Por Daniela Leiva Seisdedos
La educación que brindemos hoy a nuestros niños y jóvenes será lo que nos potenciará como sociedad en el futuro. Solo los tiranos sostienen la ignorancia de un pueblo.
La desigualdad y la injusticia en los aprendizajes son enormes en Argentina. Hace tiempo que la escuela es un lugar de contención y no de aprendizaje.
6 de cada 10 chicos son pobres en Argentina, el precio que los hijos y nietos de la pobreza que deben pagar son increíblemente altos y crece cada día, estamos hipotecando el futuro.
Hoy nos debemos preguntar:
¿Qué hijos estamos dejando a nuestro país? ¿Qué calidad podemos aspirar con esta falta de calidad educativa?
La palabra responsabilidad viene de responder entonces me pregunto: ¿Quiénes son los que responden por los datos de pobreza en Argentina?
Seamos honestos antes de faltar a la realidad: Formosa, Misiones, Corriente, Catamarca, ¿qué tienen en común? Les digo: son los sueldos más bajos de la educación que se pagan en Argentina. Sostengo que para salir de la pobreza se sale con educación pero hoy está atrapada, amañada.
En nuestro país que el 64% de los chicos son pobres debemos poner en el banquillo de los acusados a todos los que nos han gobernado y gestionado las políticas públicas que jamás han sido públicas si no de un gobierno o tal gobierno. Les dejo un ejemplo de 2020 en nuestra provincia de Salta, el 20,4 por ciento de los salteños no alcanzará nunca la movilidad social, aún en condiciones económicas coyunturales favorables. Durante la última reunión del Consejo Económico Social (CES), el titular del órgano, Lucas Dapena, indicó que dos de cada diez salteños están en esta situación.
Estos números son los que reflejan el fracaso de la clase política argentina, que no se sienta a consensuar en el disenso la Argentina que viene, la de hoy y mucho menos la del futuro. Basta de relatos épicos, de grieta. Hay más de 20 millones de pobres en el país.
En la Argentina viene creciendo la pobreza en forma ininterrumpida desde 2011, con la sola excepción del año 2017. Es decir, la pobreza es un problema estructural independiente del Gobierno que nos gobierne, lo demás es relato, tenemos que pensar ¿Qué hijos les dejaremos a este país?
No se garantiza el respeto a los derechos de personas, el asistencialismo hoy en Argentina tiene un doble grillete, del gobierno que da y del que recibe el dinero este asistencia resta libertad, la ayuda no tiene que ser indefinidamente. El asistencialismo es clientelar y esto se ven en la educación. Estos números dan la idea de que la pobreza estructural afecta, como mínimo, a la mitad del país, triste, muy triste porque estamos condenados.
La democracia de Argentina es de baja calidad porque la educación es de baja calidad. La adversidad educativa no es solo de esta pandemia esta la está acelerando, se acelera porque no sabemos a dónde vamos no hay un plan, hay parches sobre parches y gobernantes que año tras años piensan que la educación es un constante gasto.
Un buen sistema escolar asegura altos niveles de conocimientos a sus alumnos, pero no se puede agotar en esto. La escuela secundaria debe ser no solo inclusiva sino también de una calidad educativa que nos haga surgir de las cenizas.
El asistencialismo es una particularidad que establece una relación de dependencia que atenta contra la dignidad individual, encadena a los alumnos en las escuelas pero en las escuelas también es el lugar donde comen.
La educación muchas veces es una fina e equilibrada mezcla de utopía y realidad, pero a la larga triunfa esta última, quienquiera que haya pensado, pensará siempre.
Los argentinos valoramos mucho la educación como derecho pero de hecho no lo ejercemos, necesitamos que nuestros alumnos salgan de la escuela en lo posible siendo personas críticas y autónoma y no peones de los que quieren detentar el conocimiento.
La educación no es tarea solo de los docentes, no está solo en las escuela, es responsabilidad de todos.
Las Tertulias de Juana Manuela 