Por Hilda Palermo

¿Qué nuestra América no es mestiza? Es una falacia, somos mestizos y se puede comprobar fácilmente.
Cuando llegaron los conquistadores españoles a nuestros territorios, encontraron nó a un puñado de indígenas con plumas, sino a dos imperios, perfectamente organizados, con un pasado histórico impresionante y con un legado cultural que disfrutamos aún en nuestros días; ej.: artesanía, danzas, tradiciones, mitos, algunas palabras heredadas de nuestros antepasados, etc..
El mestizaje cultural, en gran parte, fue netamente religioso, es el resultado del trabajo de los misioneros y podríamos remontarnos al 2 de enero de 1494, segundo viaje de Colón a la Isla Española y a fray Ramón Pané, al establecerse en tierras del cacique Guarlonex para aprender su lengua.

Se destaca también la figura de Bartolomé de las Casas que trató el tema como un asunto integral en ámbitos antropológicos, religiosos, legales, sociales, humanitarios, etc.

Aquí aparece el concepto de aculturación que, según Spicer, son los cambios producidos al unirse sociedades culturalmente distintas y que pueden conducir a una asimilación o integración cultural pero no creo que sea el caso de América, nosotros aún conservamos nuestras tradiciones, costumbres, nuestra lengua original, manifestaciones culturales varias.

Pero el mestizaje no solamente se dio en territorios Iberoamericanos, también se dio en otras regiones del conteniente como Canadá, con la fundación de la Nueva Francia y en los Estados Unidos con la llegada de Juan Ponce de León a las costas de Florida.
En América, el mestizaje más antiguo se registra en Paraguay con Domingo Martínez de Irala, 1544, Gobernador del Río de la Plata y el Paraguay; luego tenemos Bolivia, donde el mestizo no pagaba impuestos a la Corona española a diferencia del indígena. En el SXX aparece la figura del cholo que trataré más adelante en el caso peruano.
Chile tuvo dos etapas, la del español con el nativo mapuche y la segunda, que fueron los descendientes de los españoles con inmigrantes árabes y europeos. En la actualidad podría considerarse una tercera etapa, la fusión con inmigrantes asiáticos y con latinoamericanos
Colombia, Costa Rica, Honduras, Ecuador, El Salvador, Uruguay, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Venezuela, Brasil, Cuba, República Dominicana, todos comienzan con la presencia del conquistador español, quien se amanceba con mujeres indígenas y, posteriormente, lo hace con esclavas provenientes del África.
Debido a la intensidad de las uniones entre españoles y locales, la Corona española, mediante cédula del 23 de marzo de 1503, autoriza el matrimonio de cristianos con Indias, adaptándose al marco legal.
Una referencia pictórica puede ser el cuadro de la boda de la Infanta Doña Ana María Loyola Inca con Don Juan Enríquez de Borja, Caballero de la Orden de Santiago y Mayordomo real de Felipe IV de España.

En general, el concepto de mestizaje es propio del SXIX basándose en lo de las razas puras, pero se contradice con la ciencia del SXXI que sostiene que la raza humana es una sola. En América, el mestizaje se dio entre españoles e indígenas debido a la poca presencia de mujeres blancas en los primeros años de la conquista.

En la historia del Perú, podemos considerar al Inca Garcilaso de la Vega como el primer mestizo, histórica y culturalmente.
Su obra, Los Comentaros Reales de los Incas, publicada en Lisboa en el 1609, aún nos sirve para entender algunos aspectos de nuestra historia; el objetivo de Garcilaso era consolidar su identidad de mestizo, relatando la vida de sus parientes incas y la de sus parientes españoles, dejándonos una herencia cultural y espiritual sobre el mestizaje que define también, nuestra peruanidad, porque el Perú es un país mestizo y multicultural.
También debemos mencionar a dos figuras femeninas, la ñusta o princesa inca, Quispe Sisa, bautizada como Inés Huaylas Yupanqui, primera mujer del conquistador Francisco Pizarro y madre de Francisca Pizarro Yupanqui, considerada la primera mestiza del Perú, reconocida como hija legítima por real cédula del 12 de octubre de 1537, por parte del rey Carlos I de España.

Por otro lado, Inés Francisca Pizarro Yupanqui, es considerada la primera mestiza noble del Perú, hija de Francisco Pizarro y de Inés Huaylas Yupanqui, nieta del Inca Huayna Cápac, sobrina de Atahualpa, todo un linaje incaico. Nacida en Jauja, la primera capital del Perú, el 28 de diciembre de 1534.
Su familia se traslada a Lima, la nueva capital del Perú, fundada el 18 de enero de 1535, llamada también la ciudad de los reyes. A los siete años, asesinan a su padre, quedando bajo el cuidado de Inés Muñoz, cuñada de Pizarro. A los 16 años, era la joven más codiciada del Virreynato y rica heredera de grandes propiedades; la noticia llegó a oídos del rey de España quién le envió un galeón para que ella viajara al reino con su comitiva.

A pesar que el rey le ofreció su apoyo, Francisca prefirió casarse con su tío Hernando, que se encontraba preso en un castillo por la muerte de Diego de Almagro. Vivieron en Trujillo de Extremadura y tuvieron cinco hijos. Ella queda viuda y se vuelve a casar con Pedro Arias Portocarrero, Marqués de Puñonrostro, domiciliado en Madrid.
En cuanto al cholo peruano, esta palabra aparece en el SXVI en lengua aymara y va consolidándose como significado de mestizo, a través del tiempo, según relatos de cronistas y de Guaman Poma de Ayala, una de las versiones más conocida es que deriva del vocablo chullo, que es el gorro de lana multicolor que aún usan los varones en los Andes, como un distintivo.
Como escribe Varallanos:
“para nosotros, el cholo peruano es el mestizo que ostenta, en cualquier dosis, la sangre o la tradición de sus progenitores: europeos o indios”.
Es el hombre que surge a raíz de la invasión española y que fusiona dos razas y dos culturas. Este es el Perú de ahora.

