¿Conocemos nuestro interior?

Por Lucila Moro

En tiempos en los que estamos estresados ​​y preocupados, como muchos de nosotros lo hemos estado últimamente con amenazas como el coronavirus, es aún más difícil encontrar nuestra serenidad y regular nuestras emociones de manera efectiva.

En primer lugar, es interesante e importante recordar que la ansiedad relacionada con un contexto percibido como amenaza es totalmente fisiológica.

¡Recuerda que descendemos de nuestros antepasados ​​de Cro-Magnon que tuvieron que huir del peligro para ¡sobrevivir! Solo, en este contexto de aislamiento, almacenamos y almacenamos la energía de huída o de lucha ante el peligro.

La inmovilidad puede generar ansiedad y dar lugar a comportamientos como la agresividad, la impaciencia, incluso la desesperación…

Gestionar tus emociones, ¿para qué sirve?

La regulación de las emociones es cómo lidiamos con los sentimientos que experimentamos para experimentar bienestar, construir relaciones positivas y lograr los objetivos deseados. Cuando nos sentimos decepcionados, felices, ansiosos o motivados, ¿qué hacemos para sentir más o menos este sentimiento? ¿Cómo es que nos quedamos enganchados a este sentimiento o cómo cambiamos a un sentimiento diferente?

Es importante tener en cuenta que, desde la perspectiva de la inteligencia emocional, regular las emociones implica aceptar los sentimientos a medida que surgen para que no se sienta demasiado apegado, reactivo o abrumado por ellos.

¿Cuál es nuestro objetivo, qué destino elegimos? El primer paso es nuestra portería, las porterías que tenemos para nuestras emociones son como las de muchos deportes: miramos la canasta o los postes de la portería y decidimos hacia dónde queremos que vaya la pelota.

Cuando nos fijamos una meta para regular nuestras emociones, decidimos hacia dónde queremos que vayan nuestras emociones: ¿queremos que suban, como si nos alegráramos aún más pensando en una fiesta? ¿O queremos que nuestras emociones bajen, como si nos sintiéramos menos ansiosos por nuestra capacidad de adaptarnos al estilo de vida de encierro?

Una frase clave para decirte a ti mismo regularmente es: “¿Qué decido pensar sobre esto? ¿Cómo quiero sentirme? » Después de la etapa de acoger nuestras emociones, podemos ser proactivos y dirigir nuestros pensamientos en una dirección coherente con nuestro propósito.

La respiración consciente es, como el ancla de un barco, nuestro “punto cero”. Practicar la respiración consciente a diario mejora nuestra calidad de presencia, de aceptar las emociones y los sentimientos a medida que surgen, y de no ser demasiado reactivos o abrumados por ellos.

Otra estrategia efectiva es simplemente ajustar nuestro pensamiento. Es conveniente porque nuestros pensamientos nacen en nuestra cabeza, por lo que podemos cambiarlos en cualquier momento y en cualquier lugar. Por ejemplo, cuando queremos sentirnos menos ansiosos, podemos preguntarnos: «¿Hay otro punto de vista sobre esta situación?» O podemos decirnos algo positivo por dentro.

Sin duda que este es un tema que dá para seguir dialogando, así que para la próxima continuamos

Publicado por vickylm57

Soy dozente profesora de educacion fisica en capacidades especiales y autora de varios libros .Investigadora en Envejecimiento y cuidado del cuerpo.

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