Gabriela Wiener, la literatura y el huacoretrato

Por Hilda Palermo

Se preguntarán, ¿qué es un huacoretrato?, es una pieza arqueológica precolombina de la cultura mochica, asentada en el norte peruano, que simula exactamente el rostro humano, gestos, atributos, deformaciones, rasgos faciales, etc.

¿Y quién es Gabriela Wiener?, es una escritora peruana, joven, actualmente residiendo en Madrid, España, poseedora de rasgos profundamente indígenas, que pertenece al grupo de nuevos cronistas latinoamericanos.

A pesar de su juventud, su obra es muy vasta, escribe para diferentes revistas y publicaciones de América, además de ser autora de algunas obras muy intimistas.

En su vida privada es defensora y practicante de lo que se llama el poliamor, tres personas en una relación, la cual ha analizado en su literatura y sobre lo que dicta conferencias, especialmente en España y New York.

Su infancia fue muy dura, al ser educada en colegios exclusivos, su apariencia indígena era objeto de burla, especialmente cuando iban a los museos de arqueología, creando un conflicto de identidad, a pesar de su origen francés.

Su familia proviene del austríaco Charles Wiener, un explorador que vino al Perú en el siglo XIX y que habría descubierto la ubicación de Macchu Pichu sin llegar a la ciudadela misma. En la documentación histórica, se establece que, a su retorno a Francia, Wiener se llevó muchísimas piezas arqueológicas precolombinas, incluidos los huacoretratos, que han sido la base de la colección que tiene el Museo del Hombre de París, incluso menciona haber comprado un niño para llevárselo a Francia.

Durante su permanencia en el Perú tuvo un hijo con una indígena, iniciando el mestizaje que nos lleva hasta la actual escritora, marcando su temática literaria; según la crítica especializada, “trata de desentrañarse a sí misma”.

No solamente la raza es su preocupación literaria, también lo es el sexo, ha escrito una serie de crónicas, en primera persona, que exploran su sexualidad, su deleite con la pornografía, donación de óvulos y encuentros con intercambio de parejas. Sus escritos los han clasificado como “testimonios”. En resumen, es feminista, antirracista, contraria al colonialismo español a pesar de que vive en Madrid.

De su obra, Huacoretrato, se puede decir que es furiosa, es una “experiencia salvaje” porque abre muchas heridas, es una obra muy cruda, se adentra en la vida familiar de sus antepasados para tratar de explicarse si ella está en el lado correcto de la historia, tiene conciencia de clase, sabe que “migrar no es volver a nacer, es renombrar”.

Entre sus libros editados figuran Sexografías, Nueve lunas, Mozart con priapismo y otras historias, Kit de supervivencia para el fin del mundo y Llamada perdida, y los poemarios Ejercicios para el endurecimiento del espíritu Dicen de mí.

«Recorro los pasillos de la colección Wiener y entre las vitrinas atestadas de huacos me llama la atención una porque está vacía. En la referencia leo que dice: ‘La momia de un infante’. Pero no hay ni rastro de esta. Algo en ese espacio en blanco me pone en alerta, que sea una tumba, que sea la tumba de un niño no identificado, que esté vacía, que sea, después de todo, una tumba abierta o reabierta, infinitamente profanada, mostrada como parte de una exhibición que cuenta la historia triunfal de una civilización sobre otra. ¿Puede la negación del sueño eterno de un infante contar esa historia? Me pregunto si se habrán llevado la pequeña momia a restaurar como se restaura un cuadro y si han dejado en la vitrina en la sala como un guiño a cierto arte de vanguardia, o si el espacio en que no está es una denuncia permanente de su desaparición como cuando robaron un Vermeer de un museo de Boston y dejaron por siempre el marco vacío en la pared para que nadie lo olvide.
Especulo con la idea del robo, con la mudanza de la repatriación si no fuera porque vengo de un territorio de desapariciones forzadas en el que se desentierra, pero sobre todo se entierra en la clandestinidad. Tal vez esa tumba invisible detrás del cristal no me diría nada. Pero algo insiste dentro de mí. Quizá porque ahí dice que el niño de la momia ausente era de la costa central de Chancai, del departamento de Lima, la ciudad donde nací. Mi cabeza deambula entre pequeñas fosas imaginarias y excavadas en la superficie. Encajo la pala en el hueco de la irrealidad y retiro el polo. Esta vez mi reflejo de perfil incaico no se mezcla con nada y es por unos segundos el único contenido, aunque espectral, de la vitrina vacía. Mi sombra atrapada en el cristal embalsamada y expuesta reemplaza a la momia, borra la frontera entre la realidad y el montaje; la restaura y propone una nueva escena para la interpretación de la muerte. Mi sombra lavada y perfumada, vaciada de órganos, sin antigüedad , como una piñata translúcida llena de mirra nada que puedean devorar ni destruir los perros salvajes del desierto».

Huaco retrato. Gabriela Wiener (Literatura Random House).

Publicado por Juana Manuela

Empresa destinada a la publicación de textos de difernetes géneros literarios, como así también a la difusión de nuestra cultura latinoamericana.

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