El tejedor de Taquile, Puno

Por Hilda Palermo

En la isla peruana de Taquile, Puno, el hombre que no teje no es considerado como hombre, debe ser un experto tejedor por que el tejido es un signo de masculinidad, es un signo de valoración. Taquile es una isla de paja, pequeña, a orillas del Lago Titicaca, en la frontera de Perú – Bolivia , está habitada por cerca de 1500 personas y se comunica con la ciudad de Puno en un viaje en lancha de masomenos 3 horas.

La ocupación principal y medio de sustento de sus habitantes, es el tejido de prendas de lana de oveja usando las espinas del cáctus como palos de tejer.

Las labores principales son efectuadas por las mujeres que pastorean a las ovejas mientras los hombres tejen. Una de las prendas de mayor venta son los chullos o gorros altos de lana, con dibujos multicolores.


El chullo en esta sociedad, es un signo cultural, indican su estado civil, algunos muestran sus aspiraciones o sus estados de ánimo.

Esta población estaba casi aislada hasta 1950, son seis comunidades que se dedican a la agricultura en terrazas, pastores de ovejas, gallinas y cerdos, son pescadores en el lago Titicaca y se rigen todavía por los proverbios quechuas de ama sua, ama llulla y ama qhella (no robar, no mentir y no ser vago).

En los años 70 recién son incorporados al circuito turístico, mejorando su calidad de vida. Se empezó a practicar el turismo vivencial donde el visitante se aloja en una casa del pueblo, van a trabajar con ellos, comen la comida del lugar, especialidad la trucha frita con arroz y papas, y luego el té de menta.

El año 2005, la UNESCO declaró a los textiles de Taquile, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, rindiendo homenaje a los más de 500 años de tradición textilera con raíces en los pueblos inca, pukara y colla.

El chullo, prenda insigne, al parecer, llegó con los españoles en 1535, pero en la forma en que los conocemos ahora, sino que, los ancianos han contado a sus descendientes que los españoles tenían unos sombreros blancos con orejeras, pero no tenían símbolos como si tiene el chullo.

A los niños varones se les enseña a tejer a partir de los 5 años de edad, la tradición es que el primer chullo que teja tiene que ser blanco, después ya usará colores que se extraen de las plantas y minerales locales. Es un proceso muy lento y laborioso, el tejido de un chullo demora casi un mes por lo difícil de los dibujos.


El chullo también sirve para armar matrimonios, las chicas eligen a sus compañeros de acuerdo a su habilidad para tejer con agujas delgadas o con alambres, el secreto es que el tejido del chullo debe ser tan apretado que permita llenarlo de agua.

Si bien los tejidos no son iguales, la iconografía es la misma, igual que los colores.
Mientras los varones tejen los chullos, las mujeres tejen los chumpis o fajas que le entregan al novio el día de la boda, son cinturones muy coloridos, los diseños son muy personales y, en algunos casos, incluye cabellos de su madre. Sus diseños son únicos, llevan las características de cada familia y región de la isla.

El tejer es una tradición que no están dispuestos a perderla.

Publicado por Juana Manuela

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