Pinceles que sueñan en Tilcara

Por Roberto Espinosa

Viernes, 1906. Tilcara. El frío lame el espinazo del río Grande. El viento emponcha el cerro Negro. Ese 8 de junio, la luz se esparce en un corazón changuito, que rodará luego por la Puna, amasando un horizonte de pobrezas. Pastor, jornalero, cosechero, hachero, peón, minero, payaso de circo, oficios que irán dejando huellas en los dedos de la creatividad y espolvorearán sus telas.

“A los 18 años comencé a trabajar en los bananales, luego un tiempo en el ferrocarril. Partí entonces a la cosecha de algodón, pero en Añatuya me dijeron que la paga era mala y con un grupo de amigos partimos a Rosario de Santa Fe”, cuenta.

Los pensamientos salen a caminar por los muelles del Paraná. Es día de franco. El oficio de bombero le permite apenas vivir, pero en los bolsillos guarda los sueños. Esa tarde, sus ojos encuentran dos academias: una de dibujo, la otra de guitarra. No tiene dinero para ingresar a ambas, de modo que lanza la moneda al aire y la cara le muestra el dibujo. Afortunadamente, la profesora le dice:

“Usted puede llegar a ser un buen concertista. No le voy a cobrar, pero ayúdeme con los alumnos”.

Los deseos se ponen en marcha. Aprende pintura con Fernando Gaspary. Luego se hermana con Antonio Berni en la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plásticos.

Un río y un amor
Tras el periplo santafesino, las esmirriadas valijas miran a Buenos Aires. Los pinceles se ejercitan bajo la mirada de Lino Spilimbergo. Tres años pasan y el maestro le dice:

“lárguese solo, yo ya no tengo más que enseñarle”.

La brújula se orienta hacia Tilcara. Los rumores del río Guasamayo le acercan el amor. Luisa Bautista se convierte no solo en su esposa, también en compañera.

“Cuando me casé con él era nula. ¡Qué sabía yo de pintura, de vivir con un pintor!

Poco a poco me fui adaptando a su vida; iba aprendiendo, poniéndole el hombro porque al comienzo no tenía empleo. No era un hombre de carácter fuerte, era más bien tranquilo, callado”, cuenta.

1948. Spilimbergo le hace una seña. Pantoja se instala con el maestro y ahora colega en Tucumán para enseñar unos años en el flamante Instituto Superior de Artes de la UNT, creado durante el rectorado de Horacio Descole. Los premios no tardan en llegar por “Figura de niño” (Salón Rosario de Santa Fe), “Pastora” (Salón Nacional Buenos Aires, 1944), “Chica de Tilcara” (Salón Santa Fe, 1948), “Figura de Puna” (Salón Joaquín V. González, 1950), “Dos chicas” XI Salón de Arte de Tucumán, 1950), “Figuras (Primer Premio Salón José Antonio Terry, San Salvador de Jujuy, 1957), “Cerro Potosí” (Primer Salón del Noroeste, S. S. de Jujuy, 1958).

Abrazo con poetas
Las soledades del pucará no tardan en ventilar su alma. Se pone el ropaje de maestro especial de dibujo y retorna a Tilcara. El gobierno jujeño le encomienda un taller libre y al poco tiempo, tiene 300 alumnos. Organiza luego la Escuela Provincial de Artes Plásticas de Jujuy; dirige el club de fútbol Terry. 1955. Con los poetas Néstor Groppa, Jorge Calvetti, Andrés Fidalgo y Mario Busignani, funda la revista Tarja, que echará raíces en la literatura del NOA.

1969. “Un pintor jujeño”, impactante cortometraje de Jorge Prelorán, con música de Leda Valladares y Rodrigo Montero, eterniza sus pinceles.

“Los pintores deben reflejar fielmente, lo mejor que puedan el lugar donde viven y actúan… el pintor que se queda en Buenos Aires está desvinculado el resto del país, está más ligado a Europa. Los pintores se ven obligados a producir en gran cantidad por la demanda y la venta que hacen los marchands… El pop art es una manifestación artística propia de nuestra época y hay personas de una gran capacidad, serias, estudiosas y otras no tanto”, dice.

medardo pantoja


La casa de la calle Alverro, una mano abierta a los artistas. Por el vientre de la siesta resbalan voces de guitarra. En las cuerdas, se asientan rostros acunados por la pobreza y el sufrimiento, que recorren en una nube la Garganta del Diablo.
1976, febrero 5. Una pena llora una vidala ese jueves en la Quebrada de Humahuaca. Un silencio de viento sopla ahora para despedir a don Medardo Pantoja.

Publicado por Juana Manuela

Empresa destinada a la publicación de textos de difernetes géneros literarios, como así también a la difusión de nuestra cultura latinoamericana.

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