Por Cecilia Ovalle
Cuando Gonzalo me dedicó su libro, escribió:
“si algo resuena en vos, ya valió la pena”.
Como una pequeña profecía, esa frase acompañó mi lectura. Y tuvo razón: sus relatos transitan con maestría, sencillez y sensibilidad la salteñidad, pero al mismo tiempo nos proyectan hacia lo universal.
Nuestros modos, nuestros espacios y nuestra identidad lingüística laten en cada página.
Está “el centro cultural que tenía recubierta sus paredes con vidrio espejado”, “un establecimiento que había sido adaptado para cumplir sus funciones educativas”, está “la Luciana”, el “ofrecer el chichi”.
Cada cuento recorre ámbitos, edades y situaciones de la vida cotidiana que nos resultan cercanos, y lo hace con manejo cuidadoso de los recursos narrativos como por ejemplo las distintas voces narrativas y puntos de vista, así como la capacidad de abordar con talento tanto temas que le son propios (como las realidades cotidianas de la enseñanza) como otros que podrían parecerle ajenos, como por ejemplo las vicisitudes femeninas. Así, cada pieza habla del otro y a la vez, de uno mismo.
Aunque muchos personajes atraviesan momentos de crisis o de angustia, el humor o la ironía aparecen como un talismán que descomprime y alivia. El realismo predomina, pero en algunos relatos irrumpe lo fantástico, recordándonos que la realidad nunca es única y que puede girar de forma inesperada.
Capturas es un libro que no solo narra, sino que escucha, guarda ecos y dialoga con nuestra tierra, con nuestras palabras, con las palabras de otros escritores y con las emociones que nos atraviesan.
Leerlo es asomarse a un espejo que nos devuelve, sin filtros, lo que somos: para reconocernos, incomodarnos, reaccionar o sonreír.
Mario Gonzalo Sosa nació y vive en Salta. Es Profesor en Letras (UNSa). Comparte su vocación por la palabra como docente en los niveles secundario y superior, y encuentra en la lectura un refugio y una forma de estar en el mundo. Su vínculo con la literatura es constante, íntimo, inquieto. Capturas, su primer libro, nace del deseo de detener el instante, de mirar con otros ojos lo cotidiano e intentar que la escritura ficcional haga lo suyo: fijar, revolver, resonar.
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Las Tertulias de Juana Manuela 