LA ARDILLA, EL RUISEÑOR Y EL CONEJO

Por Jorge Triviño Rincón

CAPÍTULO I

AMISTAD

        El bosque estaba iluminado por haces que penetraban a través de los intersticios, que dejaban las altas ramas de los árboles.

        Una ardilla juguetona y traviesa, caminaba por una verde rama mientras observaba, hacia el frente, un valle atravesado por un río cantarín y cuyas espumas blancas como el armiño, contrastaban con el agua verde azul. El agua producía un hermoso garrular, al recorrer vados y recodos.

Cerca de ella, volaba un ruiseñor buscando flores frescas para libar miel de las corolas—, abundantes por esa época—, pues la lluvia había caído profusamente, después de una prolongada sequía.

      

       El ave era amiga incondicional del roedor—, pues por uno de esos sucesos maravillosos que acontecen en la vida—, un día en que la ardilla se deslizaba por un tronco, cayó desde una considerable altura. El ruiseñor se hallaba cerca, y se dio cuenta de la caída; entonces, cantó fuertemente para llamar la atención de un ardillo que se hallaba próximo, quien al oír el vehemente canto, acudió al lugar para auxiliar a la accidentada petigrís.    

        A partir de aquel instante, el ruiseñor y la ardilla, se convirtieron en los mejores amigos, y departían momentos memorables cada vez que ambos podían.

       El ruiseñor, dedicaba considerable tiempo a cantar frente a una alameda. Pasaba horas enteras entonando madrigales y amorosas cantilenas.

       Se extasiaba deleitando a cuantos seres le escuchasen, aunque nada significase si nadie podía oírle, ya que cantaba por gusto propio. Parecía que se hallaba enamorado. Estaba seducido por la luz del sol, por la forma de la luna, por el profundo azul del firmamento, por el ulular del viento, por los contornos de las montañas…

        La ardilla, al contrario del cantor, dedicaba gran parte de su tiempo a buscar nueces para alimentarse, y había épocas en las cuales recogía aún más, para guardarlas en su nido, enclavado en un erecto samán, para cuando llegasen las épocas de escasez, generalmente en época de verano.               

               

Allí aprendió a amar el entorno: el río —serpiente de plata— que se deshace en cantos de amor, el valle reverdecido y poblado de fresnos, de gualandayes, de cedros, de samanes, de guayacanes, y de guaduales apostados a lado y lado, en las riberas, o adosados a grandes peñascos, de los cuales brotaban pequeños manantiales que parecían susurrar y tremolar.

       Todo cuanto le rodeaba, estaba imbuido de música. Todo parecía cantar y contener celestial armonía; sin embargo, había días en que su lucha era bastante intensa, ya que las fuerzas de la naturaleza, en ese rincón, eran muy fuertes. Los vendavales azotaban las ramas de los árboles con tesón y empeño, sacudiendo las copas y rompiendo algunas; dejando los troncos desmembrados o rotos.

       Los torrenciales aguaceros también eran frecuentes y azotaban las hojas, sacudiéndolas y trozándolas, de manera aparentemente inmisericorde, pero el roedor, logró sortear aquellas dificultades y aprendió  a guarecerse en su nido. Desde allí divisaba las nubes y montañas durante el día, y en las noches avistaba a las estrellas.

CAPÍTULO II

CONTEMPLACIÓN

       La ardilla, trepadora por naturaleza, y curiosa, entabló amistad con otro roedor: un conejo juguetón —y a veces— bufón, acostumbrado a reír de todo acontecimiento, aunque fuese doloroso. 

       El conejo—, un gran corredor—, ya que sus patas eran muy ligeras, dedicaba poco tiempo a la subsistencia, pues en el bosque había grandes cantidades de frutas y verduras y para él, no era difícil encontrarlas.    

      Los tres amigos compartían algunos momentos en que gozaban de plena libertad.

       El ruiseñor—, aunque era el más pequeño de los tres—, aportaba a la amistad su gran sentido alegría, la que manifestaba a cada instante.

       Una tarde de tantas, observaron al sol, ya cerca del poniente y su luz dorada que descendía hasta los animales y las montañas, como tenue polvillo, abrillantando y dotando todo de encanto y belleza.

      Se detuvieron durante mucho tiempo ante el hermoso espectáculo para admirarlo con calma. Callaron mientras observaban los cambios de tonos y colores que se generaban como si fuesen pintados por alguna hada invisible.

      —En el crepúsculo hay belleza y magia. La belleza está en la luz, y la magia, se halla en su ausencia. La noche, es el instante en que las criaturas sienten que deben buscar la intimidad; entonces el mundo exterior palidece y en sus corazones brilla otra luz con mayor esplendor: la luz del corazón —aseveró el ruiseñor.

      —En las noches, la luz del corazón brilla como la luz de la estrella más resplandeciente de cuantas vemos en el cielo. Nuestro mundo interior crece cuando llega el crepúsculo, y el mundo exterior se convierte en una pálida sombra, pareciendo no existir más para cada uno de nosotros—. Respondió la ardilla.

       —La bulliciosa voz de la mente prepondera cuando la luz del sol reverbera, y la silenciosa voz del corazón prevalece cuando el sol declina… —dijo el conejo, acentuando la frase con amor.

        La noche los cobijó con su manto. El conejo se fue hacia la madriguera, el ruiseñor se dirigió hacia el nido, y la ardilla ascendió al árbol, y se introdujo en el agujero del samán donde vivía.

CAPÍTULO III

LA JAURÍA

       Cada amanecer, era para cada uno de ellos un instante pleno de satisfacciones y gratos momentos, pero cada uno disfrutaba de diversa manera la vida que poseía.

       Un día de tantos, el conejo se encontraba buscando un sembrado de zanahorias, que había plantado un hombre delgado y de facciones alegres.   Cada mañana iba a dar vuelta a la plantación y miraba con cariño a sus plántulas, hablando con ellas como si le comprendiesen. En ese instante, pasó el roedor con cierto sigilo para comer una zanahoria. El campesino pareció ignorarlo; sin embargo, le miraba de reojo con cierta malicia.

        El roedor, que le conocía, decidió arañar el suelo rápidamente, extrajo el tubérculo de la tierra y lo llevó a su hocico; después, saltó y corrió velozmente por un sendero de arena, y buscó un frondoso matorral, donde se dedicó a masticar muellemente la zanahoria.

       Era la hora en que el sol estaba en el cenit radiando su luz a plenitud sobre la plantación.

       Algunos pájaros, buscaban gusanillos y lombrices en la tierra, otros picoteaban frutas y bananos silvestres.

       Los peces saltaban para oxigenarse, sobre la superficie del agua de un lago sereno, rizado apenas por el viento ululante.

       Cerca del conejo, había varios girasoles dirigiendo sus doradas corolas hacia el astro rey, el sol. Él se quedó mirándolos con detenimiento, viendo cómo iban girando, en el mismo sentido en el que la estrella. El asombro creció, mientras se preguntaba cómo era que podían hacerlo. ¿Tienen sensibilidad? ¿Dónde? ¿En qué órgano? ¿Para qué dirigen sus corolas hacia el mismo lugar donde fulgura la hermosa estrella?

       No encontró respuesta alguna a sus interrogantes; entonces decidió ir a la conejera, la cual se hallaba lejos de allí.

       “Tal vez —meditó el conejo—, estén enamorados de la luz” —se respondió, y continuó su marcha al lugar.

       Cuando emprendió el camino, no se dio cuenta de que tras él, iban varios lebreles, azuzados por un cazador.

       Cuatro perros jadeantes, avanzaban rápidamente oliendo el rastro del conejo. Sus hocicos se hundían en el suelo buscando encontrar el rumbo que tomaría su presa.      

La jauría envalentonada, arreció el ataque. Sus ladridos fueron percibidos por los oídos del pequeño, quien aceleró sus pasos. Sus patas se tornaron más rápidas, debido al impulso que él les imprimió.

       El cazador, que quería tener a su presa, alertaba a cada instante a los canes, quienes aullaban cada vez que le tenían un poco más cerca.

     El conejo encontró en su paso, un pequeño riachuelo, y se zambulló sin pensarlo un sólo instante, llegando al otro lado y guareciéndose en una cueva abandonada—, sin duda alguna por un armadillo—. Se internó por los meandros, llegando a una extensa explanada poblada de árboles de grandes abarcaduras, con gruesas lianas y pájaros que jamás había visto.

       Extrañado, pero contento por haber escapado de sus perseguidores, respiró con tranquilidad y se dijo: “estoy alejado del lugar donde habito pero ¿qué puedo hacer? Estoy vivo aún”

       Entonces se dedicó a buscar un lugar seguro para pasar la noche.

Continuará…

Publicado por jorgeeliecertrivigno

BIOBIBLIOGRAFÍA Nacido el 27 de enero de 1958 en la ciudad de Manizales. Estudios de dibujo y pintura artística en Bellas Artes, Manizales. Escritor de literatura infantil y juvenil. Ganador de mención de honor y de recomendación editorial del Premio Andino y Panamá Enka de literatura infantil y juvenil, con la novela infantil: “Ricardo Caracol”. Obras disponibles en: www.lablaa.org del Banco de la República: “El canto de la cigarra” (Poesía infantil) y “Ricardo caracol” Otras obras: “Rosa la luciérnaga” Publicada en la Imprenta Departamental de Caldas en 1992. Ensayo de carácter espiritual. Se han publicado cuentos cada mes, desde mayo de 2015, hasta el 2016, en la revista literaria: “La letra errante” de México. Ensayos publicados en la revista digital: Tras la cola de rata. Pereira, Colombia: Juan Ramón Jiménez y la rosa, La imaginación creadora, Proceso de la imaginación creadora, Anima Mundi; Amado Nervo, la búsqueda de sí mismo, Ramón del Valle Inclán y la Gnosis, Semblanza de un amigo, Iván Cocherín el poeta; Barba Jacob, un corazón atribulado, El tesoro de los magos, Grandes enseñanzas en Blancanieves, La sabiduría oculta en las palabras, La verdad y la mentira, El amante del viento y de la rosa, El mayor engaño y el mayor olvido, Inexistencia del eslabón perdido, García Lorca: dramaturgo y poeta del encanto, Luis López del Mesa: gigante de América, El amor según la sabiduría, ¿Qué es poesía?, Amado Nervo: La búsqueda de sí mismo. “Apólogos” Colección Cumanday. Editorial Manigraf. Manizales, Caldas. Octubre de 2015. “Ronda de la vida” Libro de poemas infantiles. Octubre de 2016. Obras en colectivo: • Escritos en cuarentena, en el año 2020. Editorial Manigraf, Manizales, Caldas. • Medellín, Colombia. Voces literarias en el año 2020. • Voces literarias. Editorial Manigraf, Manizales, Caldas, en el año 2021 • Poemario Baja California del sur. México junio de 2021 • Antología Mariposas peregrinas. Editorial Ave azul. Ciudad de México. noviembre de 2021. • Ensayo La imaginación creadora. Junio de 2021. Editorial Magenta. • Ensayo La imaginación creadora, diciembre de 2021. Editorial The University Press of the South. Europa.

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