su primera novela sino también la que inaugura la producción femenina del género en Latinoamérica.
Desde sus relatos que se publicaron en Veladas Literarias de Lima se perfilan rasgos característicos de un género que habitó en Inglaterra al promediar el siglo XVIII y comienzos del XIX, el gótico –dio lugar después al Romanticismo– y cohabitó en simultaneidad con el género fantástico, al que se puede definir hoy como el que cobija a historias que crean y nos llevan a mundos ficticios que rompen las leyes de la realidad ya sea con poder especial o con magia.[4]
Para la escritora y crítica literaria María Negroni, la literatura fantástica latinoamericana es una derivación de la literatura gótica. A ambas literaturas, la autora les atribuye la particularidad de encarnar una formar de resistencia «a las cárceles de la razón y del sentido común».[5]
Dos posturas críticas de prestigiosos intelectuales en relación a la literatura fantástica circundaban el universo literario, David Roas escritor y crítico español, tenía una mirada diferente a la que sostenía Todorov para quien lo fantástico no es rasgo permanente sino dura mientras persista la vacilación del lector frente al hecho sobrenatural y desaparece cuando este hecho es explicado .
En cambio para Roas el carácter extraordinario se convierte en la normalidad cuando altera lo cotidiano y lo racional y, más aún, permanece con esa característica
“cuando lo sobrenatural se convierte en natural, lo fantástico deja paso a lo maravilloso”.[6]
Un recurso fundamental del gótico es el miedo del cual observamos variantes como el temor, el horror o lo siniestro jugando el papel importante de las emociones sobre lo racional.
En el relato Un episodio en Moyobamba[7] que integra Peregrinaciones de un alma triste de Juana Manuela, la autora escribió “Causóme tal terror la idea de escalar y descender los precipicios de aquella extraña manera, que, arrostrando la fatiga, el fango y los reptiles, preferí marchar a pie”, en el cual se puede observar que la autora recurre al miedo extremo o terror en una determinada situación, el miedo era el requisito imprescindible del gótico.
También rozando lo insólito en el mismo fragmento se puede leer:
“Mi nueva criada me preparó un baño en un recipiente formado por el tronco ahuecado de un cedro”.
J.M. Gorriti
Desde este texto surgen las señales de luces y sombras entre el ambiente de lucha en la ciudad y el sosiego en la vida campestre.
El lenguaje hace una simbiosis con la atmósfera creada, hay un cierto tono de grandiosidad “valientemente”, “magnificencia”, “magníficamente”, “estrambótico”. Seguimos anotando que hay señales del gótico en la obra de Juana Manuela.
Un aspecto de importancia es el escenario ficcional del pasado, oscuro y cruel del gótico inicial que hizo una traslación a otros espacios como la ciudad y a lo que Marc Augé llama los no-lugares caracterizados por la indiferencia, la carencia total de identidad y hasta la frialdad automatizada a través de sistemas tecnológicos súper actualizados. Aquel monstruo imaginado del gótico se transformó en acciones y actitudes humanas concretas donde está presente el miedo de cada día. En Un episodio en Moyobamba el espacio ofrece un contraste notorio entre la ciudad que aquí no se describe pero tiene validez (por lo que no se dice) por la oposición tácita que hace notar escenas propias del lugar. Ya desde el título “Costumbres Primitivas” se anuncia la oposición ciudad – espacio áspero, pero únicamente en cuanto a la mirada de la geografía porque la descripción de gestos humanos muestran solo buenos actos.
En un fragmento de Peregrinaciones de un alma triste[8], “La partida”, Juana Manuela utiliza uno de los recursos del gótico como es el doble (10), recurso que si bien no indica dualidad en la personalidad realiza un desplazamiento de esa característica al plano material como son esos dos objetos que alcanzan importancia absoluta por el temor –otro recurso- de ser reconocida destacado por el gerundio “temblando”.
Los lugares suntuosos del gótico aparecen transfigurados en apacibles lugares “Allá, tras de esas verdes enramadas que parecen anidar la dicha…” o “Absorta en mis reflexiones, no advertía que el verde oasis donde estaban fijos mis ojos se alejaba cada vez más «.
Y el miedo presente, constante, en el viaje:
“Un reo escapado de capilla no teme tanto la vista de la justicia como yo en aquel momento la de un amigo” “… y mientras el bote que me conducía a bordo surcaba las aguas de la bahía, iba yo pensando, no sin recelo, en ese mal incalificable, terror de los navegantes: el mareo”.
J. M. Gorriti
Para percibir una relación entre aquel gótico y la literatura fantástica leamos “Una ciudad encantada”[9] texto que reúne el recurso del doble en las imágenes que observa el personaje ya sea por la fiebre antes referenciada a través de la voz narradora o por la evocación de una leyenda popular que circulaba en el lugar Cobija, cercano a Calama subyugando a todo aquel que dejaba su mirada:
«Vagando así el espíritu y la mirada, el uno en los místicos espacios de la vida moral, la otra en el movimiento tumultuoso del océano, vi surgir de repente, allá en el confín lejano del horizonte, y tras una roca aislada en medio de las aguas que semejaba el cabo postrero del algún continente desconocido, una ciudad maravillosa con sus torres, sus cúpulas resplandecientes, el verde ramaje de sus jardines y sus murallas, cuyo doble recinto coloreaba a los rayos del sol poniente». (p. 400-primer párrafo)
El viaje es una figura recurrente en Juana Manuela, tal vez como un sello de su vida personal. Ya sea desde estos relatos o del resto de su inmensa obra la autora marca constantemente la oposición de luces y sombras tanto en los personajes como en el paisaje.
Como conclusión queda decir que Juana Manuela alcanza la talla de heroína de la Patria por haber sobrellevado hasta márgenes extremos el peso de su tiempo histórico, al que no eludió de ninguna manera.

Fuentes:
- [1] Obras Completas (2016) Juana Manuela Gorriti, Veladas Literarias de Lima, Tomo IX, Edición de G. Batticuore, Eudeba: Bs. As.
- [2] Bellone, Liliana
- [3] Gorriti, Juana Manuela, ob. cit. Edición de Graciela Batticuore, pág. 22.
- [4] (Definición de lo fantástico).
- [5] María Negroni
- [6] Estrategias ficcionales de lo insólito
- [7] Veladas Literarias de Lima Pág. 262
- [8] Ob. cit. Pág. 391.
- [9] Ob. cit. Pág. 397/8.
- (10) “Temblando de ser reconocida entre tantos despabilados ojos, procuraba ocultarme bajo la doble sombra del velo y del abanico”

Qué interesante! Me encantó este artículo. Lo voy a usar en mis clases. Muy claro y completo. Justo hace muy poquito leí un libro de investigación de una Universidad de Córdoba donde se analizaba su obra en clave gótica. Me fascinó. Quise compartirlo en redes y se me traspapeló. Ya lo encontraré e intentaré subirlo. Queda mucho por aprender y difundir de Juana, qué mujer valiente y talentosa!
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