Por Jorge Triviño Rincón

DE COLOMBIA
Yo no sé qué mal tendré
yo no sé qué mal será;
cuando como se me quita
cuando no como me da.
Cuando paso por tu casa
como pan y voy comiendo;
pa’ que no diga tu madre
que de verte me mantengo.
Porque miro para el cielo
las estrellas tienen celos.
Pensarán las estrellitas
que les quito los luceros.
Ni la luz de las estrellas
ni la luz de los cocuyos,
alumbrarán mis caminos
como los ojitos tuyos.
Cuando tengo la voz clara
hago lo que me da la gana;
de mi pecho hago una torre,
de mi voz una campana.
De mi tierra me destierran,
de ladrón tengo la fama;
porque dicen que robé
el corazón de una dama.
Sobre el mundo mi caballo,
sobre el caballo el apero,
sobre el apero yo solo
y sobre yo mi sombrero.
No murió de tabardillo,
ni de puntada al costao;
que murió de mal de amores
que es un mal desesperao.

LOS CENTAUROS DEL LLANO
Las mujeres no me quieren,
yo les hallo la razón;
porque no tengo caballo
ni rejo, ni bayetón.
El caballo y yo podemos
correr a los toros bravos;
mi caballo corre y vuela;
yo muy fácil los enlazo.
Cuando voy por la sabana
sobre mi caballo bayo,
no hay fuerza que nos iguale;
ni los toros ni los rayos.
Sale el sol por las mañanas
y yo voy a los corrales;
el caballo a mí me busca
y los dos somos iguales.
Cuando los toros son bravos,
los caballos corredores;
el enamorao entonces
solicita los amores.
Toro barroso y bellaco,
aguárdate que yo voy;
sentirás lo que yo valgo
en mi caballo Pabón.
Caballo altivo y brioso,
alza tu cerviz, valiente,
cógele al toro sus mañas
que yo seré tu ayudante.
Mi caballo siempre el mismo
y yo igual que mi caballo.
Los dos juntos para todo:
ni él se cansa, ni yo me acabo.
Cuando salgo a la sabana
galopando en mi caballo;
rey de España yo me siento,
y en mi trono todo el llano.
El caballo pa’ el llanero
es su mejor compañía,
con su alfombra y sudadero
y encimita buena silla.
Caballo, no bebas agua,
que el agua es para el pescao;
bebe los vientos llaneros
hasta morir reventao.
Yo tenía un caballito,
apureño dicen que’ra,
sus orejas dos antenas,
sus ojos como gacela.
Se tragaba la sabana.
Los toros por más veloces
ninguno se le pasaba.
Mi caballo se murió
apenas salí del llano.
Penas sufro por su muerte;
nos queríamos como hermanos.
Mi caballo es tempestad,
un rayo por su bravura;
se ríe de los peligros,
tiene la cerviz muy dura.
Caballo moro y veloz
yo te busco con cariño,
me llevas muy arrogante
y te quiero como a un niño.

MI CABALLO
El llanero con caballo
no encuentra rivalidad;
es un rayo en la carrera
y en la fuerza tempestad.
Al llanero con caballo
no te le pongas delante;
que no ha nacido el zambito
que a ese parecito aguante.
Al llanero con caballo
se saluda sin sombrero,
se le dobla la cabeza
y se le dice: hasta luego.
El amigo verdadero
para un caballo bragao,
es un jaco habilidoso
que se plante bien plantao.
Si yo no fuera llanero
quisiera ser un caballo.
No lo digo por hablar
ni de hacerme faramallo.
Primero Dios en el mundo,
después le sigue el llanero;
y sigue en tercer lugar
mi caballo tolvanero.
Sobre mi cabeza, el cielo;
bajo mis pies, la llanura;
entre los dos, mi caballo;
entre los tres, mi Lucía.
¡Ah caballo bien parao,
con una res de pa’ lante!
No hay viento que así lo coja
ni gavilán que lo alcance.
Con mi caballo chucuto
no me da vergüenza hablar.
Con mi caballo chucuto
me atrevo a pasar la mar.
Con mi caballo retinto
a todas partes yo llego.
Sin mi caballo retinto
ni me estiro ni me muevo.
Caballito ‘e mis amores,
yo te quisiera cantar;
pero pensando en tu muerte
me dan ganas de llorar.
En mi caballo entro y salgo
por el llamo me paseo.
Con mi caballo en carrera
en el aire me volteo.
Mi caballo, ya lo saben,
color negro, remos jechos;
y yo jinete llanero
hecho coraje y esfuerzo.
Corre, corre, caballito
que por delante va el toro.
Tú los remos, yo la soga.
Los dos juntos para todo.
Corre, corre, caballito,
que el toro va por delante,
los dos somos para todo;
tú de bríos, yo de aguante.
Quiero tanto a mi caballo
que por eso no me voy.
Mi madre me llama y llama
y yo aquí que me estoy.
Si lo veo en la sabana
a bañarlo que me voy.
Si me relincha de gozos
yo le canto con amor.
Si lo monto con orgullo
él me lleva con primor.
Los dos somos así mismo,
lo mismo somos los dos.
Mi caballo a mí me quiere,
y no le faltan razones;
me escucha con gran placer
cuando le canto canciones.
Él y yo somos lo mismo.
Él valor, y yo valor.
Él todo de heroísmo
y asimismo también yo.
Las coplas que yo le canto
se las sabe de memoria.
Si le toco las maracas
se pone color de novia.
Cuando monto en mi caballo
y salgo por las sabanas,
los toros bajan la frente
y me saludan las palmas.
Las mujeres no me quieren,
yo le hallo la razón,
porque no tengo caballo
ni rejo, ni bayetón.
Cuando hablo con mi novia
en el hato, Don Rolando
me pregunta y me pregunta:
que si ya compré caballo.

BIBLIOGRAFÍA
- SABIO, Ricardo. Corridos y coplas. Llanos orientales de Colombia. Editorial salesiana. Calo, Colombia. 1963.

Muchas Felícitaciones excelente aporte al mundo de las letras muchos éxitos 👏👏👏👏🇨🇴
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