Por Daniela Leiva Seisdedos

La obsolescencia programada/ planificada es la planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio, de modo tal que tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa se deja de utilizar y se reemplaza por otro nuevo, mejor y que consume menos tiempo para luego tener más tiempo en pensar en que cosa nueva voy a necesitar más tiempo para no tenerlo pero…¿el humano está programado por la obsolescencia?
La obsesión de ser grande con siete años eso es lo que se hace con la infancia por estos días. Es difícil ser niño es estos tiempos y los niños hoy son todo menos niños. Como buena rebelde no creo es este slogan «los chicos de ahora son diferentes» los que hemos cambiado somos nosotros los adultos que hacemos adultos a nuestros niños.
Amo la risa contagiosa de los niños que se ríen porque la niñez debe ser niñez para jugar y aprender sin presiones ni responsabilidades de mayores.

El juego es el gran protagonista de los derecho a ser niños, sin embargo hoy es muy difícil imaginar un niño jugando a algo creado por ellos.

Yo cuando era chica jugaba con una caja y esa caja era una casita, mi hermano “agarraba” una maderita media robusta y se transformaba en un camión y ¿ustedes imaginaban juegos?
Parece que hoy prima el contexto infantil de la vida sin el juego; nuestros niños cada vez juegan menos, están encerrados en un mundo virtual, irreal, matando gente algunos, otros construyendo cárceles con mycraft.

No los hacemos valorar un día en la plaza, el simple hecho de aburrirse el mundo de ellos pasa por una pantalla y esta se convierte en un chupete electrónico.
La imitación de comportamientos adultos nos muestra que le estamos robando la infancia. Jugar significa estar en un proceso creativo, donde se forma la personalidad. Pienso que esos juegos anulan el concepto de juego, no hay diálogo y no nos comunicamos porque vivimos hablando a un aparatito que carece de humanidad.
¿Pregunto los papás de ahora saben jugar?
Tratemos de vivir con intensidad cada momento con nuestros niños porque nos perderemos muchas cosas de una infancia que ya nunca volverá, demos tiempo también en cantidad muchas veces creo que no solo es necesaria la calidad y para ser niños se necesita invertir tiempo.
Los niños son considerados seres íntegros con derechos y obligaciones, pero hoy vienen a pagar nuestras deudas, nuestras falta de tiempo, nuestros egoísmos, simple no invertimos tiempo en nuestros niños. Un niño primero es una persona, que llega a un mundo donde todo está por conocer por lo tanto es inocente, tienen una fuente inagotable de imaginación, una persona que está construyendo su mundo y todo lo asombra, copia todo lo que ve pero son extremadamente dependientes de nosotros.

¿A quién no le agrada lo espontáneos, lo traviesos, lo bulliciosos que son?
Pero no nos olvidemos que son personas y están ahora, porque para ellos siempre es presente. Los niños de hoy en día no saben jugar, viven en un mundo hiperconsumista que en realidad no saben.
¿Cuál es el valor de las cosas?, por eso piden cosas que no disfrutan más de un instante; otros no tienen tiempo con miles de tareas que realizan en la semana o mandando al niño a trabajar para que aprenda el valor de las cosas, llegando incluso a la explotación infantil siempre en beneficio de los grandes aclarando que, ayudar en la casa con tareas mínimas como: levantar la mesa, ordenar el cuarto, hacer la tarea escolar etc., no es trabajo infantil.
No aceleremos su paso por este mundo, seamos responsables y juguemos con nuestros hijos porque de repente pueden crecer más rápido sin que nos demos cuenta y nos quedemos huérfanos de su infancia.
“Ya no quiero ser mayor, no quiero ser mayor. No quiero ser un hombre domesticado. Ya no quiero ser mayor, No quiero ser mayor Prefiero ser un niño enamorado”.
Roque Narvaja
Les dejo esto para pensar:
La Convención de los Derechos del Niño es el tratado de derechos humanos más ratificado de la historia y su carácter vinculante obliga a cumplirla en todo el mundo. Estados Unidos es reacio a adoptar tratados de derechos humanos, por lo tanto no lo firma. Estados Unidos tardó 40 años en ratificar la convención que prohíbe el genocidio. El otro país es Sudán del Sur.

