Votar no es un derecho fácil

Por Daniela Leiva Seisdedos

40 años de Democracia, 40 años de poder elegir libremente. No son pocos los que, a mí alrededor, dicen no saber a quién votarán en las próximas elecciones en nuestro país, que no quieren ir a votar porque nada va a cambiar.

No podemos dar por hecho la democracia. El derecho a votar es una de nuestras libertades más importantes como individuos. Garantiza que tenemos voz y que nuestras voces se escuchan.

¿Vale que el desencanto nos apague las ganas de ir a votar? No da lo mismo ir a votar o quedarte en tu casa. Amigos no nos quejemos después si no nos quejamos ahora.

El votar te da el poder de elegir el camino de tu Ciudad, Estado y País. Debemos ir a votar porque así expresamos nuestro compromiso con la democracia, ir a votar es pertenecer a una comunidad y en esa comunidad persona hay mucho que ganar, pero también mucho que perder. Antes de ir a votar debemos cuestionarnos sobre las necesidades y deseos que tenemos y de ahí partir para investigar cuál partido o propuesta es la mejor opción para la situación actual del país.

Las generaciones nacidas en democracia no pueden dejar de comprender el verdadero valor que supone el votar. La Democracia es la forma de gobierno política más arraigada en el mundo por cuanto le permite a una comunidad levantar su voz y garantizar la práctica de derechos individuales y colectivos, sin distinción de condiciones.

Ir a votar no significa pertenecer a un partido político, simplemente es un acto de participación ciudadana que ejercemos de acuerdo a nuestros ideales.

Democracia es votar, pero no es solo votar, Democracia es también libertad de expresión y reunión, incluso para discrepar de la propia ley o del modelo de Estado.

Cuando votamos, estamos participando en decisiones relacionadas a la salud, equidad de género, derecho de votar, infraestructura, empleo, educación, impuestos. El sufragio obligatorio también nos puede dar una mayor representatividad a las elecciones, especialmente en sociedades de gran desigualdad como la Argentina.

El destino de Argentina no se debe definir en pequeños círculos de influencias. No se puede  utilizar el capital electoral que tenemos todos con política sucia, demagogia con campañas difamatorias, actos de corrupción de nuestros políticos y con el uso de la denigración de cada uno de nosotros por nos respetarnos nuestras ideas, no necesitamos más violencia para poder vivir en paz.

La forma de protestar no es, de ningún modo, la abstención, pues esto implicaría ceder el gobierno sin ninguna resistencia. Eso sería renunciar a lo que por definición nos corresponde, el derecho de decidir sobre nuestro propio país.

El voto en Argentina es universal, igual, secreto y obligatorio según el artículo 37 de la Constitución Nacional.

• Es universal: porque es un derecho que le corresponde a todos los argentinos mayores de 16 años independientemente de su raza, sexo, creencias o condición social.
• Es igual: El valor que tiene tu voto es el mismo para todos los ciudadanos. Una persona, un voto.
• Es secreto: para que nadie pueda influir en tu voto.
• Es obligatorio: Votar no es solo un derecho, es un deber.

El derecho al voto parece aumentar el compromiso político, una fuente de democracia. Los cambios los debemos hacer en las urnas y nuestro voto se tiene que escuchar.

Ya no hay espacio para darnos golpes de pecho por la situación actual de Argentina, ahora, dada la angustia, bronca por todo lo que nos sucede, solo queda demostrar la inconformidad ejerciendo el deber y  el derecho al voto de manera racional y crítica.