Por Roberto Espinosa

“Se sale del pantano con democracia”
Ese 6 de agosto de 2004, sus 78 años se sientan agobiados en el sillón del hotel Metropol. Ha venido a Tucumán a cerrar la Feria del Libro Universitario y el Encuentro de Escritores, organizados por la UNT en su 90 aniversario. En la tarde de aquel viernes, las aureolas amistosas del cigarrillo del historiador, periodista y letrista dibujan tal vez la silueta de una flor del Alto Perú, un cielo prohibido de sol o una poetisa que por un sendero solo de pena y silencio llegó hasta el agua profunda. La muerte arropó a Félix Luna el 5 de noviembre de 2009. Aquí van fragmentos de aquella charla de invierno.
¿Existe una historia oficial?
– No, hay una historia que se elabora y queda como una especie de corriente principal a la que se adhiere la mayoría de los historiadores porque es la historia real y verdadera, no es historia oficial.
¿Los nuestros siguen siendo próceres de cartón?
– Eso ya se acabó. Debo decir que la revista Todo es Historia contribuyó bastante a bajarlos del pedestal y a ponerlos como seres humanos. De lo que sí hay que cuidarse es de aquellos historiadores que ven conspiraciones en todos lados, historias secretas, enigmas… eso es macaneo nomás. Pero bueno, forma parte también de lo bueno y lo menos bueno que tiene… Los historiadores no debemos enjuiciar, sino tratar de comprender…
Los argentinos siempre hemos esperado la llegada de un papá, un dictador, una figura providencial para que solucione los problemas que no sabemos resolver uniéndonos, comprometiéndonos.
– Es muy latino eso. Además como hemos tenido generalmente figuras de ese tipo, nos pareció que podían venir de nuevo. Somos un país que ha tenido mucha suerte desde el principio. Se organizó bastante rápidamente; dejó atrás la guerra civil; se insertó en el circuito mundial de la producción del consumo que trajo prosperidad. Tuvimos un hombre como Roca que gobernó bien, por supuesto sin democracia, pero cuidando las formas republicanas; después aparece Yrigoyen que le dio un contenido democrático. Es bastante lógico que se esperara que viniera alguien más… Para muchos, ese fue Perón, para otros no. No creo que esto invalide la mentalidad política de los argentinos. Fíjese en Francia lo que fue De Gaulle…
¿La irrupción de los medios electrónicos disminuyó capacidad de interés por la lectura?
– Sí. Uno queda preso de la imagen; los medios, en general, no cumplen con la función que podría esperarse de ellos, se quedan en lo sensacionalista, en lo cotidiano. Los debates de ideas son pocos y en general, bastante aburridos, de modo que sí tiene que ver. Hay que volver a la educación. Democracia y educación son dos cosas que corren paralelamente. Un pueblo ignorante no puede ser democrático, es juguete de la demagogia, de los punteros, de la política clientelística.
¿Cómo concilió su faceta de historiador con la música?
– Son dos facetas de mi personalidad, cada una de las cuales tiene autonomía. Me he sentido muy feliz componiendo esos temas musicales con Ariel Ramírez y me siento muy feliz como historiador cuando tengo algo que puede tener una repercusión… La idea de seguir componiendo juntos surgió después de Los Caudillos, e hicimos Mujeres Argentinas. Soy un hombre que debo mucho a las mujeres: tengo seis hermanas, cinco cuñadas, tres hijas… una especie de homenaje al género. Después de la Cantata Sudamericana compusimos algunos temas sueltos, como Parir la libertad que cantó Lolita Torres, pero no volvimos a emprender obras de más aliento. Cada uno tenía sus ocupaciones, nos veíamos menos, era más difícil.
A lo largo de la historia, los argentinos siempre hemos estado partidos en dos: unitarios y federales, rosistas y sarmientistas, radicales y peronistas, River y Boca…
– Pasa en todos lados… No digo que estoy en contra, pero siempre me opongo cuando dicen eso. ¿Usted cree que otros países no están divididos? Mire los españoles, con la guerra civil; mire en Inglaterra: laboristas y conservadores; en Italia, democristianos y comunistas… Siempre hay divisiones en todas las sociedades, políticas o económicas o lo que sea. Lo nuestro no ha sido más grave ni más extenso que esas divisiones.
Parece que tenemos dificultades en trabajar en un proyecto común, estamos siempre peleándonos por las comas, las íes…
– Si usted me dice que no ha habido un proyecto al que podría adherirse la mayoría de los argentinos, creo que desde Frondizi en adelante no hubo una propuesta inteligente y viable que pudiera facilitar o contribuir a la unión de los argentinos. Se debió a fallas de la dirigencia política que se fue desgastando mucho. Los golpes de Estado no contribuyeron a formar nuevos dirigentes. No ha habido debates de ideas, profundos, serios. Y entonces bueno, entonces todo gobierno hace lo que puede, bien o mal, pero de manera muy ocasional. No van a políticas de fondo, sobre todo eso, no hay propuestas que puedan vincular a grandes sectores.
¿Por qué fracasó Frondizi?
– Porque fue un adelantado a su época. Planteó cosas que la mentalidad de los argentinos de entonces no podían entender, como la política petrolera. Usted recordará las luchas laicas o libres, hoy a nadie le importa eso. ¿Qué gravedad puede haber tenido una enseñanza llamada libre? Las universidades privadas florecen en todos lados y están bien. Sin embargo, en su tiempo a Frondizi por poco le cuesta la presidencia.
¿Y cómo se sale del eterno pantano?
– Aunque le parezca muy simple, con democracia. A medida que la democracia funciona se van formando nuevos alineamientos, nuevos dirigentes, se plantean nuevas ideas en un ambiente de libre debate, lleva tiempo y cuesta bastante también… Pero me parece que es la única salida, después de pensar en otras salidas providenciales.
¿La última dictadura militar influyó en esta debacle dirigencial?
– Todas las dictaduras militares, porque clausuran la política, hacen imposible la formación de nuevas dirigencias, impiden el libre debate. De modo que cada golpe de Estado contribuye a que la democracia se enflaquezca, se debilite, se haga más frágil.
La última fue la peor, no sólo hubo crímenes y desapariciones, sino que se fue la generación más inteligente…
– Por supuesto que sí. Pero creo que fue más grave, más perjudicial fue la de Onganía. La última dictadura fue una cosa tan brutal que estaba todo dicho, la represión fue terrible, la censura, horrorosa… pero en tiempos de Onganía todo se hacía más hipócritamente.
¿La Argentina siempre estuvo en crisis?
– Sí, pero no hay que dramatizar, esta es una sociedad compleja, por lo tanto, las crisis son naturales. Hay diversos sectores, intereses, puntos de vista, más legítimos, menos legítimos, es lógico. Lo importante que esos conflictos, esas crisis se resuelvan dentro de lo democrático, dentro del sistema, no con violencia, demagogia o golpes de Estado. Crisis va a haber siempre, de una u otra manera.
¿Qué desea para país?
– Que termine la inseguridad, que haya más respeto entre la gente, entre el gobierno y la gente y los diferentes sectores. Pero sobre todo que terminen estos secuestros horribles que están ocurriendo… esa sensación de miedo que campea en la sociedad argentina.
Entrevista al historiador realizada en 2004 el Tucumán, cinco años antes de su partida


Magnífica entrevista y valiosos planteamientos por parte del historiador.
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Son pensamientos actuales q no pasan de moda
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Excelente nota. Decididamente un tesoro historico invalorable. Claridad conceptual en todo este recorrido preciso de un importante momento de la historia de nuestra Patria. Gracias cumpa. Hoy escuchaba el debate en nuestro congreso y me avergonzaron las posturas de los legisladores. Realmente, nuestra patria está en peligro de disolución. La honestidad y la defensa de los valores del pueblo, ausente y, creo, pisoteada sin rubor por los políticos de turno.
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Muchas gracias por tus comentarios!!
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