Por Silvana Irigoyen
Me dejo estar sobre la tierra porque soy el gozante. El que bajo las lentas nubes se queda silencioso. Pienso: si alguno me tocara las manos se iría enloquecido de eternidad”.
Manuel Castilla

Nació un 14 de agosto de 1918 en la casa ferroviaria de la estación de Cerrillos, a15 kilómetros al sur de Salta Capital. El 19 de julio se cumplieron 45 años de su fallecimiento. Fue poeta, escritor y periodista, pero también se dedicó a recorrer la provincia como titiritero.
Los principios de subjetividad, reflexividad y transformación en la poética de Manuel Castilla
Para el filósofo Jorge Larrosa el sujeto de la experiencia es un sujeto al que le pasan cosas, es vulnerable, abierto, se conmueve.
La experiencia supone que algo le pasa al sujeto. No que pasa ante él o frente a él; sino en él, es decir , en su mismidad. El lugar de la experiencia es él mismo. Es en su interioridad, en sus palabras o en sus ideas o representaciones, o en sus sentimientos, o intenciones; en su saber o en su voluntad donde se da la experiencia, donde la experiencia tiene lugar. Este acontecimiento de movimiento desde el interior hacia afuera es el “principio de subjetividad” o “principio de reflexividad” o bien “principio de transformación”.
La subjetividad apunta a que el lugar de la experiencia es el sujeto o dicho de otro modo, la experiencia es siempre subjetiva. La reflexividad tiene que ver con la idea de que la experiencia es un movimiento de ida y vuelta: ida porque supone un movimiento de exteriorización de salida de uno mismo un movimiento que va al encuentro de eso que pasa, al encuentro con el acontecimiento. La transformación deviene del hecho de que ese sujeto sensible, vulnerable y expuesto es un sujeto abierto a su propia transformación. Transformación en sus ideas, en sus palabras, de sus sentimientos, de sus representaciones, etc.
Manuel Castilla hizo de la poesía un modo de estar siendo en esta tierra como lugar de identidad, de sabiduría y trascendencia.
Ríos de mañanas azules se pierden en el confin remoto de mis ojos, mientras la tierra sorbe la raíz de mi sombra y soy de pie y alegre, un trozo de infinito
Manuel Castilla
Como sujeto de experiencia se sintió conmovido por la naturaleza y el ser humano; su poesía celebra el estar siendo en armonía con el cosmos; con la tierra que es nutricia y de la que germina esa conciencia de pertenencia a la América profunda
América, una tarde salí por tus calles a buscarte y te encontré dentro de mi alma, bien adentro.
Castilla amaba su tierra y amaba al hombre de tierra adentro, tan olvidado de todos.
Evangelina Gutiérrez, cuchillo en mano deschala y siente que todo el aire a su lado se azucara. Miel de palo , su dulzura por sus trenzas se derrama. En el lote Arrayanal, Ingenio de la Esperanza, a cada golpe el machete le va cortando su infancia
Manuel Castilla
El poeta se siente conmovido ante esa niña que corta cañas en el Ingenio, privada del derecho a una infancia cuidada, albergada, con acceso a un futuro más promisorio.
Esta sensibilidad lo acerca al dolir del hachero, de la palliri ( mujer minera), de los indigenas explotados y vulnerados en su dignidad. Pero Manuel, también amaba a sus amigos «se daba en la amistad como quien entrega el alma»
Qué lindo que yo me acuerde de Don Juan Riera, cantando. Que así le gustaba al hombre lo nombren de vez en cuando. Panadero Don Juan Riera, con el lucero amasaba y a su canción como al pan, la iban salando sus lágrimas.
Zamba del Panadero. Manuel Castilla

Aquí este testimonio a traves de esta Carta Rogativa al Interventor de Jujuy por Hugo Genaro Brizuela, quien había sido encarcelado por su militancia peronista. Castilla levanta la voz de la poesía para pedir por la libertad del amigo. Bellisima historia que sella el compromiso ético y estético del poeta salteño con la palabra y la vida.

La poesía también puede ser un acontecimiento para quien lee; un principio de subjetividad, reflexividad y transformación que puede cambiat miradas y perspectivas. Sólo se trata de experimentarlo.
La diferencia no se reduce a la diferencia de uno consigo mismo, ni simplemente a la de uno con otro, sino que es la experiencia viva de una irrupción- de la palabra y de la mirada- que es la que hace posible esas otras formas de la alteridad”
Angel Gabilondo: La vuelta del otro
