La palabra plural

Por Raquel Guzmán

Este artículo tiene por objeto ser un homenaje, rendir un tributo, a una escritora destacada de este norte nuestro Sara San Martín de Dávalos. Todo homenaje entraña un reconocimiento, hacer saber de los méritos de alguien, sus aportes; todo homenaje es también una celebración, celebrar es poner en evidencia la tarea de una persona que llama la atención por su particular modo de estar en el mundo, de estar con los otros.

En este caso la particular personalidad de Sara, la reivindicación que hizo del rol de la mujer en la sociedad, su prédica docente no pasaron desapercibidas en una comunidad poco habituada a la diversidad y la polémica. Es por eso que mi homenaje tiene como centro poner en evidencia un aspecto particularmente destacado de nuestra autora: su mirada plural.

Ciudadana del norte, supo percibir lo diverso, lo heterogéneo, lo contradictorio y ponerlo en escena en su obra. Una obra literaria y ensayística que se fue gestando desde su adolescencia en Jujuy, y fue definiéndose en la etapa de estudiante universitaria en Tucumán.

La publicación poética inicial se relaciona con el Grupo Literario La Carpa.


Al finalizar 1944 se dio a la estampa, en Tucumán, la tercera edición de La Carpa, bajo cuyo signo se nucleaba lo más representativo del novísimo movimiento literario del norte de nuestro país. Se trataba de una “muestra colectiva” integrada por poetas de la referida ciudad de Tucumán, Santiago del Estero, Salta y Jujuy (Aráoz Anzoátegui. 1999, 13).

Esta afirmación, que pertenece a Raúl Aráoz Anzoátegui, uno de los integrantes de La Carpa, permite observar cómo un lugar, en este caso Tucumán, se convierte en un sistema de relaciones laterales que permite la interacción de autores provenientes de distintas provincias.

Para ellos el Noroeste argentino se discursiviza como espacio común, en Tucumán no son extranjeros, son norteños.

Esta impronta se potencia posteriormente en la obra de Sara San Martín, que hace de la pluralidad una preocupación constante. Una primera lectura de sus poemarios nos lleva a reconocer una trayectoria susceptible de ser señalada como correspondiente a cierto recorrido geográfico, Tucumán, Ledesma, Salta, Argentina, América, se trata de un espacio significado desde la percepción de sus contrastes y sus ambigüedades. Luego podemos observar cómo esos lugares aluden a la trayectoria de un yo en permanente búsqueda y permanentes cambios.

Posteriormente podemos percibir cómo el cuerpo aparece como un lugar, cada espacio de la geografía americana se siente en el propio cuerpo, los conflictos y desventuras de los pueblos americanos, las tensiones en que se sume el continente, se perciben como dolores y huellas marcadas en el propio cuerpo.

Y aún más, podemos llegar a observar un nivel donde la dinámica de oscilaciones se da entre el mundo terreno y el mundo ultraterreno. La dialéctica vida / muerte permite construir un mundo dual donde esos dos polos lejos de oponerse se complementan, el sujeto fluye entre uno y otro en tensiones y desdoblamientos.

Los poemarios publicados por Sara – Shusky y otras soledades, Yo soy América, De amor deshabitada, En una eternidad descomedida y festín del águila – son la evidencia de esa actitud abierta y apasionada de quien estuvo siempre en la vanguardia del pensamiento de su época.

Cada poema de su obra es un espacio polémico, ya que las perspectivas en conflicto se sitúan como fenómenos intradiscursivos: la polémica con la tradición literaria de la que es deudora y a la vez trata de escaparse aparece en Shusky y otras soledades; la polémica entre la religión y la filosofía aparece también como constante en los poemarios, aunque se intensifica en En una eternidad descomedida, y la polémica contra las prácticas y las convenciones sociales en Festín del águila.

Esta mirada excéntrica es el modo cómo la obra de Sara San Martín da cuenta de la situación del hombre del siglo XX que percibe la inestabilidad de un mundo pero trata de aferrarse a sus pocas seguridades. Se trata de una poesía que no elude la exploración de nuevos espacios para situar una mirada obsesivamente cuestionadora, poesía del desarraigo y de la búsqueda que no responde a una perspectiva genealógica, sino que se va desplazando hacia todos los intercambios que permiten modificar miradas, inquirir en los lugares habituales, sesgar las afirmaciones consolidadas.

Esta actitud, por fuera los lugares habituales, que no se negocia ni se arredra, que dice su palabra aunque se quiebre, es una actitud para celebrar, una palabra para enaltecer, en fin una figura para homenajear porque nos ayuda a creer en un mundo diferente.

INTERMEDIO
Atardeciendo ya con tantas mariposas
y con nubes quebradas donde hace el sol su rictus,
ni el horrible dolor me tornará de piedra,
ni en milenarias sombras me ocultará el abismo.
Dejadme reposar de recodos y sendas
y por si no fui clara, tornarme un mediodía.
Yo crucé este camino resuelto
por la lluvia despeñado entre riscos,
con su alma entre la mía.
Y no helarán los cierzos,
ni arderán más las viñas,
ni importará que arrasen vientos de otras regiones.
Este prodigio mío no rendirá sus flores.
Ya no podrá la vida herir ninguna espera,
con tantas mariposas no podría estar triste.
Este beso gris-claro que me entrega la suerte
es para todo otoño y toda primavera.
Intermedio de mi alma, donde iré a recogerme
cuando los bordes claros me calcinen de asombro,
y los ríos oscuros me arrojen a la muerte.

Publicado por Juana Manuela

Empresa destinada a la publicación de textos de difernetes géneros literarios, como así también a la difusión de nuestra cultura latinoamericana.

3 comentarios sobre “La palabra plural

  1. Magnífico texto sobre esta escritora. Nos quedó debiendo más poesías. Quedé con un dulce acíbar al no poder leer más creaciones. Felicitaciones por su artículo.

    Me gusta

Replica a Juana Manuela Cancelar la respuesta