Pasión de Cristo

Por Raúl José Arias

La Pasión de Jesucristo es la obra mayor y más maravillosa del amor de Dios.

Los cristianos hemos recibido el maravilloso don de poder ser parte del Misterio de Dios, siendo parte de su vida, la que recibimos por la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Para eso se sacrificó el Señor: para que, redimidos, pudiéramos ser partícipes de su propia vida, siendo hijos en el Hijo.

España, junto con el mestizaje étnico y cultural nos trajo la fe católica que nos permitió construir, en nuestro continente, una plenitud de esa civilización cristiana, que es nuestra civilización hispano-indiana, una verdadera síntesis civilizatoria de la Humanidad. 

Para nosotros, celebrar la Semana Santa, en que recordamos y revivimos la Pasión, muerte y resurrección de Jesús, es ciertamente un acto religioso de nuestra fe, pero es también un acto profundamente cultural ya que celebramos y manifestamos el nervio más profundo de nuestra identidad, que no debemos dejarnos arrebatar. 

Hispanoamérica es cristiana y en esa identidad radica su mayor potencia histórica para enfrentar el presente y el futuro hacia una plenitud que aun nos aguarda. El tiempo de Hispanoamérica está por venir, y viene con Cristo.

SONETO AL CRISTO CRUCIFICADO

No me mueve, mi Dios, para quererte,
el Cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el Infierno tan temido,
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor. Muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas, y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera Infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Soneto anónimo