Los espejos de América, Francisco Ruiz Figueroa

Bien cultural salteño

Por Silvana Irigoyen

Pinto imágenes que valen mil palabras, pero la poesía a veces no queda en ninguna

Francisco Ruiz (Pancho) o «Socompita» como lo había «bautizado»  afectuosamente el poeta  Manuel Castilla, es un  artista plástico de vasta trayectoria y sólida formación académica que nació en Salta donde se inició en el   estudio del arte, y desde esta tierra provinciana (que tanto ama y a la que siempre regresa) se proyectó al mundo.

Recibió numerosos premios nacionales e internacionales.

 

Después de transitar años de formación académica por Buenos Aires, donde estudió en la Escuela Superior De la Nación “Ernesto de la Carcova”, (en su tiempo fue la escuela de arte más importante de América), el artista salteño se trasladó a México, becado por OEA donde estudió restauración de pintura.

Expuso individualmente  en New York, Montreal, México, Cuba, República Dominicana y del Salvador, Colombia, Bolivia, Buenos Aires, Tucumán, Salta y hace 40 años está radicado en Colombia, donde se sintió impregnado de  esa sensualidad  que el Macondo de García Márquez le había tatuado a flor de piel.

Y asi transcurre, desde entonces,  los días y las noches: entre la soledad cósmica de la Puna salteña y la exhuberancia del trópico en Colombia.

«Unir  la soledad de la puna, Socompa, (donde la nada y la soledad son vecinas)  y Macondo( donde el trópico es la exuberancia) Socompa y Macondo suenan parecido,tienen las mismas vocales y lo contrario siempre se atrae»

Y paradójicamente es la definición de su obra:  exhuberancia, apasionamiento, exploración,  indagación e interpelación;  todo esto y más en esos  espejos que trasuntan soledad, postergación y  olvido de esta América ancestral e insurrecta, pero desde donde tambien emerge el ser humano a la intemperie. La composición, el equilibrio, la asombrosa geometría dan cuenta de un Maestro que sabe hacia dónde va ( y de dónde viene).

Lector fervoroso de Jorge Luis Borges, en su obra plástica cobran una nueva simbología los espejos y sus destellos; los laberintos y los ojos escrutadores.

Los espejos de América se convirtieron en un gran concepto visual en el que debía predominar la luz
El tiempo puede ser un color, el destino una forma, y nosotros simples testigos o guardianes.

«Los espejos de América se convirtieron en un gran concepto visual en el que debía predominar la luz. Esa luz era el cimiento de una identidad en construcción, un campo para la introspección y la exploración estética de culturas diversas» Valledupar, 2021

Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
paredes de la alcoba hay un espejo,
ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo
que arma en el alba un sigiloso teatro.

Jorge Luis Borges

«Tlön será un laberinto, pero es un laberinto urdido por hombres, un laberinto destinado a que lo descifren los hombres» 

Jorge Luis Borges, libro Ficciones

Francisco Ruiz entendió prontamente que era necesario recuperar el valor simbólico y espiritual del oro para las sociedades indígenas. Así es cómo pintando los espejos de América el artista consiguió “acercarse a la luminosidad de los dioses indígenas”. Valledupar, Colombia, 2021.

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