El aire que respiro…

Por Olivier Pascalin

Todo comienza con la respiración, la del Universo, la de la existencia. Es rítmico, regular, inmutable.

En la inhalación y exhalación del Universo reside la noción misma de karma. Acción, reacción. Lo que emitimos al Universo regresa a nosotros, en esta vida o en otra, no olvidemos que cada pensamiento, cada acción, cada sentimiento es un respiro de nuestro ser interior.

De esta manera emitimos vibraciones al Universo, creando nuestro propio karma.

¿Cómo? Cada vez que actuamos, tomamos una decisión, pensamos o sentimos algo, producimos karma.

Imagina cada pensamiento, cada acción, cada palabra como una gota de agua. Cada uno de ellos parece insignificante, casi intrascendente, pero considérelos como un todo. Son estas gotas de agua, combinadas, las que forman los océanos.

Asimismo, cada acción, cada pensamiento, sí cada palabra, contribuye a crear nuestro propio océano de karma.

Este océano, con el tiempo, crea el legado de nuestra alma, su huella en el Universo. Muy a menudo, en nuestra mente hablamos del karma bueno y malo como si estuviera ahí para castigarnos.

Karma no es un juez despiadado, más bien es un maestro, un guía. Está ahí para mostrarnos que nuestras acciones tienen consecuencias, para ayudarnos a comprender la importancia de nuestras elecciones.

Cada experiencia, ya sea placentera o dolorosa, es una oportunidad para aprender y crecer. Es el karma el que nos permite disfrutar de la alegría, superar el dolor, perdonar los errores y celebrar los éxitos.

Desde esta perspectiva muy mia, cada respiración que tomamos es una oportunidad para crear karma positivo; cada momento es una oportunidad para elegir la bondad, la empatía, la gratitud; cada pensamiento, cada palabra, cada acción es una oportunidad para crear energía positiva que impregna el Universo.

En última instancia, comprender el karma es abrazar la profunda sabiduría del Universo, al respirar profunda y conscientemente, descubrirás una nueva verdad.

Porque el Universo está lleno de misterios, como vuestras otras vidas. Nuestra alma no se detendrá en esta existencia, irá más allá. Es una chispa divina dentro de nosotros, que nunca muere.

Cada vida es una preciosa oportunidad para aprender, crecer, amar y comprender la esencia profunda de la existencia.

A través de estas vidas, aprendemos compasión, paciencia, valentía, resiliencia, amor incondicional y muchas otras lecciones que moldean nuestra alma y nuestra comprensión del Universo. Sin embargo, los recuerdos de estas vidas pasadas no siempre son accesibles a nuestra conciencia.

Sin embargo, estas vidas han dejado huellas indelebles en nuestras almas. A veces se manifiestan en forma de intuiciones, déjà vu, talentos, atracciones y repulsiones inexplicables.

A veces nos encontramos con personas que nos parecen familiares, como si las conociéramos desde siempre. A menudo se trata de pistas de nuestras vidas pasadas que han impregnado nuestra alma.

La reencarnación es un poderoso recordatorio de nuestra conexión con el Universo, una afirmación de nuestra naturaleza divina y eterna.

En resumen, la reencarnación no es simplemente una teoría sobre lo que sucede después de la muerte. Es una perspectiva poderosa que da un profundo significado a nuestras vidas.

Nos recuerda que somos chispas divinas que hemos elegido la experiencia humana para aprender, crecer y amar.

Publicado por oberlus1954

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