Hemos perdido el silencio y el grito

Por Roberto Espinosa

Su espíritu se sacude con cada gesto de amor. Se ríe con gravedad. Ante cada pregunta o comentario, parece iniciar consigo mismo una suerte de diálogo interior, mojando por momentos los pies de su memoria en el Leteo (el río del olvido).

Los 92 años de Ernesto Sábato se emocionan con la modorra del tiempo en el monte santiagueño. Su corazón se turba cuando Miguel Angel Estrella libera desde el teclado los pájaros de Juan Sebastián Bach en Vinará, ese caserío cercano a Las Termas donde el pianista tucumano pasó los primeros años de su vida.

Ernesto ha viajado a Vinará porque quería rendir un homenaje a su amigo. “Quise venir a este lugar donde fuiste niño a hablar con los chicos sobre la esperanza”, le explica al llegar a la antigua casona de Música Esperanza y le anticipa a Estrella que luego le leerá un texto que escribió para él.

Un remolino de jóvenes se disputa un saludo del maestro.

“Les pido que cuiden celosamente los dones que melancólicamente admiro en ustedes. Uno de ellos es el tiempo sereno en que transcurre la vida. Me recuerda a mi infancia… Porque entonces el tiempo era para los hombres, se lo gustaba despaciosamente, como los mates que uno a uno se pasaban…”

Pero luego vino aquello de que ‘el tiempo es oro’ y los hombres se largaron al vértigo. En el vértigo no se dan frutos ni se florece. Lo propio del vértigo es el miedo.

El hombre adquiere un comportamiento de autómata, ya no es responsable, ya no es libre ni reconoce a los demás”.

Ernesto Sábato

Un intruso

Un mosquito travieso se interesa por sus anteojos. Ernesto Sábato no se amedrenta y, tras un rumor de protesta, con un veloz gesto ahuyenta al intruso vinaraqueño.

“Ya nadie anda a paso de hombre. ¿Quién de nosotros, allá en Buenos Aires, camina lentamente? Pero el vértigo no sólo está afuera. Lo hemos asimilado a la mente, que no para de emitir imágenes, como si ella también hiciese zapping; y quizá la aceleración pueda haber llegado al corazón que late ya con urgencias para que todo pase rápido y nada florezca. Estúpidamente creemos que este vértigo es una gran oportunidad. Pocos se atreven a saltar afuera. Tampoco sabemos ya rezar, porque hemos perdido el silencio y también el grito”, asevera con firmeza.

Ernesto Sábato

Ecos beethovenianos y heroicos sobrevuelan sus pensamientos. “Me han dicho que los jóvenes son quienes sufren el aislamiento, la falta de oportunidades, su separación de lo que sienten importante y grande. Y esto es así, doloroso, porque poder amar y crear,poder trabajar y cuidarse unos a otros son derechos inalienables de los seres humanos, criminalmente quebrados en nuestra patria, que fue una de las más ricas del mundo y hoy yace en el abandono y la miseria”, afirma el escritor.

“La vida de quienes nos rodean, la vida en el mundo ha de abrazarse como la tarea más propia y hay que salir a defenderla con la gravedad de los momentos decisivos”, asevera con énfasis.

Ernesto Sábato

Apuntes vinaraqueños

DESDE EL ALMA.- Las manos de Estrella insinuaron un vals en el piano. “Desde el alma” fue ganando el recinto. Elvira González Fraga, secretaria de Sábato, lo sacó a
bailar. La alegría se dibujó en el rostro de don Ernesto, quien pese a sus 92 años danzó con cuanta dama se le acercó. Un esfuerzo inusitado para un hombre de su edad.

CON GRAN POLENTA

La primera vez que te escuché hablar fue en el Instituto Goethe, en Buenos Aires, allá por el 64. Se habían organizado encuentros con escritores e intelectuales y ahí nos enamoramos de vos. Tendrías unos 52 años; eras un tipo de una gran polenta y muy dramático… Nos expresabas ideas que después no nos dejaban dormir… Y después vinieron los encuentros fuertes contigo cuando volví al país y ahí nació otro amor más cercano, el de hacer cosas juntos, de estar en la misma longitud de ondas respecto de la misma democracia que había que construir…

(De Estrella a Sábato)

LA POSTA DE VINARA

Para revitalizar la localidad de Vinará como lugar histórico, ya que en la famosa posta el general San Martín descansó en su paso al norte para hacerse cargo del Ejército, la Fundación Música Esperanza, filial Vinará, se propone hacer obras de infraestructura para albergar a los turistas.

Miguel Angel Estrella, designado embajador ante la Unesco, dijo que apoyará propuestas de desarrollo comunitario que surjan en Tucumán. “Yo soy de los que peleará hasta el último día”, sostiene con convicción, mientras sorbe un mate amargo en el paisaje vinaraqueño.

El laureado pianista tucumano Miguel Angel Estrella es consciente de que su labor como embajador argentino ante la Unesco le consumirá muchas energías, pero ha decidido luego de tres meses de meditar la propuesta, aceptar el cargo porque siente que los objetivos de Néstor Kirchner están en su misma tonalidad. “Estaba en Medio Oriente cuando escuché a Kirchner decir en Nueva York: ‘no se puede pedir a los muertos que paguen deudas’. Se me puso la piel de gallina. En esos tipos creo yo”, señala.

¿En qué va a consistir tu trabajo en la Unesco?

Grosso modo va a ser la continuidad de todo lo que venimos haciendo con Música Esperanza desde el retorno de la democracia. Es decir la cooperación norte-sur con países de la Comunidad Europea en el terreno del arte, de la cultura, de la educación y de la salud. Como vos sabés, ha sido un largo camino esto de ir creando relaciones de igual a igual con los países desarrollados. En el Tercer Mundo, en los países del sur, generalmente tenemos una actitud de poca autoestima. Frente a un europeo nos sentimos como que ellos son los importantes y nosotros somos los negritos. Con Música Esperanza eso se rompió… Capaz que sea una utopía creer que las relaciones norte-sur puedan tener otro carácter, pero apuesto a eso.

¿Por qué dudaste en aceptar la designación?

Cuando me propusieron ser embajador yo abrí el paraguas. Les dije: “tengo una vida hermosa, pero repleta, no cabe nada más. Tengo cinco horas diarias de piano, más de cinco horas de Música Esperanza por día… Tengo una vida familiar muy grossa: tengo nietos con los que no soy un abuelo convencional. No soy de llevarlos al parque; soy un abuelo con el que cantan, les leo cuentos, les hablo de la vida… Doy cien conciertos por año que son viajes por el mundo, entonces dónde voy a meter la Unesco en esto. Lo definitorio fue que tuve encuentros con gente del equipo del canciller Bielsa sobre geopolítica, sobre lo que pasó en Irak y de lo que no puede pasar con Siria y Venezuela…

¿Qué se podrá hacer por este desvencijado Tucumán?

Cuando haya propuestas serias de desarrollo comunitario voy a invertir toda mi energía y mi creatividad. Ahora yo sé que me van a llover miles de pedidos individuales; de que les organice una gira a tales músicos; que haga la proyección de tal película… Cuando pueda lo haré, pero va haber mucha gente se va a ofender… A mí me interesa sobre todo la historia de la comunidad, no las individuales. Naturalmente, si estoy frente a alguien que tiene un talento innegable voy a apoyarlo.

¿Cómo se puede revertir la realidad tucumana?

Hacen falta muchos h… para rehacer… La pobreza progresiva es un flagelo no sólo enTucumán. Se necesita gente de primera, gente de un rigor intelectual y de un amor porla humanidad, capaz de bajarse de las aspiraciones personales, de su gloria personal y deponerse al servicio de la comunidad. La Argentina ha retrocedido muchísimo eneducación, en cultura. La educación es una riqueza, como decía Jack Delors. Se necesitagente con polenta, con pasión para rehacer este tejido social destruido. Estoy seguro de que Tucumán la tiene, pero no está en la politiquería. No sé cómo es Alperovich, cuál es su historia… Sólo sé que Tucumán es mi pasado, mi presente y mi futuro.

Un músico social

“En los años 70, éramos rebeldes, pero con ideas que no apuntaban a enriquecernos, a ser millonarios; el brillo pasaba por la realización social. Por eso yo empecé luego a definirme como músico social, no de carrera. La palabra carrera siempre me perturbó; yo no le quiero ganar a nadie… Cada uno explota el talento que le dio Dios y lo trabaja con pasión”, dice Estrella.

Estrella, Sábato y Espinosa


En el arte y en el amor

Para Miguel Angel Estrella: Sabés, Chango, que he dicho -y lo creo- que en vos se manifiesta unida la excelencia en el arte y en el amor. ¡Cuántas veces he quedado en nuestra larga amistad escuchando en éxtasis tu piano! Siendo testigo de tu entrega a los demás, a los más pobres, a los que nada poseen más que el resplandor sagrado de sus existencias agobiadas. La entrega, la verdadera entrega, cuesta la vida. Y vos lo sabés y lo supiste.
¡Y cómo! En la cárcel y en la tortura. Por eso, hemos querido, desde esta fundación de la que también sos parte, ofrendar un homenaje a la tierra que te vio niño, a esta casa en la que aprendiste lo que volcaste luego a los hombres, al mundo… Nuestro homenaje es, de gran manera, a tu madre y a tu padre, que en la estrechez y en la belleza de estos muros, te inculcaron en pequeños gestos, en sus palabras y en su silencio, el sentido tan hondo y fértil de la vida que se ha rebasado apasionadamente hacia los demás, conformando un mundo que engrandece la vida en el arte, y la resguarda en religioso cuidado. Vos, Miguel Angel, desde hace un tiempo me llamás papá, y yo acepto la herencia de tu padre, pero yo te llamo hermano, porque es esa raíz y ese surco el que juntos y con los demás que nos rodean queremos andar.
Y gracias a vos, Música Esperanza, que nos has recibido y también gracias a los chicos que me dieron tanto afecto y tanta devoción.

Ernesto Sábato

Publicado por Juana Manuela

Empresa destinada a la publicación de textos de difernetes géneros literarios, como así también a la difusión de nuestra cultura latinoamericana.

2 comentarios sobre “Hemos perdido el silencio y el grito

  1. Excelente artículo! Cuánto placer recorrer las palabras de estos dos grandes exponentes de la cultura argentina. Dos artistas inmensos que han dejado huellas profundas. » La resistencia» de Ernesto Sábato es mi pan diario. Gracias

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