«Agua que pasa y se va» Cochereando en el recuerdo César Fermín Perdiguero

Por Silvana Irigoyen

Llanto del sauce abatido

sobre el agua que pasa y se va

Llanto del sauce abatido

tu risa y tu lluvia

por dónde andará

Cochereando en el recuerdo

» La palabra recordar: viene del latín «recordari «, formado de re (de nuevo) y cordis (corazón). Recordar quiere decir mucho más que tener a alguien presente en la memoria. Significa «volver a pasar por el corazón

Mi abuelo Pedro, tucumano de nacimiento y oranense por adopción, habia recorrido el norte a caballo. Fue jefe de estación de tren  y tenía un vasto conocimiento  sobre los árboles y los animales. Pero lo que más atesoro de él es que era  un  narrador oral extraordinario. Mi infancia y adolescencia estuvieron pobladas de sus relatos de viajes, de esas asombrosas travesías por el chaco salteño, o por las tierras del   trópico amado.  Y quizas por ese afán de escuchar ( que había aprendido con mi abuelo),  llegué a descubrir a don César Fermín Perdiguero.

Cada noche, esperaba con ansias su programa radial «Cochereando en el recuerdo» y su voz me   abría al vértigo de imaginar tantos mundos posibles.  

Mi abuelo partió hacia la eternidad en 1982; y en 1984  se iba de gira al infinito César Perdiguero. Y recuerdo que ese día lloré mucho. Lloré por él, por mi abuelo y por mí; sentía la orfandad de esas voces que me habían habitado de tantos caminos y caminantes. ( No sabía, por entonces, que estarían  para siempre conmigo)

César Fermín Perdiguero fue locutor en LV 9, radio Salta, periodista, escritor, compositor de bellas páginas del cancionero popular junto a músicos como Eduardo Falú, Gustavo Cuchi Leguizamón, José Juan Botelli, César Isella, Oscar Valle, entre tantos. Llegó a ejercer la dirección de LV9 Radio Provincia de Salta.

En 1946 inicia el ciclo «Cochereando en el Recuerdo», espacio radial que contribuyó a la memoria colectiva desde el relato  oral.

Con su inconfundible  voz, Perdiguero comenzaba a «contar una historia» y  habilitaba la imaginacion del oyente, en ese segmento de la noche, con  evocaciones de un tiempo ido; con  mitos y leyendas en las que seres mágicos  cobraban formas diversas en el entramado de tantos mundos posibles.

También fue uno de los conductores del programa “El Canto cuenta su historia” que se emitia por Radio El Mundo, y creador de “slogans” que pronunciaba y se imponían como definitivos en los festivales: “América Canta en Salta”,Alegrate Cafayate”… o su “Churo, ¿no?” de sus audiciones radiales.

Aportó más de treinta canciones a la cultura popular, entre las que se destacan Estoy de vuelta (con Fernando Portal) ,  Fiesta de guardar (con Gustavo «Cuchi» Leguizamón) , Guitarreando (con Cesar Isella) , India Madre (Con Eduardo Falú)  o La niña de Los Lapachos (con José Botelli), entre otras.

Su solidaridad sin límites lo llevó a iniciar campañas que quedarían para siempre como legado en el quehacer de Salta, como la Campaña del kilo para el Hogar de ancianos San Vicente de Paul; o la «Noche del Peregrino»  ocasión en que solicitaba donaciones para los peregrinos que habían llegado a la ciudad por la Fiesta del Milagro.

Fue el iniciador, junto a Arnaldo Etchart de la Serenata a Cafayate.

Entrado el siglo XXI,  vemos que el tiempo se ha fragmentado y atomizado en lapsos breves: lo que se demora, hoy aburre.
La linealidad se ha roto, por eso también se rompe la lectura lógica de causas y consecuencias entre los hechos del pasado, y los del presente, que permiten inferir ese horizonte histórico.

El filósofo surcoreano Byung Chul Han sostiene:

«Vivimos en un presente continuo de hechos fugaces desconectados de su historia, inmersos en un ruido infernal. Las cosas se aceleran porque no tienen ningún sostén; no hay nada que las ate a una trayectoria estable. Y reina una transparencia total de luminosidad cegadora».

Detenernos para la escucha atenta, para la contemplación de la belleza cotidiana; para descubrir en el otro «el calor de la perfecta compañía» es lo que nos falta, como un acto de resistencia ante tanta fragmentariedad.

Las narraciones orales no sólo son útiles para la transmision de conocimientos, sino, y sobre todo, para compartir valores culturales y sociales, y preservar, así,  la  memoria colectiva de los pueblos. Son fundamentales para mantener vivas las culturas.

«Las lenguas viven en las canciones, relatos, acertijos y poesías, y por eso la protección de los idiomas y la transmisión de tradiciones y expresiones orales guardan una estrecha relación entre sí.»

UNESCO

Lo más importante para la preservación de las tradiciones y expresiones orales es mantener su presencia diaria en la vida social. También es esencial que pervivan las ocasiones de transmitirle conocimientos entre personas, de mantener una interacción de los ancianos con los jóvenes y de narrar relatos en la escuela y el hogar.

» Conforme al espíritu de la Convención de 2003, las medidas de salvaguardia de un sistema cultural deberían centrarse en las tradiciones y expresiones orales entendidas sobre todo como procesos en los que las comunidades son libres de explorar su patrimonio cultural, como un modo de aportar a la identidad cultural  y no tanto como productos de consumo».

Su danza primaveral,
anda la niña bailando
Y está incendiada de amor
bajo la sombra del árbol
Qué lindo baila la zamba,
la niña de los lapachos.

Perdiguero- Botelli

Dino Saluzzi. Tanta belleza!

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