Por Hilda Palermo

Así se titula un famoso vals de Alicia Maguiña, dedicado a nuestra patria, y así sentimos al celebrar el 28 de julio, el 202 aniversario de la Independencia Nacional, iniciada el año anterior en la ciudad de Trujillo, La Libertad, proclamada en la ciudad de Lima, en 1821, por el General Don José de San Martín y sellada definitivamente, en Ayacucho, en 1824.

Pero todo proceso de independencia no se gesta de la noche a la mañana, hay un período de preparación, de luchas internas y de sacrificios y, en el caso peruano, debemos remontarnos a la labor de los próceres de la independencia, de los primeros insurgentes desde 1780 con Tupac Amaru, que se rebeló contra el dominio español, esparciendo la semilla libertaria a otros territorios.

El proceso independentista peruano aún sigue siendo estudiado, fueron una serie de grupos culturales, raciales, sociales, que se unieron para luchar por su libertad; las causas fueron muy variadas, no solamente políticas, sino también sociales y, desde luego, económicas, como las analiza el Dr. Antero Flores-Araoz, en su libro “Estudio sobre las causas económicas de la emancipación peruana”.
El sentir de los criollos y de los mestizos de sentirse ninguneados por las autoridades españolas; el desprecio hacia los locales y, peor aún, los abusos contra los indios, lo que fue gestando un sentimiento de rechazo a todo lo español.

José Valdizán expresa que esta fecha es buena para pensar en lo que somos, en nuestra identidad, en reforzar los lazos que nos unen a nuestra patria, es decir, es consolidar más, nuestra peruanidad, el respeto a las leyes universales, a los valores, a nuestras culturas, a nuestro país que es multicultural por excelencia.
