Dedicado a Ricardo y Horacio
Que sangre de arrabio y metales puros
hoy alientan tu frente
como ese sol que forjas en la fuente
a golpes de tiempos oscuros.
Que música de himnos te llevan al frente
para donar tu corazón de Guerrero
al grano naciente del acero
cambiando miradas de amor urgente.
Con ese darte de trigales maduros
labras el hierro, la amistad y la escritura,
genio que al límite de la cordura
hoy ilumina nuestra sombra de futuros.
Tal vez traigas en los golpes del fuego
el lejano latir de aquella memoria
que por romper el miedo de la historia
creo la hombria de una raza sin sosiego.
