Por Fernanda Rossi

La noche es un manto salpicado de estrellas. Desde la terraza, observo la luna, un disco plateado que me recuerda tu rostro. Sin pensarlo, mis labios dicen «te extraño», palabras que resuenan en el silencio nocturno con una intensidad que me sorprende.
Cierro los ojos y me sumerjo en un mar de recuerdos. Imágenes de una vida pasada flotan a mi alrededor. Tengo la certeza de haberte conocido en un lugar más allá del tiempo y del espacio, dos almas unidas por un vínculo eterno. Creamos un universo juntos.
Pero la vida, en su infinita sabiduría, nos separó, reencarnando en cuerpos humanos, olvidando nuestras vidas pasadas pero conservando la esencia de nuestro amor. Y ahora, aquí estoy, anhelando tu presencia, buscando en cada amanecer y en cada atardecer una señal de que también me recordas.
La luna, esta noche, parece más cercana que nunca. Su luz se dibuja como un puente entre mi mundo y el tuyo, un portal para sentir tu presencia. Cierro los ojos y te imagino aquí, a mi lado. Bailando bajo este cielo estrellado, tu risa cristalina, tus ojos infinitos y el roce de nuestros cuerpos. Intuyendo que nuestro amor trasciende cualquier límite. Con cada latido de mi corazón, te siento más cerca, nuestras almas resonando al unísono.
Suspiro mientras extiendo mi mano hacia la luna. Cierro los ojos y susurro «te extraño». El viento suave de la noche me trae tu respuesta, una conexión profunda, una sensación de paz y plenitud que me invade por completo.
Tal vez, el amor que sentimos trasciende las dimensiones, los tiempos y los espacios. Tal vez, nuestro amor es eterno, y aunque estemos separados por la distancia y por el tiempo, nuestros corazones siempre estarán unidos.
Abro los ojos y sonrío. La luna sigue allí, brillando intensamente en el cielo nocturno. Sé que volveremos a estar juntos. Quizás no en esta vida, quizás en otra dimensión, en otro tiempo, pero nuestros caminos se cruzarán nuevamente.
Hasta entonces, seguiré buscando tu presencia en cada amanecer, en cada atardecer y en cada sueño. Susurrando en el viento «No demores Amor, te espero.»
Fernanda Rossi
Escritora y tallerista. Community manager. Especializada en literatura infantil. Miembro de la SADE filial San Lorenzo. Actualmente reside en la localidad de San Carlos (Salta), desde donde realiza su gestión cultural. Entre sus obras figuran: Duermevela (2012) galardonado con el Primer premio “Oscar Montenegro”, por la Secretaria de Cultura de la Provincia de Salta. Los Puentes de Uquía (2010). Cuando la tierra habla Wichi (2013). El mensaje de Chuscha (2014). La piedra del rayo de Sol, (2017), entre otros que aún están sin publicar.

