RICARDO CARACOL – Capítulo XXVII – LA VIDA

Por Jorge Triviño Rincón

El oro de la tarde de un nuevo día, tiñe la aguamarina de amplios pastizales que ondean agitados por cálidos vientos, y el aire fragante inunda el cuerpo enhiesto del gitano Caracol, quien, desde la cima de un risco, otea la explanada por donde serpentineante, desciende agua clara y límpida de un río.

El color dorado se transforma en rosa claro, y se explaya por la bóveda celeste conformando surcos radiales en su avance lento, y aparecen tintes del color de la miosotis y del vino tinto, por los flancos del arco infinito del cielo sereno.

Sentidos de paz, armonía y efluvios de solaz, calma y bienestar invaden la comarca expandiéndose por el entorno hasta los confines lejanos de la cúpula celeste.

La noche, adviene con innumerable cantidad de faroles encendidos y difunde tardía y monocroma soledad.

—¡Toc! ¡Toc! ¡Toc! —. Corea una colonia de sapos desde su charca.

—Los sapos tienen loas vivas en sus corazones—. Plantea Ángela Badea a Cristina Salamandra.

                                            —Son tan puras sus almas

                                              como capullos de rosas,

                                              diáfanas cual cristales

                                              de nieve y de Bacarat.

                                              Profundas como la mar,

                                              fuertes como la Vida

                                              y hermosas como arrecifes

                                              de pólipos y de corales—.

Sostiene Eugenia Mimosa, sonrojándose al hablar…

                                            —Y a cada noche de luna

                                              brotan como susurros

                                              sus serenatas de amor—.

Agrega María Coliflor, con su boca pequeña y pulida y continúa cantando:

                                            —El carretón en la orilla

                                              del río de berenjena,

                                              cerca al valle de Benjuí

                                               se sonroja de alegría          

                                              al escuchar los cantares,    

                                              a la hora del levante

                                              y del poniente del sol.

                                              Los botones de azucenas,

                                              y capullos de alhelíes,

                                              las zarzamoras y yuyos

                                              tocados por esa magia

                                              cantan esta canción:

                                              La vida florece do quiera

                                              haya remansos de amor

                                              y haya la luz de una estrella                     

                                               brillando en el interior.       

                                            —Y es una rosa la Vida,

                                               nacida en la oscuridad.

                                              Sus pétalos en el Cosmos

                                              son cantos en la Seidad

                                              que desde infinitos centros,

                                              irradian como luceros

                                              gracia y felicidad

                                              a todos los corazones

                                              amantes de la verdad—.

Puntualiza Marco Aurelio Olmo, agitando sus hojas al viento, mientras una nube de águilas revolotea rauda y vertiginosa por el cerúleo mar del cielo.

CAPÍTULO   XXVIII – DESPERTAR

“Encerrado en el corazón
de una pequeña semilla
el germen de un árbol bello
en profunda paz dormía”

Anónimo

                                                                                                                       

El sol, globo de oro, asoma su cuerpo tras nevadas cumbres y se eleva irradiando y abrazando, besando y acariciando a los seres de la tierra con su cálida luz y la niebla asciende desde los llanos, hasta la cúspide de azulinas montañas.

Las gotas de rocío cual naturales espejos, reflejan la luz del mayestático astro.

Ricardo, bajo la verde cúpula del bosque, remolca su concha con lisura, entre el campo poblado de limoncillos, amapolas, choroticos y bledos.

—Ah… Ah… Ummmmmmm…

Irrumpe una semilla de urapán despertando de su prolongado letargo.

—¡Que delicia sentir el aliento de la Vida en mi corazón!

—Ummmmmmmmmm… Ah…ummmmmmmmmm… —Dice inspirando y expeliendo aire fresco y puro.

Ricardo la observó. Era el cuerpo de una semilla que empezaba a abrir dos primordios de hojas al anchuroso espacio.

El viento al verle, sonrió.

— ¡Bienvenida! —fue el saludo cordial.

—¡Bienvenida! —barboteó el manantial

—¡Bienvenida! —pronunció el sol, aljófar de oro desde el alminar del firmamento.

—¡Bienvenida! —dijo ululante Teodoro Búho.             

—¡Bienvenida! ——le secreteó Francisco Girasol, oteando el valle calecido y hermoso que se veía con claridad en el horizonte levantino.

—¡Bienvenida! —repitió la Vida desde la almendra de su corazón.                                       

CAPÍTULO   XXIX – LAS    ESTRELLAS

Anochece en el bosque, y miríadas de luces emergen del seno del oscurecido espacio, como yemas de un árbol gigantesco e inmenso.

“Ha florecido el cielo” —pensó Margarita Ortiga, enaltecida al contemplar la aparición pausada de rutilantes puntos en el firmamento.

—¡Cómo titilan! Semejan corazones palpitantes —le comentó Alba a Leonardo Anturio, que se mecía con gracia y donosura.

“¡Ah! El Universo es un crisol donde Dios gesta la Vida —dijo para sí Alcira María Orquídea, escudriñando el infinito desde un balcón en un exuberante y frondoso balso—, y en cada planeta, en cada cometa, en cada estrella, se desarrolla la Vida, El Alma y la Consciencia. Solo vemos los cuerpos. Las Almas permanecen ignoradas y mudas para aquellos que no han despertado dentro de sí mismos al Amor Infinito…”

“Las estrellas —meditó Ricardo Caracol—. Todos somos estrellas, cuerpos luminosos. Todos irradiamos lo que vive en nuestro corazón. Si amamos, brota amorosa luz, si hay bondad, la bondad aflora por los poros de nuestra piel. Si hay belleza, nuestros movimientos son armónicos y bellos y nuestros pensamientos estarán plenos de encanto. Si hay finura, nuestras acciones serán delicadas y tiernas. Sí. Todos somos estrellas y brillamos con luz propia. ¿Cómo es que vivimos a oscuras, teniendo una antorcha divina en nuestro interior?…

Debemos sacar a relucir las cosas bellas, puras y nobles que duermen en la fuente infinita de nuestro ser. Debemos despertar a nuestra hada madrina —el Alma— con la mágica voz del corazón. Debemos abrir las compuertas para que salgan nuestras ansias eternas y dejarlas fluir y volar con libertad…”

Y después el aventurero Caracol, se durmió agradecido por la existencia en la tierra.

Publicado por jorgeeliecertrivigno

BIOBIBLIOGRAFÍA Nacido el 27 de enero de 1958 en la ciudad de Manizales. Estudios de dibujo y pintura artística en Bellas Artes, Manizales. Escritor de literatura infantil y juvenil. Ganador de mención de honor y de recomendación editorial del Premio Andino y Panamá Enka de literatura infantil y juvenil, con la novela infantil: “Ricardo Caracol”. Obras disponibles en: www.lablaa.org del Banco de la República: “El canto de la cigarra” (Poesía infantil) y “Ricardo caracol” Otras obras: “Rosa la luciérnaga” Publicada en la Imprenta Departamental de Caldas en 1992. Ensayo de carácter espiritual. Se han publicado cuentos cada mes, desde mayo de 2015, hasta el 2016, en la revista literaria: “La letra errante” de México. Ensayos publicados en la revista digital: Tras la cola de rata. Pereira, Colombia: Juan Ramón Jiménez y la rosa, La imaginación creadora, Proceso de la imaginación creadora, Anima Mundi; Amado Nervo, la búsqueda de sí mismo, Ramón del Valle Inclán y la Gnosis, Semblanza de un amigo, Iván Cocherín el poeta; Barba Jacob, un corazón atribulado, El tesoro de los magos, Grandes enseñanzas en Blancanieves, La sabiduría oculta en las palabras, La verdad y la mentira, El amante del viento y de la rosa, El mayor engaño y el mayor olvido, Inexistencia del eslabón perdido, García Lorca: dramaturgo y poeta del encanto, Luis López del Mesa: gigante de América, El amor según la sabiduría, ¿Qué es poesía?, Amado Nervo: La búsqueda de sí mismo. “Apólogos” Colección Cumanday. Editorial Manigraf. Manizales, Caldas. Octubre de 2015. “Ronda de la vida” Libro de poemas infantiles. Octubre de 2016. Obras en colectivo: • Escritos en cuarentena, en el año 2020. Editorial Manigraf, Manizales, Caldas. • Medellín, Colombia. Voces literarias en el año 2020. • Voces literarias. Editorial Manigraf, Manizales, Caldas, en el año 2021 • Poemario Baja California del sur. México junio de 2021 • Antología Mariposas peregrinas. Editorial Ave azul. Ciudad de México. noviembre de 2021. • Ensayo La imaginación creadora. Junio de 2021. Editorial Magenta. • Ensayo La imaginación creadora, diciembre de 2021. Editorial The University Press of the South. Europa.

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