Rosa Tavarez, maestra viviente del arte dominicano

Por Hilda Palermo

Si pensamos en el arte caribeño y, en especial, en el arte dominicano, el primer nombre que nos viene a la memoria es el de Rosa Tavarez, distinguida artista del pincel y del grabado.

Nacida en Santiago de los Caballeros, República Dominicana, se inició en el arte en la escuela de Bellas Artes de Santiago, prosiguiendo sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Santo Domingo, teniendo entre sus profesores al gran Jaime Colson. Realizó estudios especializados en New York, Colombia y Chile.

Su larga trayectoria profesional como artista ha sido combinada con la docencia en la Escuela Nacional en las áreas de dibujo, artes gráficas y pintura, por más de 35 años, llegando a ser su directora en varios períodos.

También impartió la docencia en establecimientos privados como la Escuela de Altos de Chavón, la Romana, afiliada a la Escuela Parsons, y en la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM.

Es fundadora del Taller de Grabado de la Escuela Nacional de Bellas Artes y también la Casa del Grabado, centro especializado en el rescate, investigación, protección y motivación del grabado y las artes gráficas.

Su obra se encuentra en las mejores colecciones privadas de los Estados Unidos de América, en España, Francia, Italia, Puerto Rico, Costa Rica, Haití, Chile, Brasil, Taiwán, Irak, Nicaragua, Bélgica, OEA, Panamá, así como en los grandes museos como exposición permanente en los museos de arte de Cuba, México, Estados Unidos, BID, Londres, Bogotá.

Ha recibido numerosos premios y reconocimientos por la calidad de su obra, el colorido, el sentir caribeño, entre ellos la Medalla al Mérito por sus 35 años de labor docente, el reconocimiento de la Universidad Iberoamericana por su labor docente, la denominación de una sala de exposiciones de la Cámara de Diputados de Santo Domingo y el Premio Nacional de Artes Visuales.

Participa en exposiciones colectivas en su país y en el exterior, sin contar las exposiciones individuales en museos y galerías del Caribe y Europa.

El Perú tuvo el privilegio de admirar su obra en la Municipalidad de Miraflores en Lima, en la galería Borkas y en la Universidad de Arequipa, obteniendo numerosos elogios de críticos de arte y de prensa en general.