Por Valentín Anaquín

Ayer 20 de junio inició el solsticio de invierno para el hemisferio sur, en el mismo momento que para el hemisferio norte se da el solsticio de verano, con todas las condiciones opuestas. Vale la pena reflexionar sobre este suceso natural, que influye, sobre la vida de todo el planeta.
Los invito a observar y analizar como los pueblos originarios de este hemisferio sur, desde hace milenios de años, celebran el año nuevo con el solsticio de invierno en el mes de Junio.
Hace tres décadas un grupo de criollos empezamos a celebrar esa fiesta, porque al revisar información, concluímos que es totalmente coherente y acertado hacerlo en esa temporada, como se demuestra en el gráfico que acompaña este artículo, y con las explicaciones que lo aclaran, no quedan dudas de esa realidad.

La importancia de esta celebración, no está en lo que se pueda comer ni beber, más bien en la comprensión de las particularidades que se desarrollan desde que se empieza ha gestar este ciclo. Es a partir del solsticio de invierno en el mes de junio, que se produce con la noche más larga del año, y por ende el día más corto, a partir de ese momento los días se irán alargando paulatinamente y las noches acortando de la misma manera, con toda sus consecuencias y el impacto en el sistema físico y biológico de todos los seres vivos de esta región del hemisferio sur, donde estamos incluido los seres humanos.
De la comprensión de este ciclo, nace la posibilidad de organizar bien a la sociedad. Como se podrá comprobar, es la tarea pendiente que todavía como sociedad no la hemos emprendido, para ir haciendo las correcciones necesarias, y así conquistar una identidad propia como criollos que somos, de este modo, podríamos continuar con la inconclusa Independencia que empezaron nuestros próceres de aquella gesta de 1810 en adelante; esta vez no con armas, sino liberarando nuestra conciencia.

¿Por qué se denomina la fiesta del Sol?
En el solisticio de invierno nuestros pueblos ancestros celebraban la fiesta del Padre Sol, porque el padre Sol, es el protector y curador; dador de vida.

El comienzo del calendario andino, el ciclo de la cosecha inicia con el sol en su punto de mayor distancia con la tierra, denominado el punto cero, donde la oscuridad total dará lugar a la luz y con ello a un nuevo nacimiento, cada año, junto al Sol.
Recibir el primer sol del invierno para recibir un nuevo ciclo, transitar el frío y la oscuridad que limpia y prepara la tierra para empezar a sembrar y germinar, desde adentro hacia afuera, como el fuego que crece, trasnforma y se expande.
Esta noche encendemos el fuego, compartimos y agradecemos a la Madre Tierra por darnos un lugar en este mundo hacernos germinar y cosechar-nos.
Damos gracias a la Luna plena esta noche que mueve nuestras aguas e ilumina la profundidad, al Viento que lleva nuestros deseos y trae soplos de vida, brisas de flores y al Padre Sol que renace en nosotros, nos ilumina, y se hace energía divina que se multiplica.
Qué los caminos que elegimos andar sean donde los corazones ardan, que nos encuentren en el centro profundo de la tierra y se hagan infinito. Que se abran las puertas para entrar y salir, que lo que tenga que irse de mí se vaya , que lo que tenga que quedarse en mí se quede y llegue lo que tenga que llegar, para mi plenitud y protección.
La naturaleza lo hace todo el tiempo, y se transforma y es infinita. Así, recibo y celebro este fuego en la noche, que transmutará en mí.

Bienvenido Padre Sol
Jalla Tata Inti
Jallalla
Jallallla
JallallaKusilla Kusilla
