…Y entonces pienso en tu mano, Rosa, no de otoño sino de verano…

Por Liliana Bellone

28 DE JULIO DE 1821BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ.

26 DE JULIO DE 1822BICENTENARIO DEL ENCUENTRO DE GUAYAQUIL (SAN MARTÍN Y BOLÍVAR)

FRAGMENTO DE LA NOVELA INÉDITA GUAYAQUIL

GRAND BOURG

La tarde envuelve al general de melancolía.

Piensa:
El otoño en los árboles y el alma. Camino sobre las hojas secas. Ya soy otoño, o tal vez invierno, con llovizna y frío. Grand-Bourg es mi otoño ahora, con mi hija y mis nietas. No sé qué sería de mí sin ellas. Otoño. Mi huerta y mis flores respiran serenas como en Mendoza. Grand-Bourg es Mendoza. O Lima. Y entonces pienso en tu mano, Rosa, no de otoño sino de verano en ese invierno limeño tan cálido en nuestros corazones que parecía verano. Rosa. Flor Eterna.

Rosa Campusano Cornejo me evoca irremediablemente a Guayaquil, su patria, codiciada por el Perú y por Colombia.

Las facciones se dividirían fatalmente y la escisión sería una sentencia de muerte para la Causa. Además Guayaquil ya estaba perdida para el Perú y apenas conseguimos unos pocos refuerzos. Era mejor lograr que el ejército obedeciera a un solo mando. Era necesario terminar la guerra.

Quizás Simón no comprendió esto: había que finalizar y asegurar la libertad cuanto antes para ahorrar vidas y para evitar la anarquía, propia de las contiendas extensas; el cansancio, las heridas, las muertes, horadan los espíritus y los cuerpos. Los desesperados buscan saciar su sed y huir del infierno. Entonces surgen las deserciones, la inconsecuencia y a veces hasta la traición. Son los límites humanos. Los soldados no son semidioses; aunque tengan comportamientos heroicos.

Nunca olvidaré ese mediodía. Dos ayudantes de Bolívar fueron a buscarme a la goleta “Macedonia”. La bienvenida fue afectuosa y plena de honores. Debí rechazar la corona de laureles esmaltados que una niña colocó en mi frente. En seguida me reuní en privado con Simón.

No almorcé y por la tarde nos encontramos de nuevo: siempre lo mismo: la ansiedad de refuerzos para terminar la guerra y la forma de gobierno para las nuevas repúblicas. Hermano Simón Bolívar, de la Logia de los Caballeros Racionales, como yo, la que fundó Francisco de Miranda en Londres y en Cádiz. Caro Simón, ¿por qué no pudimos acordar en esos puntos? Si los dos habíamos abrazado la causa de la construcción de los pueblos libres, la construcción de los símbolos como determina el Gran Arquitecto Universal.

Nuestros cálculos no habían fallado, salvo en un aspecto; el temperamento indómito del continente. Chile me ponía muy nervioso, y más todavía el Perú. Estos países me llevarán a la tumba, pensaba.

Se lo dije a Bolívar. Tal vez él comprendía más a los americanos. A pesar de mi origen misionero, de la selva y el guaraní, había algo en mi persona que él no quiso o no pudo ver y eran las enseñanzas de Ricardos y las estrategias de una guerra disciplinada. Una guerra apolínea, jamás anárquica, una guerra de inteligencia, de la cual no estaba exento el espionaje. Los dos veníamos de Francisco de Miranda, los dos veníamos de la Logia gaditana y londinense. Los dos habíamos desembarcado en nuestras patrias para organizar la emancipación. Él, en Caracas, yo, en Buenos Aires, con la Logia Lautaro… Desembarco inútil. Después, Simón Bolívar dijo que había arado en el mar. Yo también pensé lo mismo, pienso lo mismo cuando veo la guerra civil entre los hombres que guerrearon por el continente, hundidos en el abismo de una intolerancia demencial, peleando los de las provincias contra esa ciudad de comerciantes que es Buenos Aires, ciudad capaz de acusarme de ladrón y ambicioso, capaz de perseguirme y denostarme, sin recaudos ni respeto, a carne viva. Tanta mentira. No sé si será maldad o locura. Tal vez sea barbarie. Esa ciudad que me dio la espalda y de la que salí casi huyendo con mi hija, fue capaz de calumniarme y tratarme de soldado y plebeyo, cuando en realidad los porteños no habían ni siquiera escuchado los acordes señoriales de Lima.

Qué ciudad burguesa resultó Buenos Aires. Comercio y dinero. Dinero y comercio. Mercantiles. A los porteños no les importa América.

Simón me lo dijo. Intenté convencerlo y le hablé de tantos patriotas. Lo único que me quedaba era ponerme bajo sus órdenes; pero se rehusó. ¿Por qué? Ahora lo sé. Pensó que yo podía ser un problema para el Ejército de Colombia.

Le dije que mis mejores apoyos eran los generales Arenales y Alvarado que no eran porteños, que venían de la tierra de los salares y los cóndores, de Salta y Jujuy, del altiplano, que habían sido formados por Martin Güemes, el guardián de las espaldas del Ejército cuando crucé a Chile y que murió en el invierno de 1821.

Pero no hubo caso. Bolívar intuyó que había una plomada que me ataba a Buenos Aires. Tuve que darle la razón. Buenos Aires es burguesa y mira a Europa. No se siente sudamericana. No sé por qué. Nunca lo sabré.
Bolívar no comprendió que las tácticas y estrategias se resolvían en un mapa, con compás y una escuadra, como una geometría y una matemática. Era imposible que nos entendiéramos.
No había lugar para los dos en el Perú. Me parece oír todavía la voz de Tomás Guido que no entendía mi decisión. Siempre Tomás, hermano de las Logias fundadas por Bello y Miranda. Tomás Guido, fraternidad sin igual, indagándome sobre mis decisiones como cuando me pidió que le explicara la razón por la cual no desembarqué en Buenos Aires cuando regresé cuatro años después. Cómo iba a desembarcar si Lavalle acababa de fusilar a Manuel Dorrego.

¿Cómo iba a hacer para presenciar tantos enfrentamientos? Fatalmente, quedaría atrapado en alguna de las facciones enemistadas. ¿Cómo podía aceptar el cargo militar que me ofrecía Lavalle? ¿Cómo podía ponerme al frente de las tropas que luchaban contra otros argentinos? ¿Ha retrocedido la Argentina a los siglos bárbaros? ¿Ha retrocedido a la horda primera? ¿Dónde están las luces de Manuel Belgrano y de Mariano Moreno? ¿El país se encamina acaso hacia un régimen despótico?

Esto es solo un fragmento de la novela inédita «Guayaquil»
...Mi huerta y mis flores respiran serenas como en Mendoza. Grand-Bourg es Mendoza. O Lima. Y entonces pienso en tu mano, Rosa, no de otoño sino de verano en ese invierno limeño tan cálido en nuestros corazones que parecía verano. Rosa. Flor Eterna.
Rosa Campusano Cornejo me evoca irremediablemente a Guayaquil, su patria, codiciada por el Perú y por Colombia... 
Fragmento de la novela inédita Guayaquil. (Liliana Bellone)

La escritora, poeta y crítica literaria, Liliana Bellone, nació en la ciudad de Salta en 1954.

Se graduó en Letras en la Universidad Nacional de Salta, donde ejerció la docencia y la investigación. Ha publicado dentro de los géneros de poesía, cuento, novela, crítica literaria, teatro y ensayo. Se consagró como ganadora del VI Premio Internacional de Narrativa Novelas Ejemplares en España. Su obra, «El libro de Letizia» (Novela de Capri), caracterizada por sus rasgos Borgianos, fue la elegida entre 532 títulos presentados. El libro es la continuación de una saga sobre el tema del exilio.

Entre sus publicaciones:

Novelas

  • Augustus, Premio Casa de las Américas de Cuba, editada en La Habana, 1993. (2da y 3ra ediciones argentinas en 1994 y 1999, respectivamente).
  • Fragmentos de siglo ,1999.
  • Las viñas del amor, 2008.
  • Eva Perón, alumna de Nervo, Edición de la Biblioteca del Congreso de la Nación Argentina, Colección del Bicentenario.


Cuentos:

  • El rey de los pájaros, 1992
  • De amores y venenos ,1998
  • De la remota Persia y otros cuentos, 2004
  • Estas que fueron pompa y alegría, 2007.

Poesía:

  • Retorno, 1979 (Premio Provincial 1977) -Elegía en primavera, 1988 -Voluntad y otros poemas, 1994
  • Convergencia ,1986 -El Cazador ,1991 -La travesía del cuerpo, 1992
  • A. de J.C., 1996 -Psique, 2004, Febrero, 2006


Teatro:
…y sonaba el minué…(Premio Provincial 2010)

Premios:
Premio Casa de las Américas de Cuba, en novela, 1993
Premio Provincial de Poesía 1977
Premio Provincial de Obras Dramáticas 2010.

Fotos: Google

Publicado por Juana Manuela

Empresa destinada a la publicación de textos de difernetes géneros literarios, como así también a la difusión de nuestra cultura latinoamericana.

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