
El neurocientífico argentino, Dr. Facundo Manes, en su trabajo Usar el cerebro, producto de años de investigación, sostiene que la imitación y la observación de nuestras reacciones son las que le ayudarán al bebé a reemplazar los balbuceos por las palabras.
También, en otro estudio:
El ser humano no es solamente una masa orgánica que se desarrolla independiente del medio ambiente y de los contenidos de la subjetividad. El ser humano es un ser complejo y su desarrollo comprende la integración activa de las dimensiones orgánica, psicológica y social, las cuales se influyen mutuamente. Esto significa que los modos de ser de una persona reciben influencias tanto de las características de su organismo, como de las características del medio socio cultural en que vive y de los significados, que a partir de sus relaciones con ese medio, se depositan en su universo subjetivo. Silvia Friedman .
Leer es realizar un tránsito. Es transportar un universo desde el mundo externo hacia el mundo interior, es sentir las diferentes vivencias que provoca el encuentro entre esos dos universos pudiendo ir desde un impacto, conmoción, conflicto o golpe hasta un acuerdo, unión, emoción, placer, gusto, sorpresa, pasión o recuerdo, desavenencia, angustia, rechazo, dolor. Producido el encuentro nace una respuesta, se vuelve nuevamente al mundo exterior desandando el tránsito inicial. Ese encuentro no es voluntario, es de alguna manera impuesto, el nuevo ser se incorpora a un mundo de adultos y se convierte en habitante de ese mundo y se instala en él a partir de lecturas infinitas de voces, gestos, palabras, sonidos, ruidos, gritos, rumores, exclamaciones e imágenes. El acto de leer es permanente. De una manera o de otra percibe el entorno, lo incorpora, lo vive y devuelve ese encuentro a través de una contestación la que tendrá los caracteres según el eco que ha provocado en su universo interior. Serán esas lecturas las que irán formando un padrón de sensaciones y estados expresivos constituyendo determinados caracteres los que serán de ahí en más en el futuro, los modos particulares de reaccionar ante diversos estímulos. Para el futuro quedará la enseñanza y la capacidad de leerse uno mismo, de mirar el universo interior, de mirar con los ojos del alma.
Es el momento en que se inicia el campo expresivo.
Del acto de leer pasamos al acto de hablar.
El acto de hablar, como cualquier otro, tiene un comienzo el que se sitúa en la primera etapa de la vida se manifiesta a través del balbuceo.
Balbucear (balbucir) es hablar o leer con pronunciación entrecortada, torpe, lenta y vacilante, trastrocando a veces las letras o las silabas.
Balbucear es emitir sonidos “sin formas” a través de los cuales los nuevos seres expresarán sus estados de ánimos y necesidades, el balbuceo es la primera manifestación del lenguaje, es casi el anuncio de lo que más adelante será la palabra. Ese tiempo del balbuceo comienza dentro de la etapa conocida como edad temprana, a los cinco meses de vida y se sitúa detrás de la primera edad que arranca desde el primer minuto de existencia en el mundo externo.
Si en esta primera etapa en la vida de una persona ya se han incorporado en su naturaleza los referentes del mundo al cual se incorpora ¿qué puede decirse entonces del tramo que le corresponde transitar hasta que se inicia en su actividad escolar?
Cuando un niño o niña llega a la escuela a los cuatro o cinco años ya llega tarde en relación a la lectura si no se ha trabajado en ese tramo temporal anterior.
El pequeño ser primero balbuceaba luego vacila, duda, titubea, está indeciso. Las vacilaciones son incertidumbres normales en una persona, pero deben superarse para afirmar las decisiones.
Quiero decir que esta etapa es de suma importancia, la más importante y por eso debe cuidársela.
No debemos abandonar aquel viejo remedio casero y por eso sabio de contar historias a la hora de dormirnos.
Creo que tan solo una madre sabrá que canción entonar para su pequeño niño, que canción de cuna susurrará a sus oídos.

¿Volverán aquellas historias… Contadas por las madres a sus hijos, cuando el sueño da vueltas y vueltas para instalarse junto a ellos cada noche?
e.b.
- Friedman, S. Pontificia. La tartamudez en la infancia. Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo en http://www.ttmib.org/documentos/Friedman1.pdf
- Manes, F. (2014). Usar el cerebro. Planeta. Bs. As.
- Fe de erratas en la primera publicación, Diccionario Editorial SOPENA corresponde 1975.
