Por Argentina Mónico

Una de las canciones que caracteriza nuestro carnaval salteño, es sin duda la zamba La Cerrillana, compuesta por Abel Mónico Saravia en letra y en música de Marcos Tames.
¡Cómo olvidarte Cerrillos si por tu culpa tengo mujer…!
Esta es la letra original de la Cerrillana que ha sido encontrada en un montón de papeles que tenía mi padre en casa, fechada en el año 1969, que era más larga y luego fue adaptada por Los Chalchaleros cuando la grabaron.


La letra describe cómo eran las carpas de antaño, cuando se llegaba a caballo, luciendo los fletes con el mejor ensillado y con la albahaca en la toquilla, con la ilusión de encontrar alguna «prenda» para bailar y enamorar:
Desmonté del caballo,
A. Mónico Saravia
me puse cerca
pa´ mosquetear;
con el alma en un hilo,
mi negra linda, te vi bailar,
cuando terminó el baile
una cerveza te fui a brindar.
También describe el lugar, las carpas eran de piso de tierra, donde las familias enteras acudían a festejar el carnaval; las serpentinas, harina y pintura eran el juego preferido de los niños, que se atrevían a pintar a los grandes mientras bailaban. La música era de puro folklore, se escuchaban los violines, el arcodeón, las guitarras, pero también las cajas que no faltaban para soltar una baguala, cuando ya estaban medio «entonados» los concurrentes.
Luego siguieron zambas
A. Mónico Saravia
bailamos juntos
sin descansar
entremedio los cohetes
y serpentinas del carnaval,
hasta que llegó el alba
con las bagualas
déle cantar.
Los días de carnaval eran sagrados para la gente del campo, trabajaban duro durante toda la semana, porque sabían que luego tendrían la recompensa. Con tiempo preparaban sus pilchas, tenían bien alimentado al sillonero, y preparaban su suerte para el juego de la taba.
Al llegar a la carpa, no faltaban las «vivas» que daban con sus caballos, para hacer notar al público, que eran buenos jinetes.
¿Quién no ha disfrutado alguna vez de las carpas salteñas?, aquellas donde toda la familia disfrutaba de la música y el canto nuestro; y donde los niños jugaban inocentemente con agua, harina y serpentinas. Recuerdo que del quimil se sacaba la grana con la cuál nos pintábamos la cara de color carmesí.
En los años 70 se filmó la película Argentinísima, que recorría diferentes provincias mostrando su folklore, en el caso de Salta se filmó la fiesta del carnaval en la Carpa «Chañarcito» de Marcos Tames, recuerdo que fueron varios días de grabación, porque en una de esas sesiones, a mi papá le pintaron la barba de rojo, y tuvo que estar varios días para despintarse, para volver a hacer la grabación.
Sin duda que las canciones se convierten en íconos, donde el autor cobra vida en las voces de tantos que la cantan. Es el caso de esta zamba carpera, que resuena en tantos festivales y que la gente ya la hizo suya.
