Transitar la vida…

Por Lucila Moro

Cuando se presente en tu vida una etapa de pruebas difíciles, observa y acepta las ayudas que te traiga el Universo, deja fluir, no pongas resistencia, mantén constante tu pensamiento positivo, mientras vas tomando conciencia de tu aprendizaje.

Creo en los pasos firmes y lentos, con el tiempo necesario para cada cosa, en las fortalezas formadas por las pequeñas construcciones de cada día, porque son esas las que no se derrumban con el primer viento.

Esos pasos que afirman con fuerza cada aprendizaje, sintiendo todo.

Saborear una comida caliente despacio, saborearla, detenerse a sentir el olor de una flor, observar silenciosamente un ave…

También en la tristeza que irrumpe de golpe por algún recuerdo de alguien que ya no está, dejar caer las lágrimas poco a poco, esas que si no salen duelen más, nos lastiman y enferman.

Creo en las cosas que vivimos intensamente, pero paradójicamente en la pausa, no todo lo intenso es necesariamente es rápido.

Todo eso que la constancia hace más sólido.

Cuando me permito sentirlo todo, lo que me inunda de alegría, pero también aquello duele, entiendo lo que significa y el mensaje que llega a mí, entiendo que algo importante se esconde en esos segundos, incluso de incertidumbre.

La incertidumbre es parte de la vida, no es buena, ni mala, es simplemente la incapacidad que tenemos de controlar las cosas, ¿y cuántas veces perder el control no fue lo mejor que nos pudo pasar?

Creo en los pasos lentos, esos que en un segundo sienten la tierra, el barro, o la arena caliente, sin la necesidad de salir corriendo porque ese estímulo es necesario para entender dónde queremos ir.

A veces lo rápido nos cuesta caro, no se saboreó lo suficiente como para darnos el tiempo de saber, si es lo que elegimos comer, y admito que soy una persona impetuosa, que la mayoría de las veces decidí impulsivamente, pero siempre caminé lentamente en mi interior, aprendí muy despacio atesorando todo, disfrutando cada instante.

Aprender muchas cosas, valorar los regalos, entender los quiebres que hicieron los grandes cambios, fueron procesos lentos, no hay un clic, eso que creemos que lo es, en realidad son una serie de sucesos que nos transformaron de a poco.

¿Sabías que el odio, enojo, envidia bajan nuestra energía vital? A menudo nos sucede que arrastramos esquemas de experiencias anteriores que proyectamos en el presente; y se disparan situaciones inconscientes sucedidas en la primera infancia, por lo tanto, nuestra vida actual en muchas ocasiones está determinada por situaciones no resueltas del pasado, ¡pero no desesperes todo esto tiene una solución!

Nuestras cualidades espirituales emociones y virtudes como seres humanos están vinculadas a nuestros órganos vitales y a ciertos puntos energéticos en el cuerpo. Nuestras emociones, sentimientos, pueden ser sanados a través del CHI, término chino que comúnmente escuchamos en maestros de yoga, mucho se ha hablado y mucho se ha escrito sobre esta energía vital, que todo ser vivo posee, las plantas, los animales, los seres humanos, y por supuesto toda la naturaleza que nos rodea.

El Chi actúa como un eslabón que une el cuerpo físico, el cuerpo de energía y el cuerpo de espíritu. Estos puntos energéticos viajan a través de canales llamados Nadis o meridianos de acupuntura.

Cada pequeño paso es el que le da sentido al camino, caminar lento, como quien respira la vida misma, despacito, en cada respiración, mantenernos aprendices y humildes sin dejar de asombrarnos y sorprendernos.

Publicado por vickylm57

Soy dozente profesora de educacion fisica en capacidades especiales y autora de varios libros .Investigadora en Envejecimiento y cuidado del cuerpo.

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