Caminata por la estación

Por Pachula Botelli

Habíamos salido de caminata por el estación….pal verano salíamos de noche pero para esta época de los fríos más antecito.

Siempre era los miércoles, los días en viajaba la gente «se van a Buenos Aires», era el Cinta del Plata. Mucha gente viajaba; y andaba el guarda meta mirar si habían subido los equipajes y la gente.


Los almacenes y negocios del barrio están abarrotados de clientes que venían a tomar los distintos viajes que habían en esos años. Estaba el que iba para el sur de Valle de Lerma al pueblo de Alemanía, pasando por Cerrillos, la Merced , el Carril y luego Coronel Moldes…adonde está el Dique Cabra Corral y así seguía hasta fin de la vía en la quebrada de las Conchas, Alemanía.

Hay una canción bien linda de Manuel Castilla y Patricio Jimenez de ese pueblo.

Solíamos ir con mi mama a visitar parientes al Carril; y volvíamos taquiau de mercaderías, hasta gallinas traíamos, era el coche motor.

Pasaron los años y con mis nietos salgo a rememorar esas caminatas, está todo cerrado y abandonado, pero por ahí se abren unos portones que tienen los accesos y nos metemos para ver los vagones abandonados, esos de cola donde iba el guarda.


De pronto suena la vieja campana y aparece un guarda siglo XXI y nos invitan a recibir a los nuevos trenes. Unos coches motores raros con dos trompas, cortinas nomás, de unos tres o cuatro tramos, un solo chorizo.

Entran los trenes nuevos que vienen de Güemes y de Campo Quijano, dos localidades que están en puntas diferentes del Valle de Lerma. Son los Trenes Argentinos (como se llaman ahora, que abrieron estos tramos).

Una maravilla la cara de mis nietos al ver a esos bichos celestes, el sonar de la bocina, el ruido de los poderosos motores, el gentío, las manitos agarraditas, de emoción y susto. ¡A mi salta el corazón!

Ya estamos planeando salir a yusquiar cerca nomas, con ellos. Y de paso gritar al viento de alegría y emoción por la vuelta de los trenes, sobre todo cuando pasemos por el túnel del cerro del Río Mojotoro y recordemos los viajes de mi viejo con Jaime Dávalos saliendo de Salta como linyeras a los 15 años.

Al volver a la casa no pararon un buen rato, contando el paseo y caminata.

Me fumé mi pipa, una cachimba vieja del Coco, mi viejo, y me puse a escribir esto que les cuento.

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