
El día 3 de Junio de 1770 nace en la ciudad de Buenos Aires, ex Virreinato del Perú, Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano. Su padre, Domingo Belgrano Pérez, fue un comerciante genovés arribó al territorio en 1751 y se casó en 1757 María Josefa González Casero, proveniente de una familia tradicional de Buenos Aires, con quien tuvo once hijos.
Belgrano inició sus estudios en el Real Colegio San Carlos. Entre 1786 y 1793 se asentó en España, donde estudió Derecho, graduándose con medalla de oro.

La casa donde vivió y falleció el general Manuel Belgrano, estaba situada en la calle de Santo Domingo, sobre las actuales avenida Belgrano, y las calles Defensa y Bolívar en CABA. Pero lamentablemente fue demolida en el año 1909. (Foto del Archivo General de la Nación)
“(…) El general era de regular estatura, pelo rubio, cara y nariz fina, color muy blanco, algo rosado, sin barba, tenía una fístula debajo de un ojo (que no lo desfiguraba porque era casi imperceptible), su cara era más bien de alemán que de porteño, no se le podía acompañar por la calle porque su andar era casi corriendo, no dormía más que tres a cuatro horas, montando a caballo a medianoche que salía de ronda a observar el ejército, acompañado solamente de un ordenanza (…)”.
Descripción física de Belgrano por su amigo José Celedonio Balbín
En su juventud, Manuel Belgrano siguió las ideas de su generación, impulsadas por la Revolución Francesa: «Se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos que impedían al hombre disfrutar de sus derechos».
En 1794 regresó a Buenos Aires con el título de abogado y con el nombramiento de Primer Secretario del Consulado, otorgado por el rey Carlos IV. Desde ese puesto, se propuso poner en práctica sus ideas: fomentó la educación capacitando a la gente para aprendiera oficios y pudiera aplicarlos en beneficio del país; creando además las escuelas de dibujo técnico, de matemáticas y de náutica. También fomentó la industria y la ganadería.
«La importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación».
Sin dudas fue un hombre que defendió los intereses de la Patria con honor y orgullo, poniendo su vida en juego, en cada batalla que libró en defensa de sus ideas libertarias.
Pero además nos bautizó como nación independiente y soberana, creando nuestro símbolo nacional: la bandera
“Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”
Qué mejor que recordar a este hombre de la Patria con una poesía de la escritora Lourdes Zalazar, de su libro: Belgrano, el abanderado de la libertad.
VEINTE DE JUNIO, por Sergio Garione
Veinte de junio de mil ochocientos veinte.
En la revuelta Buenos Aires
se suceden gobernadores e intereses.
Y en un frío lecho,
arropado en olvido,
Manuel Belgrano agoniza.
Él, que pensó una Patria
más libre y más justa,
él, que esgrimió la idea por convicción
y la espada por necesidad,
él, que nos dejó como herencia
el vuelo de una bandera,
muere solo, pobre y en silencio.
Ya la gloria de Tucumán y Salta
es solo bruma en el ayer
y las Provincias Unidas se encaminan
hacia las guerras fratricidas,
hacia los ríos de sangre derramada
por montoneras, caudillos y lanzas.
Y Belgrano, que muere olvidado
aún sufre por su Patria,
aún piensa en ella
como en la amante esquiva
que, insaciable, todo le pidió
a él, que nunca midió la entrega.
Veinte de junio de mil ochocientos veinte.
En la tarde plomiza
el alma de Manuel Belgrano
se hace bandera…
eternamente.
Fuentes consultadas:
- Nacimiento de Belgrano
- Cultura.gob.ar
- Felipe Pigna: sitio elhistoriador.com.ar
