Por Carlos Boidi

Este vino está llegando
a sus últimas gotas.
Lo tengo bebido de antes
y lo bebo ahora.
Este vino tiene por esas cosas
el temblor infinito que guarda la memoria
en lo mejor de las horas.
Tiene el sabor oscuro
del crepúsculo cuando implora…
¡bebeme callado!
Pues soy la última luz
en el brillo de tus horas.