Por Lucila Moro

Si bien la ansiedad, en general, se caracteriza por una preocupación excesiva por el futuro, en el caso de los adultos mayores, esta experiencia puede tener algunas particularidades.
La soledad: el aislamiento social, la falta de contacto con familiares y amigos puede intensificar la ansiedad.

Las preocupaciones económicas: la incertidumbre financiera, el miedo a no tener suficiente para vivir, son muy comunes.
La muerte y la cercanía del final de la vida: puede generar reflexiones y temores existenciales.
Se manifiestan de diferentes maneras.
- Síntomas físicos: Temblores, sudoración, palpitaciones, dificultad para respirar, molestias digestivas, insomnio.
- Síntomas emocionales: Inquietud, irritabilidad, miedo, dificultad para concentrarse, pensamientos catastróficos.
Diferencias con la ansiedad en jóvenes:

Enfoque en el pasado: Los adultos mayores pueden meditar o examinar eventos pasados con sentimientos de culpa o vergüenza.
Los síntomas físicos más prevalentes: La ansiedad en adultos mayores puede manifestarse más a nivel físico que emocional, lo que dificulta el diagnóstico.
Menor reconocimiento y tratamiento:
Pueden cometerse muchos errores en el momento de diagnosticar la ansiedad en este grupo etario y hacer un diagnóstico equivocado. Sobrediagnosticar y no identificar algo que sí está presente.
Es importante recordar que:
La ansiedad en adultos mayores es tratable y existen diversos enfoques terapéuticos, como la terapia cognitivo-conductual, que pueden ser muy efectivas.
Es fundamental buscar ayuda profesional si la ansiedad interfiere con la vida cotidiana, pues día a día aumentan la cantidad de casos.

