Por Jorge Triviño Rincón

Lo femenino, es en realidad la verdad trascendente. El universo, es un útero, donde se gesta el universo. La religión reconoce esta verdad al vestirse con sotanas.
La sociedad debe rendirles tributo, ya que en su seno divino se gesta la vida. La sangre que inunda las arterias del niño o niña que está en su vientre; también el alimento que ingiere, se convertirá en el bolo alimenticio.
Las ideas, pensamientos, sentimientos e ideales que surgen de la madre, son los primordios de las futuras ideas, pensamientos, sentimientos e ideales que llevará el hijo como una impronta divina. Cada genio musical, cada pintor, escultor, o creador en cualquier orden, se genera en ese vientre que dará a luz a la nueva criatura que abrirá sus ojos asombrados ante la maravilla de la creación.
Todo desarrollo de cada país, se debe al acendrado amor de las madres, a su caridad, a su arrojo y valentía; a sus nobles y elevados pensamientos.

La sociedad tiene el deber de dar amor y más amor a cada mujer, y cuidarla como el tesoro que representan. Las más grandes naciones del planeta, deben hacer énfasis en la protección de tan bellas como delicadas criaturas. La aparente fragilidad que tienen, no es fragilidad, es el Alma Divina que se manifiesta con candor y con belleza. Ellas son como la mariposa que vuela con delicadeza y donosura surcando el aire, buscando la miel en cada flor que liba, y se va dejando el delicado sentir en nuestros ojos que se llenan de armonía al verlas danzar por los aires.
La Divinidad les dio el poder maravilloso de incunar en su vientre a un nuevo ser que podrá conocer la maravilla de este universo manifestado que es Dios vestido de luz y de materia.
Les comparto el siguiente poema y les doy mis más sinceros agradecimientos por su existencia.
¡Feliz día de la mujer!
CANTO A MI AMADA

Por ti mujer—, vaso de jade,
ánfora de luz, y piel de estrella,
sonido de bronce, canto de la tierra—,
por ti, candorosa doncella,
he satisfecho el misterio
del fuego y de la vida,
en el cáliz Divino del amor.
Me has enseñado,
que cada corazón ardiente,
es una flámula del alma,
lámpara corintia,
cálida vírgula,
corona de sol,
juguetona y traviesa.
Por ti, mujer,
aroma de olivo, perfume de citronela,
ondina francesa, rubor de madrugada,
mujer de cereza, de pomarrosa,
de durazno, de cilantro, de caña
de bambú, de saúco, de higuera;
han roto el silencio,
el tordo y el coclí,
a las seis de la mañana.
Tras de ti, gacela solitaria,
mi alma ha trasegado
todas las fronteras.
Te conoció cuando el universo,
era una tímida rosa
en la cruz de cristal
de la materia.
En ese tiempo, estabas
buscando vestido
para cubrirte el alma;
entonces soñabas con ser princesa,
y te habías forjado la ilusión,
de tener un palacio de jaspe,
con almenas de esmeraldas,
rubíes y diamantes,
con un puente levadizo,
de roble, de laurel y de fresno.
El dragón que debía protegerlo,
aún no había nacido.
El bosque de pinos,
de helechos, y de baobabs,
no lo habían sembrado aún
los gnomos, y el señor de los vientos.
Los hombres éramos proyectos
en la mente del Inefable.
Desde ese instante,
me enamoré de tu espíritu,
vagaroso y penetrante,
de límpida mirra y albaricoque.
Te manifesté que sería,
un alcor en tus viajes,
oh peregrina de ensueño.
Te ofrendé protección
cuando tuvieras miedo;
te conservé mi calor,
para cuando tuvieras frío;
te prometí mi regazo,
cuando tuvieras sueño,
y te consagré mi amor
cuando necesitaras compañía.
Oh, mi amada,
cuerpo de mariposa,
que a la hora del poniente,
escuchas las voces de los grillos,
de los gorriones y de las golondrinas:
¡Detén el vuelo!
Espérame.
En la luz inmaculada y Divina,
una sola alma, seremos.


¡Que sensibilidad! un verdadero sentido homenaje. Gracias
Sil Valdez. Enviado desde Outlook para Androidhttps://aka.ms/AAb9ysg ________________________________
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Mil gracias. Realmente es una verdad incuestionable. Recibe un cordial saludo.
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