Lola Mora: la escultora que desafió su tiempo

Por Argentina Mónico

Cada 17 de noviembre, Argentina celebra el Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas, una fecha instituida por la ley 25.003/98 en homenaje al nacimiento de Dolores Candelaria Mora Vega, la incomparable Lola Mora. Su nombre, cargado de audacia, talento y transgresión, se convirtió en sinónimo de innovación artística y en un símbolo del desafío femenino a las fronteras culturales de la época.

Lola Mora nació el 17 de noviembre de 1866, y aunque existen versiones que ubican su cuna en El Tala, Salta, numerosos testimonios recuerdan su infancia y juventud en Trancas, Tucumán, donde floreció su formación inicial.

En el “Jardín de la República” estudió dibujo, pintura y retrato con el maestro italiano Santiago Falcucci, quien le transmitió los principios del neoclasicismo y el romanticismo. Estas herramientas técnicas y expresivas le permitieron retratar a figuras destacadas de su tiempo y abrirse camino como artista profesional, una rara excepción en un ámbito dominado por varones.

Su primer gran reconocimiento llegó en 1894, cuando presentó una serie de retratos de gobernadores tucumanos que conquistaron la admiración de la crítica. La colección fue donada íntegramente a la provincia y le abrió las puertas para solicitar una beca en Roma. Allí estudió con Francesco Paolo Michetti y con el célebre escultor Giulio Monteverde, considerado el “nuevo Miguel Ángel”.

En Europa absorbió las corrientes artísticas contemporáneas, perfeccionó su estilo y obtuvo una medalla de oro en la Exposición Mundial de París. Sin dudas fué una artista internacional que regresó para transformar el paisaje argentino.

En 1900, ya consagrada en Europa, regresó a la Argentina. La revista Caras y Caretas anunciaba su llegada con entusiasmo y la presentaba a sus lectores como “Lola Mora”, la artista admirada que había recorrido Italia, Francia, España y Alemania. Su regreso coincidió con el segundo mandato del presidente Julio A. Roca, y los encargos oficiales comenzaron a multiplicarse.

Uno de los más célebres fue la Fuente de las Nereidas, presentada en 1903. Pensada inicialmente para la Plaza de Mayo, debió ser reubicada debido a las controversias suscitadas por las figuras desnudas de su composición.

Finalmente, se instaló en la Costanera Sur, donde aún hoy puede admirarse como un ícono monumental. En ella, Lola representó el nacimiento de Venus, sostenida por nereidas —ninfas marinas de la mitología griega— y acompañada por tritones que emergen del agua. En 1997, la obra fue declarada Bien de Interés Histórico.

Lola Mora fue llamada también a participar en proyectos de enorme envergadura. Entre ellos:

  • El Monumento a la Bandera para Rosario, con alegorías patrióticas y una figura alada que representaba el “Espíritu de la Patria”. Aunque los obstáculos contractuales impidieron su instalación original, las piezas fueron colocadas décadas después en el Pasaje Juramento, donde hoy se pueden apreciar.
  • Las alegorías de “La Justicia”, “El Comercio”, “La Paz” y “La Libertad”, inicialmente creadas para el Congreso Nacional. Debido a críticas y controversias políticas, nunca se colocaron allí y terminaron en Jujuy, junto a la Casa de Gobierno. En 2014, réplicas exactas fueron instaladas en la explanada del Palacio Legislativo en Buenos Aires.
  • Los altorrelieves sobre el 25 de Mayo y el 9 de Julio, ubicados en la Casa Histórica de Tucumán, donde la artista combinó rigor histórico con una mirada personal. En ellos introdujo, con audacia, la figura del propio Roca, gesto que generó debates sobre la representación del pasado.

Su obra, extensa y diversa, hoy está repartida por todo el país: desde Rosario, Tucumán y Avellaneda, hasta Salta, San Juan, Jujuy y Corrientes. En todos estos lugares, su huella perdura en mármol, bronce y piedra, pero también en la memoria colectiva.

Lola Mora vivió sus últimos años en Salta, en la esquina de España y Zuviría, donde continuó creando y defendiendo su legado. Falleció el 7 de junio de 1936, dejando una obra monumental que aún hoy se estudia, se contempla y se disputa.

Su figura fue adquiriendo peso con el paso del tiempo. La Legislatura de la Provincia de Salta sancionó en 2023 la Ley Nº 8432, que designa con el nombre de «Lola Mora» al Museo Provincial de Bellas Artes de Salta, como reconocimiento a la escultora. Estos homenajes, lejos de ser gestos aislados, forman parte de un reconocimiento colectivo que intenta reparar los prejuicios que la marginaron en vida.

Cada 17 de noviembre no sólo se recuerda su nacimiento: se celebra a todos los artistas plásticos que, desde la escultura, la pintura, la cerámica, la fotografía o los nuevos lenguajes visuales, siguen ampliando las fronteras del arte argentino. Pero sobre todo, se honra a Lola Mora, la escultora que talló su propio camino en un mundo que no estaba hecho para ella.

Vanguardista, inconformista y apasionada, Lola Mora no sólo creó obras: creó posibilidades. Abrió puertas que estaban cerradas para las mujeres, enfrentó polémicas con una serenidad que aún inspira y redefinió la manera en que Argentina entiende el monumento público.

Su huella perdura, como el mármol que esculpió, firme, luminosa y eterna.

Fuentes:

Publicado por Juana Manuela

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