Por Argentina Mónico

¿Que implica ser soberano?
La palabra proviene del latín super omnia que significa «poder supremo», pero también se asocia a soberano, como «autoridad suprema», por consiguiente la soberanía se asocia al poder de quién gobierna, pero en realidad, ´éste es simplemente un delegado del pueblo, ya que es el pueblo el soberano, como señala Rousseau: «cada ciudadano es soberano y súbdito a la vez».
Según nuestra Constitución Nacional, la soberanía reside en el pueblo, por consiguiente cada uno de nosotros somos los responsables de permitir que nuestra Patria sea libre y soberana. Debemos velar por nuestro territorio, pero también por nuestras riquezas, y nos corresponde como sociedad intervenir en las acciones que realizan los gobiernos con nuestros bienes, porque de esta manera estaríamos defendiendo nuestra soberanía.
Como ciudadanos debemos actuar cuando la vemos mancillada, defendiendo ante todo nuestra Constitución Nacional, porque es la ley suprema que establece los derechos y garantías fundamentales de los habitantes de la Nación.
Si recordamos nuestra historia, podemos observar una gran brecha en la forma en que los ciudadados defendían los intereses de nuestra Patria, a la mirada actual.
¿Será que algún día volveremos a enarbolar la bandera de nuestra argentinidad?
¡Cuán lejos quedaron los ideales patrios de quienes nos defendieron ante el avance de tropas extranjeras!
Cuántas vidas perdidas por ideales que hoy no se sostienen, ya que transitamos un devenir de corrupción, inseguridad e injusticia.
¿Qué pensarían hoy los que lucharon en la Batalla de la Vuelta de Obligado (1845), si nos vieran hoy como sociedad?
La historia siempre vuelve a nuestras memorias, para recordarnos que seguimos siendo un país libre; que hoy solo se encuentra ciego por la avaricia de algunos, pero puede ver la luz; no todo está perdido...
Qué mejor que recordar ese glorioso día por quién fuera uno de los descendientes que vivenciaron esa lucha, Carlos Obligado, El poema de la Vuelta de Obligado, (Buenos Aires, El Ateneo, 1949, págs. 72-73).
Campo de gloria, por Carlos Obligado

Allá al fin de la Vuelta, donde ya por vez última
Refleja el Paraná campesinas barrancas,
Gira en hondos remansos, y sesgado al oriente,
Por el dédalo isleño se desliza hacia el Plata,
Viejo campo de gloria la heredad solariega
Tiende en prados y bosques y tersura de aguas,
Donde, pronto hará un siglo, combatientes heroicos
Defendieron la Vía primordial de la patria.
Si en defensa del paso, baterías ligeras
Tuvo el jefe argentino que oponer a la escuadra,
No apocó a sus valientes esa lucha imposible
Del cañón de marina y el cañón de campaña.
Y alza aquí su baluarte, cierra ahí nuestro río
Con la triple cadena de su puente de barcas,
Y contiene a las naves con tormenta de fuego
Mientras queda un soldado, y un cañón, y una bala…

¡Pasa, quilla extranjera: será breve tu orgullo!
Del arrojo tremendo, del martirio sin tacha,
Diga sólo la Historia. “Fueron mil defensores,
Y quinientos, aquí, para siempre descansan”…
¿Qué importa que los héroes arbolaran tu insignia,
Roja Federación que ese día eras santa?
¡Vergüenza al argentino que no estuvo, en su hora,
Con el “tirano” criollo frente al gringo pirata!
Hoy, pacíficas naves van por ti, río inmenso,
Y apoyáis altos muelles, nemorosas barrancas,
Que a colmar las bodegas, para el hambre del mundo,
Desde aquel llano fértil al canal se adelantan.
Nada es eco de antaños, ni recuerda que un día
Fueran campo de horror estos campos de gracia.
Sólo, acaso, el labriego, su azadón virgiliano
Mella en huesos antiguos y en herrumbre de armas.
Ni más piden los bravos, su laurel ya ceñido,
Pues cayeron en pro de la tierra sagrada,
Y hoy, llamada a respeto, sabe la ávida Europa
Que no es cosa de nadie nuestra próvida Pampa.
Mas, la Patria no olvide que allanó a su bandera,
Con derrota fecunda, la victoria cercana,
Esa hueste indomable que luchó en Obligado
Y que duerme a la sombra de una cruz solitaria…

Fuente: www.elhistoriador.com.ar
