Por Hilda Palermo

El Perú celebra el 30 de agosto a Santa Rosa de Lima, patrona de América y de las Filipinas y quién es considerada también la primera Santa de América.
Nacida en Lima como Isabel Flores de Oliva, el 20 de abril de 1586, sin embargo la familia la llamaba Rosa por la belleza de su rostro y de su alma.

Desde niña realizaba obras de caridad y de servicio, incluso llevando a gente pobre a su casa para atenderlos. Completaba esta acción con rezos y una gran atracción hacia Jesucristo crucificado.
Desde muy joven se dedicó a la contemplación y a la penitencia, dedicando su vida a la oración, ingresando a la Congregación de las dominicas el 10 de agosto de 1606.
Sus penitencias y ayunos eran muy fuertes lo que la debilitaron físicamente. Murió muy joven, a los 31 años y en olor de santidad antes que el Papa Clemente X la canonizara en 1671, declarándola Patrona del Nuevo Mundo, Filipinas e Indias occidentales.


En su casa-santuario, se conserva el mobiliario y todo lo que ella dejó, además del pozo de los deseos, donde en las vísperas del 30 de agosto, se echa una carta expresando un deseo, que en la mayor parte se han cumplido.
Según las crónicas, a las tres horas de fallecida, su madre le pidió a un artista amigo de la familia, que la pintara, siendo este el único testimonio que se conserva en el Monasterio de Santa Catalina.
Esta fiesta está inscrita en el calendario romano desde 1727, como 30 de agosto, a pesar que ella muere el 24 de agosto.
La devoción a la Santa limeña era tan grande que Miguel Grau, el Caballero de los Mares, guardaba una estampa en el Monitor Huáscar, se la regaló Monseñor Antonio Roca y Bologna, en 1879, en la guerra del Pacífico.
Dicha estampita tenía la siguiente dedicatoria:
“Que esta Santita nuestra te acompañe y si no te regresa con vida que te traiga lleno de gloria”.
Monseñor Antonio Roca y Bologna
Acciones que la convirtieron en santa
infobae
– Su aparición al pueblo filipino y su protección durante la II Guerra Mundial.
– Protección de la ciudad de Lima del corsario holandés Joris Spitberg.
– Lluvia de flores perfumadas frente al Papa Clemente IX.
– Ella curaba a los enfermos con la imagen del Niño Jesús.
– El anuncio de su matrimonio místico con Jesús.
– Tener el don de conversar con los animales.
– Hacer que brotaran flores en su jardín.
– El milagro del viejo árbol de limón.

