Por Olivier Pascalin

En el famoso mito medieval de Tristán e Isolda, esta última recibe una poción de amor destinada a ella y al rey Marc, con quien se va a casar. Pero, por error, es el caballero Tristán, creyendo que está sirviendo vino, quien comparte la poción mágica con Isolda, es el comienzo de su amor imposible que terminará trágicamente con la muerte de los dos amantes.
La historia está plagada de leyendas como ésta sobre supuestas pociones de amor, que supuestamente enamoran locamente a las personas que las beben. Se dice, por ejemplo, que es la favorita del rey Luis. Ya sea por travesuras políticas o por corazones rotos, la poción de amor se menciona en textos antiguos desde hace más de 5.000 años.
Hoy en día, para reavivar la llama en caso de “bajón”, recurriremos a la famosa pastilla azul o al seguimiento de pareja con un psicólogo especializado. Pero hace 5.000 años, las parejas acudían a los druidas cuando se enfrentaban a semejante dificultad, no para discutir, sino para participar en un ritual.

Esto es poco conocido, pero los druidas no sólo eran los guardianes de las plantas medicinales, sino que su gran sabiduría también era recurrida para otras dificultades como los problemas de pareja. El objetivo de estas ceremonias era mantener el amor cerca de uno mismo, fomentar la sensualidad o estimular la libido. Pero ojo: al contrario de lo que podría pensarse a primera vista, ¡no tenían nada de mágico!

La solución de los druidas para unir a las parejas se basó en su profundo conocimiento de la naturaleza que los rodeaba. Y fue en la naturaleza, el 1 de febrero, primer día del período Brigantia, donde los druidas recogieron la planta del amor: la verbena. La tradición druídica dicta que si te frotas las manos con verbena y luego tocas a tu pareja, te devolverá su amor.
Si crees que esto es sólo una creencia simple y algo ingenua, piénsalo de nuevo… En la Edad Media, los druidas eran considerados verdaderos científicos. Su conocimiento se basaba en una sólida experiencia con las plantas. Numerosas investigaciones también han confirmado el uso tradicional de las plantas por parte de los druidas. Por supuesto, hay pocas posibilidades de que este ritual druídico te permita seducir a la persona que amas.
Sería exagerado decir que esta planta es una auténtica poción de amor. Pero recientemente, los científicos han dado la razón a los druidas sobre sus virtudes libidogénicas.

Porque detrás de su aparente calma, la verbena esconde un alma lasciva. La culpa la tiene un alcaloide, la verbenalina, que le daría un doble efecto sobre la libido: la verbena no sólo dilata las arterias, sino que favorece notablemente la turgencia del pene masculino, facilita la erección y estimula la libido…
Pero la verbena también aumenta el deseo al reducir el estrés y la ansiedad.
Para un efecto “poción de amor”, no te aconsejo que te frotes las manos con ella, sino que la consumas en una decocción ligera:
Dejar en frío durante 15 minutos y luego llevar a ebullición.
Dejar en infusión durante 10 minutos.
Beber 2 tazas al día durante dos semanas.
La verbena también se utiliza para favorecer la digestión, en casos de reumatismo o incluso migrañas. En este caso, opta por una infusión, utilizando dos cucharaditas de verbena en una taza de agua caliente para infusionar durante 10 minutos.
Lo que me llama la atención de la verbena es que muchos de nosotros la bebemos antes de acostarnos, sin darnos cuenta de que esta planta en realidad proviene de una larga tradición druídica.
Tendemos a olvidarlo, pero muchos usos actuales de las plantas en realidad nos llegan de los druidas, mucho antes de que fueran estudiados por los científicos.

Los druidas no realizaron trabajos científicos en el sentido moderno, pero pasaron miles de años probando, verificando y utilizando las plantas de nuestras regiones.
Su conocimiento es inmenso… y no ha desaparecido.
En el siglo XXI todavía hay druidas en nuestras regiones. A menudo viven escondidos, pero continúan transmitiendo sus conocimientos que se remontan a más de 5000 años.

