
Esta propuesta, nace de la preocupación al advertir la lucha titánica de la Escuela, de los docentes que deben avanzar a dos remos en medio de aulas muy pobladas. Nace también de las notas que tomamos de la realidad, cuando la población de adolescentes evidencia una indiferencia total hacia la lectura.
¿Cómo definimos a un lector del nivel medio educativo? Como un habitante apenas contemplativo de este tiempo, necesitado de realidades, sonidos y voces que de verdad lo hagan sentir que es parte también de su propio entorno. En la actitud de indiferencia que despliega, revela que es la que ha recibido derivando en una soledad marginal al no sentirse parte de su tiempo, que la historia se construye sin su participación,
Sabe el ser adolescente que debe colocarse la mochila cargada de carencias, una de ellas, la lectura. Carencia es vaciedad, ausencia, alejamiento. Y duele profundamente su significado cuando tomamos nota que esos visos conceptuales están relacionados con los valores, las actitudes, las costumbres y los afectos de los las futuros lectores as.
Pero ¿qué relación tienen todas estas aristas entre sí?: entorno, carencias, lectura, lectores as. La respuesta aparece como forzando una asociación de conceptos pero de ninguna manera es así porque entre todos configuran una misma realidad. La actividad de leer no es un acto abstracto recortado de entre otras circunstancias propias de la vida de una persona.
Y es aquí donde el entorno y las carencias parecen construir una simbiosis. Si el acto de leer no es un hecho aislado, sino un acto con significado, es de fundamental importancia el sello que pueda imprimir el entorno más próximo de un niño y de un joven, hablo de la familia, es la raíz en la cual reside la base y la construcción de la memoria. Hacer memoria ¿no es también hacer una lectura?, dice Ángela Pradelli. En wichí leer se dice “yah’yen” que quiere decir “mirar profundo”. “Yah’yen” viene de la palabra “yah’hene”, que significa advertir, prevenir, avisar o instruir. Yah’yin a nayij es la frase que usan los wichí para saludar a alguien que se va, es decir, traducido al español, el saludo de los wichí para despedir a alguien que se aleja es mira tu camino, lee la vida.

La lectura no es una imposición, debe ser una necesidad profunda e interna debiéndose gestar desde antes de la cuna para que cuando la población infantil llegue a la escuela lo haga de la mano de un bagaje de curiosidad, con la imaginación ya provocada en cada ser por miradas esenciales a sus mundos circundantes, por los sonidos que pueblan el día a día, por los colores que acentúan las siluetas de los objetos en medio de los cuales habitan y sobre todo escuchando los latidos de cada corazón.
Se sitúa en esta etapa la raíz, el cimiento de la lectura. Entonces observemos lo que ella representa.
La lectura camina por unas coordenadas sobre las cuales desarrolla su acción. Una de ellas y, tal vez sea el eje de esta propuesta, está conformada por una significación temporal desde la cual se busca determinar cuándo comienza la vida en un ser, porque en el mismo momento también nace la lectura, registrando ambas el mismo nacimiento.
Niños y niñas de hoy se sumergen en un mar de imágenes, los ojos las captan y a través de un proceso en el que participa protagónicamente el cerebro visual las imágenes son incorporadas pero no en forma mecánica como una sucesión de fotos, sino con un significado, así luego las rescata la memoria. Por eso nuevamente la obsesión por cuidar el entorno envolvente del ser para que ese proceso de incorporación o registro de imágenes tenga buenas señales de sentimientos, emociones, sensaciones, actitudes, voces y silencios configurando un círculo de unión entre ambos (el ser y su entorno).
Puede parecer excesiva la relación entre el acto de nacer y el de leer, pero la realidad emite señales indicativas de la relación que envuelve los dos sucesos.
El nuevo ser, desde que nace encuentra una relación de contacto afectivo muy intenso con el mundo externo – su madre- a través del olfato, el oído, constituyendo éstos los sentidos tal vez más afirmados. De a poco se va sumando con la intensidad necesaria, la presencia de cada uno de los otros, que están presentes desde el inicio pero no la misma fuerza. Es el mundo exterior incorporado a ese universo que recién se inicia.
Los dos años de vida marcan un término que se considera como indicador estimativo para que aparezca el lenguaje con caracteres más definidos. Será ese tiempo germinal entonces el que está inaugurando una nueva etapa, es un nuevo despertar, también un nuevo modo en el que aparecerán como espejo las primeras respuestas a las manifestaciones que ese nuevo ser ha recibido del entorno donde se han configurado. Esas respuestas serán señales reveladoras de la huella que ha dejado cada una de las actitudes y expresiones dirigidas a ese nuevo ser que ya realiza un tránsito por rieles instalados.
Si se incorporan imágenes envueltas en contextos violentos, un día aflorarán y serán un eslabón más en la cadena de hechos violentos.
Etimológicamente la R.A.E. define a la palabra leer como entender o interpretar un texto de determinado modo.
Entender es percibir y tener una idea clara de lo que se dice o se hace.
Percibir es adquirir el primer conocimiento de una cosa por medio de las impresiones que comunican los sentidos.
Interpretar es explicar o aclarar el significado de algo, especialmente un texto que está poco claro.
Comprender es” abrazar, rodear, ceñir una cosa por todas partes”, es incluir.
Descifrar es explicar.
Sin dudas que leer es más que entender, interpretar, descubrir, percibir, comprender o descifrar.
Leer es todo eso y mucho más; es balbucear, hablar, sonreír, callar, gritar, mirar, escuchar, tocar, oler; también tolerar, revelar, mostrar, descubrir, sorprender y sorprenderse, decir, mascullar, masticar. Leer es captar el mundo cercano primero, el lejano después, para incorporarlo al universo interior.
Leer es eso y por sobre todas las cosas, es soñar y crear.
Emilia Baigorri