Por Mary Dib Ashur

Retomamos el tema MASAS, un contenido gastronómico interesante tan antiguo como la humanidad, podríamos decir.
Cuenta la historia que, El PAN nació el día en que el hombre se dio cuenta de que, con la masa que había fermentado de forma natural, se podía hacer tortas con un sabor y una textura nuevos. Todavía en la actualidad, el pan sigue siendo un alimento sencillo e indispensable, así como el aire que respiramos o el agua que bebemos.
¡Es un alimento básico en muchos países!
Hoy en día, gracias a la vuelta de los valores tradicionales y del placer de cocinar, el buen pan «casero» se convierte en un placer para infinidad de consumidores, que se divierten variando hasta el infinito las numerosas recetas de panes, todas ellas sabrosas, a veces sorprendentes y muy diferentes de un país a otro. Gracias a una amplia selección de ingredientes, entre los cuales destacan las harinas, elaboradas respetando el medio ambiente, y al afán de imitar los gestos del panadero – poniendo las «manos en la masa» – los consumidores descubren una auténtica pasión: la de hacer su propio pan, ¡a mano o a máquina!


Hace aproximadamente 5000 años que el hombre inventó el pan. Antes de este descubrimiento, utilizaba preparados de cereales, caldos o tortas como elementos básicos de su alimentación diaria. En el Neolítico, los cosechadores recogían los cereales silvestres que crecían con abundancia en aquella época. Los trituraban y obtenían una harina gruesa de la que se servían para elaborar tortas rudimentarias cocidas directamente en el fuego.
El V milenio está marcado por la aparición de los primeros cultivos de trigo domésticos en Europa central. En Oriente Próximo, en el VIII milenio, la caza/cosecha nómada daría paso progresivamente a una agricultura sedentaria. Gracias al clima especialmente favorable, los agricultores pudieron cultivar numerosas variedades de gramíneas. En esta misma región aparecieron los primeros hornos con forma de tronco (7 000 años antes de nuestra era). Estos hornos aún se utilizan y llevan el nombre de «tanur» o «tafur». “
La palabra TANUR, trae a mi memoria la casa de mis abuelos y la imagen de mi abuelita María, Mamá de mi papá, amasando pan, los que horneaba en un TANUR, olla de barro incrustada en la pared, con la boca hacia afuera, en la base que formaba la olla puesta de esa manera, colocaban las brasas de leña o carbón encendidas.
Mi abuela con sus manos y brazos envueltos en repasadores húmedos colocaba los panes pegándolos en el resto de las paredes de la olla de barro, cuando estaban ya cocidos, se desprendían de las paredes de la olla, allí los sacaba.

Demás está decirles lo deliciosos que eran esos panes, que para degustarlos los untábamos con manteca y miel. Hijos y nietos disfrutábamos tarde enteras de compartir en familia en casa de los abuelos, comiendo esta delicia.
Con el correr de los tiempos mi mamá y yo practicamos este ritual, pero cocinando el pan sobre, PLANCHAS DE HIERRO BIFERAS, solo faltaba el aroma a leña encendida.

PAN CASERO
Ingredientes:
- 1/2 kg de harina 000 o 0000
- 100 grs de manteca derretida tibia.
- 10 grs levadura en polvo
- Leche tibia Cant. necesaria
- Sal al gusto
Preparación:
En un bols adecuado colocar harina, espolvorear la sal, unir bien, espolvorear la levadura, mezclar con la harina, hacer un hueco en el centro colocar la manteca.
Agregar de a poco la leche tibia, uniendo lo líquido con lo seco, formando una masa homogénea que no se pegue en las manos.
Tapar la masa, dejar leudar en lugar tibio, una vez duplicado su volumen, formar bollitos de tamaño al gusto, taparlos con repasador seco.

Estirar con palote de amasar cada bollito, dejar a una altura de casi 2 cmts., dejar leudar un poquito, hornear en placas, a un horno de 190 grados más o menos.
Una vez dorados, retirar del horno, envolverlos en repasador seco, hasta que enfríen, esto permitirá estén muy tiernos.
TIPS. Podemos reemplazar manteca por aceite, y la leche por agua tibia o una mezcla de leche y agua. Si gusta agregar a la harina semillas al gusto.

