Por Carlos Boidi

Despertar temprano en un domingo, cuando el aire trepa cansado en el sueño, mirar a lo lejos el anfiteatro inmenso , regresar desde todos los sonidos en el mensaje mismo del tiempo, es oír la voz del Universo.
La tierra habla, el cielo canta, el bandoneón del aire se cruza con la melodía de las aves y el pensamiento que vuela fácil, indaga y se conmueve en el viaje.
Es Salta y es febrero y hay un premio: su llovizna. Los fantasmas de los cerros salen de un cuadro, de una pintura puesta en el más absoluto silencio, invitando a la reflexión, al recuerdo.
Es Salta en carnavales, la tristeza y la alegría se pintan en una lágrima que cae. Carpas de Carahuasi!, lona y pared de agua, corazón joven, cervezas al tiempo ordenadas en cajones.
La música y la lluvia no cesan y alguien parecido a mí me habla como si no me reconociera. Todo por esta irreverencia de despertar temprano en el sueño de un domingo.
