Por Argentina Mónico

Lamentablemente tenemos que decir que la MEDIOCRIDAD ha ganado terreno en nuestros días, al parecer la Sociedad está convencida, de que el Estado le debe proporcionar las cosas, y que el TRABAJO es sólo para quienes aún pensamos que para poder hacer una PATRIA grande debemos trabajar y esforzarnos.
¿Pero qué entendemos por Mediocridad?
La palabra mediocre proviene del latín mediocris que significa “medio” o “común”, compuesto por el vocablo medius que expresa “medio o intermedio” y ocris que significa “montaña o peñasco escarpado”. Esto indica a algo o alguien, que se queda a mitad del camino siendo la cima de la montaña el destino final. También este término es usado como adjetivo, para indicar algo con escaso valor o realizado con el mínimo esfuerzo.

Erasmo de Rotterdam fue un humanista, filósofo, filólogo y teólogo holandés, autor de importantes obras, como Educación del Príncipe Cristiano, en la cuál hace una descripción de las cualidades que debieran formarse en quien dirige una pueblo o nación, poniendo especial dedicación en la formación de un sujeto que está para servir al pueblo y dar su ejemplo.
“Esfuérzate con tu gobierno para que quien vaya a sucederte, no sea como tú, sino mejor mientras tanto prepara a tus hijos para su futuro mando, de modo que a ti te suceda otro mejor.”
Erasmo de Rotterdam (1996). Educación del príncipe cristiano. Edit. Tecnos.
Pero hoy al parecer el término mérito está mal visto, siendo su sentido como el “valor o importancia de una persona o de una cosa”, ya que nadie se ESMERA por ser MEJOR, y los que lo hacen no reciben ningún reconocimiento, por consiguiente, el modelo ha seguir es simplemente SE MEDIOCRE, porque si te esmeras no recibirás nada a cambio.
Es increíble que quién nos debe dar el ejemplo, en este caso nuestro presidente diga que “el mérito no nos hace evolucionar”, y si es así, estaría coincidente con la frase de Erasmo mencionada en el título de este artículo.
Es evidente que sin ESFUERZO no se logra nada, que desde niños nos educan para realizar las tareas personales de la mejor forma, y que, si algo nos CUESTA seguramente tendrá su recompensa, que no necesariamente será monetaria, porque lo mejor es valorar el trabajo como un bien personal, algo que nos hace crecer espiritualmente.

Así José Ingeniero, sociólogo y médico nacido en Italia, pero radicado en Argentina, en su libro El hombre mediocre, dice “La evolución humana es un esfuerzo continuo del hombre para adaptarse a la naturaleza, que evoluciona a su vez” (2011, p. 8)
Qué lejos está de la frase de quien nos preside, por cuanto es evidente que, sino hiciéramos mérito en el día a día, nada de lo que tenemos a nuestro alrededor se hubiera conseguido.
Este autor, define a la Mediocridad como “una ausencia de características personales que permitan distinguir al individuo en su sociedad. Ésta ofrece a todos un mismo fardo de rutinas, prejuicios y domesticidades; basta reunir cien hombres para que ellos coincidan en lo impersonal: “Juntad mil genios en un Concilio y tendréis el alma de un mediocre”
Ingenieros J. (2011, p. 33). El hombre mediocre. Edit. Centro Editor de Cultura
Por ello señala, que cada individuo debería distinguirse en la Sociedad, a través de sus cualidades particulares, de su esfuerzo y sobre todo en la búsqueda de sus ideales o metas; ya que “El poder que se maneja, los favores que se mendigan, el dinero que se amasa, las dignidades que se consiguen, tiene cierto valor efímero que puede satisfacer los apetitos del que no lleva en sí mismo, en sus virtudes intrínsecas, las fuerzas morales que embellecen y califican la vida”. (p. 34), por consiguiente, hay quienes pretenden que la Sociedad sea MEDIOCRE para alcanzar sus intereses particulares.
Sin Educación el pueblo puede ser DOMINADO, podemos lograr un sujeto domesticado, que simplemente haga y diga lo que el poder les marca.
Por ello qué importante es formar a nuestros niños, en sus capacidades individuales, potenciando sus habilidades, valorando su esfuerzo en el día a día, NO para formarlos en la normalidad, sino para hacer de ellos sujetos que persigan sus propios ideales con un sentido de Bien común, que nada tiene que ver con el Sentido común, que es colectivo, retrógrado y dogmatista.
Es necesario, volver a trabajar desde la Familia, en la formación de los méritos personales de los niños, en la cultura del trabajo, en las recompensas por los logros alcanzados, y sobre todo, que los Padres den su ejemplo, porque sin duda la imitación desempeña un rol importante y permite la construcción de la personalidad social.
¿Pero cuáles son los peligros de la Sociedad mediocre?
Un estado que persigue la Mediocridad, lo hace con un solo sentido “dominar a la masa”, ya que agudizan su ingenio, para falsear la verdad, crean un mundo de valores ficticios que favorecen sus propios intereses; total el pueblo los alaba por las dádivas que les dan sin ningún esfuerzo.
Así Ingenieros dice: “Acomúnense por millares para oprimir a cuantos desdeñan encadenar su mente con los eslabones de la rutina”
José Ingenieros (2011). El hombre mediocre. Edit. Centro Editor de Cultura.
Los oprimidos somos los que creemos en la cultura del trabajo, del esfuerzo, los que cada día desde nuestra cotidianeidad, pensamos en la mejora de nuestra calidad de vida, y procuramos hacer cosas por el bien común, por nuestra PATRIA.

Y es así que Ortega y Gasset, en su libro “La rebelión de las masas” plantea que el hombre masa es el hombre previamente vaciado de su propia historia, sin entrañas de pasado y por lo mismo dócil, que está atento a fingir ser cualquier cosa, tiene solo apetitos, cree que sólo tiene derechos, pero no obligaciones, por lo tanto, es hostil al liberalismo, ya que no ejerce su libertad, simplemente se deja llevar por quien lo domina. Y quien gobierna a las masas tiene un gran poder.
Lo que nos interesa ahora es reflexionar sobre la Educación, una formación que comienza en la Familia y se extiende en la Escuela y que debiera potenciar las habilidades personales.
¿Qué rol tiene la Educación en la Sociedad?
Sin duda que uno de los pilares de todo Estado es la Educación, porque sin formación no tendremos ciudadanos útiles, que puedan actuar de manera competente en las diferentes actividades humanas, y así lograr el progreso de la Sociedad.
Deberían existir políticas de Estado, independiente de los partidos políticos de turno, que posibiliten que la Educación se desarrolle y alcance los límites de la excelencia.

“La excelencia nunca es un accidente. Es siempre el resultado de una alta intención, un esfuerzo sincero y una ejecución inteligente; representa la sabia elección de muchas alternativas – la elección, no el azar, determina tu destino”. (Aristóteles)
Por consiguiente, la finalidad de la escuela no solo es la de transmitir a las nuevas generaciones los conocimientos útiles para insertarse en la sociedad, sino sobre todo, potenciar en los niños sus habilidades personales, trabajar sus inteligencias múltiples, como plantea Gardner y lograr una formación en valores, que permitan trabajar los grandes problemas de la sociedad de hoy: desigualdad, segregación, falta de recursos, abandono, violencia, apatía social, desmembramiento familiar, entre otros.
Esta reflexión sobre los valores en la Educación, permitirá encontrar respuestas a dichas problemáticas, y, sobre todo, logrará que los sujetos que se forman, encuentren sentido y utilidad a su formación personal, para ser ciudadanos de Bien.
Las teorías actuales pretenden superar los modelos meritocráticos, que defienden la igualdad de oportunidades para todos, pero en su aplicación, se siguen generando mayores desigualdades, sobre todo en la redistribución de los recursos según las geografías.
De algo que estamos seguros es del valor de la Educación como fuente de transformación social, y es desde este punto que debemos partir, desde un sentido de liberación personal y apoyo moral.
Vivimos en una sociedad globlal, exigente y competitiva, en la que se exaltan los valores individuales en detrimento de los sociales y colectivos, y donde la heterogeneidad de culturas, provoca mayores desigualdades sociales y educativas.

La escuela ha de ser un lugar de encuentro entre alumnos de orígenes sociales, familiares y culturales diversos, donde se construyan valores de respeto, tolerancia y solidaridad. Es preciso crear comunidades educativas comprometidas moralmente, en la formación de dichos valores en las aulas.
Sin embargo, existe una tendencia en determinados sectores sociales a preferir escuelas homogéneas a escuelas heterogéneas, y a preferir la selección a la integración, y esto también está asociado a los intereses políticos de la sociedad, y al desarrollo de una sociedad de masa por conveniencia.

