Apuntes sobre los imaginarios sociales

Por Emilia Baigorri

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El tema de los imaginarios sociales nos impone, desde su esencia, ubicarlo en una línea de intersección entre dos universos: el de la Historia y el de la Intrahistoria.
Es importante recordar antes qué es la Historia, no porque sea su opuesta sino por el contrario, su punto de partida. Intrahistoria es una palabra que involucra desde su significado a la persona en su condición más real, en su cotidianeidad.

Historia es la sucesión de hechos a través del tiempo protagonizado y destacado por una persona, por un héroe o por un grupo (pueblo). Para el historiador Arnold Toynbee 1 la Historia coexiste con el hombre desde su origen y desde esa antigüedad, transita el camino del tiempo con carácter cíclico. Un contemporáneo, Zygmunt Bauman 2 , retoma el concepto y centra su definición en el historiador expresando “los hechos solo hablan cuando el historiador apela a ellos” y es él quien decide qué sucesos se van a seleccionar, en qué orden y contexto hacerlo. Esa actividad puede estar teñida por intereses o ideologías. También, cuando el historiador decide hacer un retorno al pasado es él quien selecciona los hechos para traerlos al presente y ponerlos en vigencia nuevamente. Su rol es muy importante.

Un concepto actual que pretende instalarse como parte de la misión de la Historia es la posverdad pero adolece de vicios como la distorsión de la realidad con intencionalidades prefijadas, tal vez la principal sea la manipulación de la opinión pública. La posverdad, como su propio nombre indica, es lo que está detrás de la verdad, una suerte de diseño de la mentira.

La Intrahistoria en cambio, es la que escucha las voces anónimas que gritan sus realidades, es un sedimento en el que se sostiene la Historia, no tiene nombres propios ni héroes en el concepto clásico.

La literatura española cita al filósofo Miguel de Unamuno 3 como el iniciador de este concepto en su libro «En torno al casticismo» a fines del siglo XIX y un siglo más en Italia, prevalece el concepto de microhistoria a instancias del historiador italiano Carlo Ginzburg 4 “quien no se refiere a grandes batallas y gestas o reyes y princesas sino en individuos periféricos y en actos de la vida cotidiana del hombre común”. Alejo Carpentier 5 , desde su teoría del barroco, propone una nueva definición de la historia perfilando su mirada a la realidad cubana.


León Portilla, historiador mexicano, destaca la importancia de los actos humanos en forma integral y sostiene que el historiador es el filósofo de la vida.
Intrahistoria es, entonces, la realidad diaria que construyen los seres anónimos; es la unión de las voces, de los clamores, de las urgencias y las paradojas que habitan en la vida de todos.
¿Porqué voces? Porque se las escucha permanentemente con un agrio sonido evidenciando una resistencia a la resignación.

  • 1. Arnold Toynbee, Estudio de la Historia contiene las principales líneas de su pensamiento basado en ciclos históricos.
  • 2. Zygmunt Bauman, (Polonia, 1925 – 2017), sociólogo. Su mirada particular sobre la posmodernidad a la que llamó “modernidad líquida”, buscaba rescatar lo mejor del pasado para construir a partir de él una vida de regocijo, no de angustias. Su obra póstuma Retrotopía es una prueba de ello.
  • 3. Miguel de Unamuno (1864 1936) Escritor y filósofo español. Integró la Generación del 98.
  • 4. Carlo Ginsburg, (1939) historiador italiano, creador de las microhistorias .
  • 5. Alejo Carpentier, escritor y musicólogo nacido en Lausana en 1904. Su familia se radicó en Cuba donde desarrolló su actividad de escritor y musicólogo. Su palabra fue fundamental en la literatura hispanoamericana del S. XX.

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