Por Emilia Baigorria

Hoy se cumple un nuevo aniversario del natalicio del escritor Julio Cortázar, el distinguido escritor argentino, y como se trata de recordar un cumpleaños, van estas líneas para mostrar pinceladas de su vida personal porque su obra literaria merece toda la distinción y análisis.

Su nombre fue Julio Florencio Cortázar, nació en Bruselas, Bélgica por el trabajo diplomático de su padre, el 26 de Agosto de 1914. Su familia vivió en Bélgica, Francia, España. En 1918 regresó la familia a la Argentina radicándose en Bánfield.
Muy joven, el futuro escritor, se graduó de Maestro Normal en Letras y comenzó sus estudios superiores. También se graduó como Traductor Público de Inglés y Francés y en 1949 comenzó a publicar sus primeros textos con el seudónimo de Julio Denis.
Trabajó posteriormente en la Cámara Argentina del Libro mientras colaboraba en prensa con traducciones de artículos y relatos. También fue traductor para la UNESCO y algunas editoriales.
Formado como docente trabajó en la escuela secundaria en la localidad de Chivilcoy donde padeció intrigas políticas y fue acusado de comunista. Posterior a ello fue designado profesor en la Universidad de Cuyo en Mendoza donde dictaría en dos cátedras Literatura Francesa y en otra Literatura de Europa Septentrional. Hacia allí se fue y vivió en Godoy Cruz.
Vivió un tiempo maravilloso, increíble como contaba en carta a sus amigos de Buenos Aires, dictaba sus materias y era altamente apreciado y admirado. Pero un día todo cambió, se avecinaban nuevos tiempos políticos y la Universidad no se mantuvo independiente y cedió a la intrigas, rumores y mentiras. Llegó entonces el triste momento de su partida de Mendoza.

Llegó el año 1949 en el que publicó por primera vez con su verdadero nombre el poema Los Reyes.
En 1951 viajó a París por una beca del gobierno francés y allí publicó Bestiario su primer libro de cuentos. Se inició así una relación especial con esta ciudad.
En su escritura fue un innovador tanto en el cuento como en la novela desde la ruptura de la linealidad temporal.

No solo incursionó en el surrealismo sino también en el realismo mágico. Integró junto a Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes el llamado “Boom Latinoamericano” por la estructura editorial. Todos estos conceptos se analizarán oportunamente. Cultivó muy buena amistad con el escritor mexicano Octavio Paz.
También fue amigo de Alejandra Pizarnik a quien la presentó en el ambiente literario de París. Cuando la poeta se interna por sus problemas psiquiátricos, escribió a Cortázar haciéndole saber de su situación. Eran otros tiempos, el de la comunicación epistolar pero una carta tardaba tres meses en llegar, y en el caso de Alejandra, la desesperación crecía.
La palabra de Julio Cortázar anhelaba el diseño de la identidad latinoamericana.
En 1945 publicó su cuento Casa Tomada a la que la crítica consideró una metáfora del país y se confirmaba así que el escritor era antiperonista, circunstancia que él mismo negó sorprendido de la lectura que desprendían de su obra. Su compromiso social no supo de alianzas políticas sino de la fuerza interna de contribuir al despertar de los pueblos e independizarse de opresiones e injusticias. En la guerra mundial se pronunció contra los nazis, en la de España estuvo a favor de los republicanos en contra de los franquistas. Estuvo también comprometido con los postulados del “Mayo francés”.

Fue su propia palabra la que expresó en diversas entrevistas que no tenía filiación con partido político alguno sino que su militancia era libre y su lucha se encauzaba contra las maquinarias de sometimiento.
Se unió a las luchas de las sociedades latinoamericanas como la cubana, a la que acompañó por primera vez en 1972 o a la nicaragüense, a la que se sumó en tres oportunidades, la primera fue en compañía de Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez. En su tercer viaje encontró a Nicaragua liberada de la dinastía que sometió por décadas al país. La experiencia nicaragüense era fundamental para mostrar a los pueblos que pueden liberarse de la injusticia. La militancia de Julio Cortázar era a partir de la más estricta realidad.

Tuvo tres amores intensos. Su primer matrimonio fue con la argentina Aurora Bernárdez, su esposa, con quien vivió una primera etapa de 14 años. En segundo lugar, formó pareja con la lituana Ugné Karvelis; con quien compartió alguna actividad política. Su segundo matrimonio y tercer amor fue con Carol Dunlop, joven estadounidense de quien dijo fue su verdadero amor, con ella viajó a diferentes países, fue una relación que duró doce años y terminó con la muerte de ella en 1.982, situación que afectó sobremanera al escritor. Aurora Bernárdez, quien fuera su primera esposa, volvió a su vida y permaneció junto a él hasta su muerte en 1.984 en París.
“Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” decía Cortázar desde su ingenio especial, frase que perduró hasta hoy haciendo gala de su pensamiento profundo. O “Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte”, Otra: “Cómo cansa ser todo el tiempo uno mismo”.
Adoptó la ciudadanía francesa en 1981 en repudio al régimen militar de Argentina de esos años, sin renunciar a la ciudadanía argentina.
En 1984 recibió en nuestro país el Premio Konex de Honor en Letras en reconocimiento a su inmensa trayectoria.
Hay tanto más para decir de su tránsito personal que es infinito como su obra literaria.
