La luna, siempre la luna en Federico García Lorca

Por Emilia Baigorria

El universo de la poesía nos convoca por los caminos del tiempo a reeditar una de sus voces superiores, la de Federico García Lorca. Y como una sublime melodía sus versos, aún los de tono trágico, sueltan engarzadas cuentas de belleza.

Romance de la luna, luna


A Conchita García Lorca


La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos.
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
-Huye, luna, luna, luna,
Si vinieran los gitanos,
arían con tu corazón
collares y anillos blancos.
-Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
-Huye luna, luna, luna,
Que ya siento sus caballos.
-Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado..
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
Cómo canta la sumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

Esta partitura poética tiene la virtud de reunir todos los géneros literarios en el transcurrir de sus estrofas. 

La luna es el personaje protagonista y en una personificación excelsa muestra un mundo particular: el gitano, allí donde es figura de trabajo la fragua para ennoblecer el metal. 

La luna, sin dejar su altivez, llegó a llevar al niño. El tránsito por las rutas del tiempo asoma a la vestimenta del S. XIX, por eso el polisón. Desde entonces hasta ahora la evocación de este Romance señala su presencia intacta. 

Todo conjuga en mágica y enigmática armonía, la blancura de la luna, la pureza de los nardos y la inocencia del niño gitano.

 

En subyugante entreacto realiza su danza la luna luciendo su desnudez

La voz del niño se eleva en un ruego y una advertencia “si vinieran los gitanos/ harían con tu corazón collares y anillos blancos”, esa voz se apaga con la sentencia de la luna “… te encontrarán sobre el yunque/ con los ojillos cerrados” revelando al instante cuál es su significado, que no es otro más que la muerte misma. 

La melodía esconde su ternura para dar paso al redoble del tambor y a manera de réquiem el aire llora por el niño.

El paisaje y la piel se unen en el bronce con el campo de olivar sembrando lágrimas de dolor por el gitanillo que ya duerme en la fragua.

Los géneros literarios marcan su asistencia mediante la lírica suprema, el romance es una exhalación de belleza conjugando con maestría la descripción del paisaje entornado por la tristeza. Los momentos de diálogos entre el niño y la luna, aunque son cantos líricos, nos acercan a un escenario teatral. 

El poema es infinito, no se agota en sus innumerables interpretaciones. También los pintores pueden acudir a este romance para recrearlo en sus múltiples significaciones, desde el contraste blanco y negro mostrando la extrema tristeza hasta la armonía entre el negro verdoso de la zumaya y el verde aceitunado del olivar ante un ambiente entristecido por la muerte del niño gitano. 

Media luna
La luna va por el agua.
¡Cómo está el cielo tranquilo!
Va segando lentamente
el temblor viejo del río
mientras que una rama joven
la toma por espejito.
La luna y la muerte
1919
La luna tiene dientes de marfil.
¡Qué vieja y triste asoma!
Están los cauces secos.
Los campos sin verdores
Y los árboles mustios
Sin nidos y sin hojas.
Doña Muerte, arrugada
pasea por sauzales
con su absurdo cortejo
de ilusiones remotas.
Va vendiendo colores
de cera y de tormenta
como un hada de cuento
mala y enredadora.
La luna le ha comprado
pinturas a la muerte.
En esta noche turbia
¡Está la luna loca!
Yo mientras tanto pongo
en mi pecho sombrío
una feria sin músicas.

Desde nuestra revista hicimos otros artículos para rendirle homenaje a este gran poeta y escritor español, para que puedan conocer la magnitud de su obra.

El poeta salteño José Cantero Verni, le dedicó un romance.

Fuente:

  • García Lorca, F. (1961) Romancero Gitano, Tomo 2 y 4. Losada: Bs. As. 

Publicado por Juana Manuela

Empresa destinada a la publicación de textos de difernetes géneros literarios, como así también a la difusión de nuestra cultura latinoamericana.

Deja un comentario