Por Daniela Leiva Seisdedos

En América Latina y el Caribe, hoy hay escuelas que llevan cerradas desde marzo de 2020.
La educación argentina desde hace casi dos años es solo un asunto sanitario, administrativo, por lo cual, burocrático en nuestro país son sinónimos; llenos de protocolos que cambian a cada rato sin planificación, lo que provoca que el estudiante no encuentre el sentido de ir a la escuela. Según el nuevo encargado de la educación en la Provincia de Buenos Aires Director Sileoni, «Será lo último que se limite» ¿Será así?
¿Este año será el tercero en Pandemia? ¿Seguiremos hipotecando el futuro? ¿lo estamos analizando como el tercero en Pandemia?

La gestión escolar en el 2020 estuvo marcada por múltiples deficiencias, desde carencias tecnológicas, humanas, de equipamiento pasando por interrupciones y cambios de modalidad intempestivos.
Las modalidades de la enseñanza están desde entonces atravesadas no solo por la incertidumbre, el miedo, la ansiedad, el estrés, que provoca bajo rendimiento y el fracaso escolar; si no también por la desidia, porque vamos pateando todo para adelante y en el medio, el presente y futuro de nuestro país.
Para los funcionarios estatales no hay ningún problema en la educación. En la implementación de un programa de gestión solo hay problemas en el discurso, porque si no se toman decisiones consensuadas, se está tomando al año escolar 2022 como uno más, como si los dos anteriores hubieran transcurrido en total normalidad. Una normalidad ya deficiente en tiempos sin pandemia.

La indigencia de aprendizaje viene marchando bien. Dime sobre qué discute tu sociedad y te diré hacia dónde va, en Argentina discutimos con la mira en espejo retrovisor no discutimos para adelante, no discutimos futuro, siempre echamos culpas, pero no nos hacemos responsables de nada, somos un país adolescente.
Vivimos en un tiempo de gran incertidumbre en todos los sentidos. La pandemia ha visibilizado las debilidades preexistentes como por ejemplo, en Argentina casi la mitad de la población es pobre por lo tanto los derechos están vulnerados, al igual que el derecho básico a la educación, no llega a todos por momentos es un cuasi privilegio.
¿Es adecuada la forma en que educamos a nuestras futuras generaciones para las necesidades del Siglo XXI?
Para que un país salga de la pobreza estructural como la que soporta Argentina debemos pensar y hacer que nuestros alumnos vayan al jardín y terminen la secundaria, esto tiene que estar no solo regulado como está, tiene que cumplirse. Eso debe ser la política de estado que nos lleve adelante, debe estar en la cabeza de todos en nuestro país incluso en los que toman las disposiciones políticas.

