Por José Gómez Garzón
El saber popular del valle de Tarija se desarrolló condicionado a la geografía de su encantador paisaje, escenario natural y cultural de inspiración poética y musical por sus bellas rinconadas en el paso a la montaña, bosquecillos naturales, ríos, cañones y cascadas con agua cristalina, lindas vegas o campiñas, benigno clima, simpatía, afabilidad, hospitalidad de su gente y, también, como resultado de los episodios histórico sociológicos acontecidos en su territorio, donde reposan felizmente tradiciones y costumbres de raigambre hispánica y americana que sellaron sus primeros pobladores, como el lenguaje castellano, el único que habla el chapaco.
La pléyade de poetas laureados, renombrados compositores musicales y los trabajos de investigación que contribuyeron a la sabiduría popular del chapaco y conservar nuestro rico acervo vernacular, ratifican a TARIJA LA TIERRA DE LA COPLA, DE LA TONADA, DE LOS CANTARES, DE LOS ROMANCEROS, DE LOS AYES.
Introducción:
La vida en la armonía del paisaje del valle es única, todo cobra contornos grandiosos, se vive, se ama, se sueña con intensidad, el cielo deleita con su serenidad, el sol juega una danza de colores en el ramaje de la arboleda, parece que el hado hubiese derramado una de sus acuarelas en la tierra, puesto que uno vive la emoción real de estar apegado más que nunca a lo terreno (Franz Ávila del Carpio 1945)
¡Canción de la tierra! Ante el advenimiento de la primavera, Oscar Alfaro 1966 en La Copla Vivida, escribió estas mágicas palabras:
“La aurora de mil colores pinta las floridas huertas, mientras cantan los almendros borrachos de primavera. Moviendo sus flores blancas como pañuelos de seda, los floripondios del patio están bailando la cueca. Y los vientos y las aves, y las rosas y las yerbas parecen decir a gritos: ¡Que viva la madre tierra! El arpa azul de la lluvia toca sus fulgidas cuerdas derramando mil arpegios como gotas de agua fresca. En las puertas de las chozas los gallos contrapuntean, aplaudiendo con las alas sus canciones mañaneras. Y en mil versos de colores escritos con flores nuevas, canta mi suelo nativo un himno a la primavera”.
TARIJA ES LA TIERRA DE LA COPLA, del contrapunto, del romancero y de los cantares que irradian las emociones de la gente valluna y, que marca su identidad folclórica y cultural. Existe clara conjugación de la poesía que brota del paradisíaco paisaje del valle de Tarija con su música.
Por cortesía especial del poeta salteño Aníbal Aguirre, amigo de Tarija, llegó a mis manos este concepto del Diccionario de la Literatura (Federico Sainz de Robles):
Copla o cantar, el más natural de los desahogos del alma humana, en la que se combinan la música y la poesía. Es una de las primeras manifestaciones artísticas del hombre, recoge todos sus estados emocionales y sus afectos. Para que se inmortalice, se debe ajustar a la idiosincrasia popular, que se subjetivice, que llegue al corazón del pueblo, y que cada uno que la recite o la cante; la sienta como suya.
Las Tertulias de Juana Manuela 